La primera fue una breve, pero cruda representación de cómo se producían los secuestros durante el último gobierno de facto. La segunda fue un relato, con una sutil analogía, que recordó el carácter opresor de aquella época que despertaba en el otro, miedo y sumisión. Con esas dos obras en una noche de función gratuita, el Teatro Independiente Mercedino (TIM) dejó en claro un mensaje: el de no olvidar lo vivido en el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, para no volver a pasar por esa oscura porción de la historia argentina.
Como ocurre tres veces en el año (el Día de la Mujer, el Día de la Madre y el Día de la Memoria), el plantel del TIM le regaló al público una velada teatral.
La función empezó a las 21 y fue en la casa del teatro independiente, en San Martín 466. La invitación a toda la comunidad anticipaba la presentación de "Decir sí", la pieza protagonizada por Alberto Rodríguez Saá y Ricardo Galli. Pero eso no fue todo.
Sin que los espectadores supieran, mientras aguardaban en el hall, formaron parte de otra pequeña obra. Una vez que bajaron las luces, en medio de la gente, se dejaron ver los actores que simularon el secuestro de una mujer y un hombre, como fue habitual en la sangrienta dictadura.
La representación no duró más de cinco minutos, pero su mensaje fue muy claro: "No hay peor castigo que el olvido", como dijeron una y otra vez sus protagonistas.
"Fue un pequeño homenaje que decidimos armar junto a otros compañeros. Está hecho con parlamentos famosos, frases de Eva Perón, Pablo Neruda, Alicia Moreau de Justo que pensamos que tenían que ver con este día", comentó Adriana Bazzano, la directora del TIM.
Después sí, llegó el momento del platillo fuerte: "Decir sí". La pieza, escrita por Griselda Gambaro, pertenece al Teatro Abierto, es decir, una corriente argentina que tuvo su auge en los llamados años de plomo.
Todo transcurre en una peluquería, a la que ingresa un cliente (interpretado por Alberto Rodríguez Saá) que quería un común corte de cabello.
La cosa se torna bastante incómoda para este señor cuando nota la indiferencia de un autoritario y monosilábico peluquero (Ricardo Galli) que sólo se dirige a él a través de órdenes.
Todo esto lleva a un cambio de roles, a la larga, el cliente se convierte en el barbero y peluquero del otro gruñón personaje.
La simbología ubica al personaje de Rodríguez Saá en el lugar del pueblo oprimido por un sistema que lo lleva a callar y a la sumisión; y al de Galli en el del gobierno opresor que sólo sabe actuar a través de la imposición. "Es una obra que hace alusión a la falta de libertad. El cliente nunca dice que sí, todo lo que implica tener tapada la boca, no opinar, no decir", expresó Bazzano.
La sala del teatro estaba a pleno. Desde jóvenes hasta abuelos. Entre los tantos vecinos que no dejaron pasar la propuesta del TIM, estuvo el intendente, Mario Raúl Merlo que así le puso fin a una intensa jornada de actos en honor al "Día de la Memoria" con un poco de teatro. "He visto esta comedia varias veces y me encanta. Es algo muy simbólico, porque la gente de la cultura y el arte trabajó mucho para expresar y lograr los objetivos de la democracia", comentó.
"Vi muchas personas emocionadas. Eso era efectivamente lo que queríamos lograr, tanto con el humor como con el drama que presentamos al principio. Queremos que el público sepa cuál es la posición que este grupo de trabajo tiene con respecto a lo que pasó hace 38 años", expresó Adriana todavía exaltada.
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