Una prueba que ayuda a aclarar delitos, pero puede mejorar

Entre los jueces Penales de la Segunda Circunscripción la opinión sobre las cámaras de seguridad es bastante uniforme. Coinciden en que sus grabaciones son evidencia que puede sumar al esclarecimiento y que a veces hasta puede ser vital para determinar, en parte, la culpabilidad o la inocencia de una persona en un delito. Como de hecho –reconocen– ha sido útil. Pero también concuerdan en que el uso de las filmaciones podría potenciarse si mejoran algunos puntos débiles que tiene el monitoreo.

Captaron con nitidez con quién se había encontrado Ana Belén Araujo minutos antes de que una o varias personas la llevaran hasta un descampado, a las afueras de Villa Mercedes, para matarla de diez balazos, calcinarla y abandonarla ahí, como si nada. Según detalló el subjefe de la Unidad Regional II, Gustavo Ortiz, a través de los aparatos de videovigilancia podía verse a la chica de 24 años subiendo a la moto de un albañil, con quien habría tenido una relación amorosa informal. Las prendas que lucía el sujeto coincidían con las que después la Policía secuestró en los allanamientos. Aunque el tiempo, los argumentos de la defensa y otras pruebas desvincularon a ese joven que mostraban las grabaciones, en su momento fue el principal sospechoso de ese crimen que todavía tiene un final abierto.

Eso transcurrió hace casi ocho meses. La investigación está en manos del juzgado de Instrucción N° 2, a cargo de Leandro Estrada. Pero hace tan sólo un mes, los videos aportaron lo suyo en el esclarecimiento de un asalto. Mostraron fuera de la escena del crimen a un hombre que parecía, a los ojos de algunos investigadores, encaminado a la prisión preventiva. “Era un remisero al que se lo veía salir y entrar en su auto de la agencia para la que trabaja, cuando era cometido el robo”, contó el juez N° 1, Alfredo Cuello. A raíz de eso y otros elementos el magistrado después le dictó la falta de mérito al hombre.

Aunque la responsable del juzgado de Instrucción N° 3, Mirta Ucelay, todavía no pueda decir que algún video ha ayudado en la resolución de alguna de las tantas causas que debe atender, la penalista siempre tiene en cuenta lo que las filmaciones pueden revelar. “Es un detalle que te permite seguir con la investigación, ya sea dando lugar a nuevas hipótesis o contribuyendo a ver más claro cómo fueron desarrollados los hechos”, rescató. “Es un elemento más, que suma, pero que no es en sí determinante”, aclaró.

La videovigilancia tiene mayor utilidad, a entender de Ucelay, en los accidentes, los delitos contra la propiedad y con el uso de armas. “Nos permite ver el ingreso y el egreso de las personas, sus movimientos, su vestimenta, la ubicación, saber si interviene uno o más individuos y hasta saber lo que pasa antes y después de un ilícito”, detalló.

Para Alfredo Cuello, la utilidad de este artefacto es bien variada. “Sirve mucho en procedimientos policiales en los que se ha cuestionado algún hecho delictivo relacionado con la resistencia a la autoridad. También nos ha permitido situar en determinado lugar a una persona en la calle y eso, a veces, es importante porque puede estar relacionado con algún otro delito previo, puede ser el resultado de una huida o el uso de un vehículo”, comentó.

Calidad de las imágenes

Según Ucelay, la claridad de las filmaciones puede depender de si la toma es de día o de noche. Pese a ello, son contadas con los dedos de una mano las ocasiones en las que una captura de video deba ser descartada por eso. A lo sumo, lo que más puede llegar a condicionar su aporte es que los aparatos no hayan monitoreado justo los precisos segundos o minutos que necesitan chequear los peritos.

Aun con esas trabas circunstanciales, en su experiencia, el juez Penal N° 1 no ha notado que alguna imagen pueda ser vulnerada. “Si hay, en algún momento, una duda o planteo por parte de un defensor, lo evaluaremos y llamaremos a un técnico para que hable sobre la autenticidad de la evidencia. Pero hasta donde he visto, el video es una prueba legítima y segura, no veo que exista un problema con lo que ellas registran, con respecto a los lugares y los horarios. Ni siquiera he sufrido algún planteo impugnándome una evidencia o señalando un tipo de nulidad o cuestionamiento”, refirió Cuello.

Por mejorar

Ninguno de los tres jueces duda de la importancia que puede significar contar con la captura fílmica de un delito. Pero algunos de ellos tienen en claro que su aporte sería todavía mayor si se pulen algunas desprolijidades que existen en su manejo. “Sería muy bueno que no borren los archivos tan rápido. Creo que a los treinta días las grabaciones ya no existen. Y eso, muchas veces, no nos sirve, porque en un mes uno no puede resolver un caso”, reveló uno de los magistrados.

Otros cambios que consideran serían buenos, sobre todo con la instalación de más aparatos, es contar con más personal que controle lo que las videocámaras capturan.