Estudian medidas para evitar caballos sueltos en las calles

Cada vez que un inspector es alertado por un vecino, o se cruza con un caballo que circula por las calles de la ciudad, debe arrearlo y llevarlo al corral municipal, para que después su propietario lo busque. Como eso no siempre sucede o bien pasa, y pese a las multas y advertencias los dueños vuelven a soltar los equinos, el Municipio trabaja en dos posibles soluciones. Una es localizar a cada animal con un microchip y la otra es darlo en adopción si el dueño no lo reclama.
Los detalles de las nuevas disposiciones todavía no están finiquitados, pero según adelantó a grandes rasgos Laura Ferrer, la encargada de Medio Ambiente, la idea es  definir cuáles son los requisitos que deben reunir los candidatos a la adopción para, luego, crear una lista de potenciales postulantes.
"También queremos colocarles un microchip a cada animal para identificarlos rápido y que cada uno tenga una libreta sanitaria", detalló como otra de las novedades.
La toma de estas medidas se precipitó en la última semana, en vista del aumento de caballos que deambulan en la vía pública. La razón, según Ferrer, está relacionada con la época invernal. "Estamos en una estación en la que no crece mucho el pasto, entonces, la gente que antes tenía algo en la casa o en los baldíos vecinos, largan los equinos para que salgan a comer por ahí", explicó.
Eso sucede, por lo general, en la noche. Pero a la mañana siguiente, cuando los propietarios van a buscarlos, ya no los encuentran donde los habían dejado. "El animal camina y se mete al centro", razonó la funcionaria.
Las zonas de la ciudad en las que es más frecuentes ver a esos particulares "peatones" son las avenidas Pringles, Newbery, Perón, la calle Betbeder en el extremo oeste, los barrios Altos del Oeste, Obras Sanitarias, 960 Viviendas, Tres Esquinas, entre otros.
Ésa era una costumbre que tiene historia, dijo Ferrer. "La gente siempre dejó sueltos los animales, porque lo que antes era una quinta ahora está urbanizado, pavimentado y el vecino que los tiene debe entender que ya no está en un lugar rural", resaltó.
El principal problema que genera este viejo hábito es el peligro que corre no sólo el peatón o el conductor del vehículo que en su camino se atraviesa con la bestia, sino también, el mismo animal.
Como antecedente del peligro que significan, hace sólo tres días, y después de una semana de estar en terapia intensiva, murió una mujer de 34 años que sufrió un grave golpe en la cabeza luego de embestir a un caballo con su Fiat 147.
Y hace un año el veterinario municipal no vio otra alternativa que sacrificar a un potrillo que había sido llevado por delante por un automovilista en el cruce de Chacabuco y Ruta Interfábricas.