Con disfraces de los emblemáticos personajes de Roberto Gómez Bolaños Chespirito, decenas de miles de mexicanos acudieron ayer al Estadio Azteca para agradecer a su ídolo de la infancia por cuatro décadas de risas.
El féretro con los restos de Gómez Bolaños, fallecido a los 85 años, arribó cerca del mediodía después de un recorrido de unas dos horas por avenidas de la Ciudad de México llenas de admiradores que lo ovacionaron.
El ataúd, protegido en una vitrina de cristal, fue trasladado en una carroza roja en la que estuvo flanqueado por figuras del Chavo del Ocho, acompañado del barril en el que dormía, y del Chapulín Colorado con un gran corazón.
En otro vehículo del cortejo, que avanzó resguardado por motos viajaba su viuda, Florinda Meza, estrella de sus míticas series, que hacía gestos de agradecimiento por el cariño.
Aguardaban decenas de miles de niños y adultos, muchos de ellos con las clásicas antenas del Chapulín Colorado, otros con el corazón amarillo de este torpe y bien intencionado superhéroe o con la característica gorra y tirantes del Chavo del Ocho.
Mientras esperaban a su ídolo, en el estadio seguían el recorrido de la carroza en las pantallas gigantes, se lanzaban cánticos y se realizaba la tradicional "ola" de los partidos de fútbol.
Una gran cruz de madera fue colocada entre dos enormes fotografías de Gómez Bolaños en un escenario gigante en medio de la cancha, donde Chespirito dirigió y protagonizó la película "El Chanfle" (1979), en la que interpreta a un utilero del América que soñaba con ser goleador. El gobierno no ha anunciado por ahora ningún homenaje oficial.
"Era un genio"
Centenares de compañeros y personalidades mexicanas acompañaron a la familia del actor en una misa privada en los estudios de Televisa, a la que Chespirito dio audiencias televisivas récord en los inicios de los setenta. Estuvieron presentes Florinda Meza y sus seis hijos, los actores del Chavo del Ocho como Edgar Vivar (El señor Barriga) y Carlos Villagrán (Kiko), quien acabó manteniendo una amarga disputa con Chespirito.
"Se ha ido un genio, un maestro. Han pasado muchas cosas pero ninguna mala, cada quien con su trabajo. (...) Le debo todo lo que sé, soy un eterno agradecido. Lo quiero mucho", dijo Villagrán a la prensa antes de entrar al funeral.
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