Estaba cubierto de barro. La correntada lo había arrastrado probablemente varios kilómetros y depositó su cuerpo junto a una alcantarilla en el noroeste de San Luis, donde un taxista lo descubrió el viernes al mediodía, después de la copiosa tormenta de esa mañana. Pero por los indicios que encontraron los médicos forenses Ricardo Torres y Luis Lucero Arienti ayer a la mañana, no habría alcanzado a tragar agua o barro. Cuando su cuerpo quedó a merced del aluvión que bajaba de la zona este de la ciudad ya estaba muerto. Ésa es la certeza más sólida que obtuvieron los investigadores, que continúan la investigación para saber quién es la víctima.
Los peritos comprobaron ayer al mediodía que el hombre hallado el día anterior en el cruce de la ruta nacional 147 y el camino a Pescadores no fue víctima de un homicidio, sino que murió por causas naturales.
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