Joven muerto de un tiro: creen que no fue suicidio

Las pericias con las que intentan determinar si Carlos Andrés García Campoy se suicidó o fue asesinado todavía no están listas, pero los indicios no dan crédito a la versión de dos efectivos de Gendarmería Nacional de que fue el joven quien se descerrajó un balazo en la cabeza. Por eso la Justicia federal de Mendoza mantiene secuestradas las armas de los gendarmes que hicieron el procedimiento en el que el joven fue baleado y las de los agentes penitenciarios que intervinieron a pedido de los otros.
Son ocho las armas sometidas a peritaje. Además de las de los hombres de seguridad está la carabina antigua que el joven de 20 años –que vivió en La Punta, San Luis, donde tiene a su madre y su hermano– llevaba en su Peugeot 504 cuando lo interceptó Gendarmería, el viernes a la tarde, en un control de la ruta nacional 7, en Luján de Cuyo.
El primer indicio que desentona con la versión del supuesto suicidio es que el tiro le entró a Andrés en el parietal derecho, en un punto donde es casi imposible que entrara si él mismo hubiera accionado la carabina calibre 22.
Otro es que el orificio que dejó la bala, de unos siete milímetros de diámetro, no se asemeja a los que suele provocar un proyectil de ese calibre, sino a los causados por balas más grandes, como las 9 milímetros.
Al chocar contra el hueso del cráneo del estudiante de la Universidad del Aconcagua, donde cursaba Higiene Industrial, la bala se desintegró en varias partes. Eso representa un obstáculo para los investigadores, porque dificulta establecer su calibre.
Pero, según reveló una fuente periodística de Mendoza, ahora un laboratorio de la Policía Federal está tratando de reconstruir el proyectil, uniendo los pedazos dispersos. Así podrían llegar a saber de qué arma salió.
El Diario de la República intentó entrevistar ayer al juez federal de Mendoza que dirige la investigación, Walter Bento, pero el magistrado contestó que estaba trabajando y cortó la comunicación.
Andrés egresó en 2012 de la Escuela Pública Autogestionada Nº 1, “Maestra Rosenda Quiroga”, de La Punta, y se fue a vivir a Mendoza con su padre, para cursar estudios universitarios.
Otro dato que hace inverosímil la idea de que el joven quisiera matarse es que el jueves, un día antes, había pagado la cuota en la Universidad.