Caso Nazarena: el padre culpó a la madre por la muerte de la bebé

El sol ya había caído cuando Mario Molina y Esperanza Barzola llegaron a declarar al juzgado penal N°3 por la muerte de su beba Nazarena. El padre de la pequeña víctima, que murió por las consecuencias de un fuerte golpe en la cabeza, compadeció ante la juez Virginia Palacios y dijo que la culpa de lo sucedido es de su pareja. La joven acusada se abstuvo de contar lo sucedido y pidió una prórroga de la indagatoria. “Solo dijo, entre llanto, que ella nunca le pegó a su hija”, contó la magistrado, que caratuló la acusa como “Homicidio doblemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento”.

Los primeros datos de la investigación policial daban cuenta de que Molina se había fugado luego de la descompensación de Nazarena y que fue detenido por un policía cuando se presentó en el Hospital San Luis para saber cómo estaba la niña.

A las 20:40 la pareja salió, encapuchada, de uno de los ascensores del Poder Judicial. Él vestía zapatillas, jean celeste y buzo a rayas. Ella en cambio, tenía un aspecto mucho más humilde: pantalón deportivo manchado con tierra, un pulóver fino y ojotas que dejaban entrever sus pies sucios.

Momentos antes, Aldo Arrieta, el abogado de Molina, había subido desde las celdas del subsuelo tras darle instrucciones a su defendido. “Por el momento el defensor de Barzola es el defensor oficial, Carlos Guillermo Salazar”, contó Palacios.

“Puntualmente, Molina culpó por lo sucedido a Barzola. Dijo que el día 26 él se fue al campo a trabajar y que regresó recién el día 28. Contó que cuando llegó a su casa su pareja no le había dado de comer a la nena. Mientras esperaba que ella trajera algo del quiosco le dio un poco de gaseosa en la mamadera, y fue cuando notó que Nazarena tenía un moretón en la cabeza”, reprodujo la juez. “Luego relató que la pequeña tiritaba o temblaba, y que una de sus hermanas llamó una ambulancia. Remarcó el hecho de que Barzola se quedó con la nena en brazos sin tener ninguna reacción y que cuando llegó la ambulancia fue él quien salió con la chiquita en brazos y se la entregó al médico, que le confirmó que la nena había muerto”.

Los primeros datos de la investigación policial daban cuenta de que Molina se había fugado luego de la descompensación de Nazarena y que fue detenido por un policía cuando se presentó en el Hospital San Luis para saber cómo estaba la niña. Pero en su declaración contó otra cosa: “Aduce que nunca se fugó y que fue él mismo el que se entregó en la comisaría 4ª acompañado de un policía amigo”, contó Palacios. “Cuando le preguntamos por qué no fue al centro médico a visitar a su hija dijo que fue porque se tuvo que quedar al cuidado de la otra pequeña”.

Respecto a cómo era Esperanza con Nazarena y su otra hija, que tiene un año y medio, “contó que la mujer tenía constantes brotes de violencia y que era ella quien les pegaba a las chiquitas. Es más, dijo que su madre, que vive en el mismo terreno donde ellos tienen su casa, le había advertido que las nenas lloraban mucho, pero cuando se le preguntó porqué no había hecho nada al respecto, dijo que temía que si denunciaba a Barzola podrían quitarle a las pequeñas como ocurrió con los otros tres hijos de la mujer, y que él no quería que sufriera eso otra vez”.

El acusado también aseguró que Barzola descuidaba a las nenas y “que era él el que muchas veces les daba de comer y las cambiaba”. Cuando “le preguntamos si por las reacciones de su mujer no tenía miedo por la seguridad de sus hijas, dijo que sí, aunque volvió a remarcar que no hizo nada por temor a que Barzola sufriera si le quitaban a las menores”.

Cuando terminó de relatar los detalles de la vida que llevaba junto a su mujer y sus hijas, Palacios le hizo a Molina una pregunta central: cómo se sentía respecto a lo sucedido. “Respondió que quiere que su pareja pague por lo que hizo, y respecto a si considera que él cometió algún error,  contestó que no”.