Sesenta y un días, exactamente, fue el tiempo que le llevó a Vialidad Provincial estudiar, analizar y concretar las tareas necesarias para quitar las enormes piedras que cayeron, desde uno de los cerros, en medio del camino que va desde Nogolí hasta Río Grande. El sábado a la mañana los trabajadores de la empresa Alquimaq comenzaron a poner sus manos y las máquinas especiales a la obra para despejar la zona que conecta a ambas localidades y en la que viven cuatro familias que, aseguran, quedaron aisladas.
“El lunes de la semana pasada presentamos una nota con más de cuatrocientas firmas para que aceleraran los procesos porque este accidente nos afecta económicamente a quienes trabajamos y promovemos el turismo en San Luis, porque a los visitantes los llevamos a Río Grande, a La Carolina, después pasamos por Inti Huasi y finalizamos el recorrido en San Francisco”, dijo Eduardo Sustersic, dueño de un complejo de cabañas en Nogolí, y aseguró que comprende que los derrumbes en este tipo de obras son lógicos, lo que quizás no acepta es la demora en reparar el camino y por eso, acudió a algunos diputados de los departamentos cercanos que oyeron su pedido y ayudaron a acelerar el proceso.
“Llevamos dos palas cargadoras y camiones para quitar las piedras más chicas; hoy (por ayer) llegaba a la zona otra máquina para romper las rocas más grandes. De acuerdo a lo que dijeron desde Alquimaq, llevará una semana habilitar la ruta”, explicó el director de Vialidad, Walter Valenzuela, y confirmó que durante el fin de semana largo, en el que se realizará la festividad del Cristo de la Quebrada el camino permanecerá bloqueado.
“Aún sin levantar las rocas es fácil determinar que el asfalto quedó destruido y que habrá que reconstruirlo. En estos momentos están trabajando con un martillo percutor con el que pican las piedras para llevárselas a otro lugar”, afirmó Sustersic, quien visita la zona afectada por el derrumbe todos los días.
El peso aproximado de las rocas es de veinte a treinta toneladas.
“Tendrán que mover más de cinco mil metros cúbicos de piedra y ese trabajo implica romper las rocas de una manera cuidadosa para no desestabilizar más el cerro y trasladarlas a un lugar seguro o donde puedan hacer falta, a alguna cuña para ser usadas como terraplén o como refuerzo de alguna parte del río, pero tiene que ser un depósito seguro donde no molesten. A lo mejor el sábado llevaron todo a una cantera que tiene la empresa”, dijo Jorge Enriz, el jefe de Subprograma Vialidad.
Mientras tanto las cuatro familias que viven del otro lado derrumbe quedaron incomunicados por unos días.
“Los chicos que van a la escuela son traídos hasta el montón de piedras y desde ahí los busca un transporte para llevarlos, tienen que caminar mucho, pero si no lo hicieran no podrían ir a estudiar. Regis Lucero ofreció parte de su terreno para que hicieran un camino alternativo, pero le dijeron que no”, contó Sustersic y agregó que uno de los maquinistas le brindó el dato de que llegando a Puesto de Herrera hay dos derrumbes más.
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