Brittany Maynard, la joven de 29 años enferma de cáncer terminal que conmocionó a EE.UU. al anunciar su suicidio asistido para hoy, pospuso su decisión para disfrutar más tiempo con sus seres queridos.
Para el suicidio asistido los pacientes piden las drogas por escrito y, quince días después, realizan un pedido en forma verbal. Otros quince días pasarán antes de completar el trámite y firmar los papeles definitivos.
"Todavía me siento lo suficientemente bien, todavía tengo la suficiente alegría, todavía río y sonrío con mi familia y con mis amigos, así que creo que este no es el momento adecuado", explicó Maynard en un video publicado en internet. Aún así, la joven dijo que ese día llegará, porque siente que cada semana está más enferma.
La historia de Maynard tuvo un impacto inusual en Estados Unidos, donde se reavivó el debate sobre la eutanasia, con voces que se alzaron para respaldarla y otras —incluso de otros pacientes terminales— para cuestionarla.
El suicidio asistido es legal en sólo cinco estados de EE.UU., por lo que la joven, que vivía en Oakland (California), se trasladó junto a su familia al vecino estado de Oregón, que sí permite esta práctica.
Además Maynard creó el Fondo Brittany Maynard, en cuya página de internet colgó el jueves el video, para promover el "derecho a una muerte digna" en todo el país.
"Cuando la gente me critica porque no espero más tiempo o porque no sigo lo que ellos han decidido que es mejor para mí, me duele. Porque yo me arriesgo cada día, cada día por la mañana al levantarme", dijo la joven.
El calvario comenzó en enero, poco más de un año después de casarse. Maynard fue al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sentía. Le encontraron un grave tumor cerebral.
El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas informaron a Maynard que sólo le quedaban unos meses de vida. Además le explicaron cómo estaba previsto que se desarrollase la enfermedad, y que le causaría un gran y prolongado dolor antes de terminar con su vida.
Ante esta situación, la joven decidió trasladarse junto a su familia a Oregon, donde la ley del estado le permitió que los médicos le proveyesen de un fármaco que terminará con su vida sin causarle dolor si ella decide ingerirlo.
Sólo Oregon, el estado de Washington, Montana, Nuevo México y Vermont permiten esta práctica.
La historia de la chica se dio a conocer a través de un video publicado en YouTube, en el que explicó que iba a tomar unas píldoras para morir en la habitación que comparte con su marido, rodeada de sus seres queridos y escuchando su música preferida.
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