Dejó el alma, pero no alcanzó

Para perder finales, primero hay que llegar y Juventud llegó. Ayer en Misiones, los jugadores dejaron la vida en cada pelota, pero el gran esfuerzo que realizaron, no alcanzó para conseguir el tan anhelado ascenso al Nacional B. Al final fue 1-0 para Guaraní, quien jugará el próximo semestre del año en el segundo escalón del fútbol argentino.

En el primer tiempo Laureano Tombolini se lesionó en su pierna derecha.

La final se dividió en dos partes. La primera fue en San Luis, donde luego de 90 minutos, el auriazul le regaló a sus más de 10 mil hinchas, un triunfo con el que llegó con una leve ventaja a la provincia de tierras coloradas. La segunda fue ayer, en el barrio de Villa Sarita, donde Guraní Antonio Franco hizo de local, y esta vez la suerte le sonrió a “La Franja” que dirige José Maria Bianco.

En el inicio del partido, el equipo de Misiones salió decidido a buscar la victoria y enfrente, el auriazul, con un planteo más defensivo que ofensivo, se aferró así a su ilusión.

Tempesta presentó en su tercera final del Argentino A, un equipo similar al que apostó en la CAI, donde todo funcionó a la perfección y Juventud logró el pase. Ayer, también funcionó: Walter Figueroa y Mauro Aguirre cortaron permanentemente el sistema que planteó “El Chaucha” en la mitad de cancha y abajo, Leonardo Vitale (de gran partido), Ariel Barth, Marcos Cabrera y Gabriel Ojeda, controlaron sin problemas las arremetidas de Enzo Noir y Cristian Barinaga.

Pero la jugada de gol no llegó por lo bajo. A los 39', luego de una segunda jugada de un córner, Ramiro Pereyra envió la pelota al área y tras el cabezazo peinado de Barinaga el central Tobías Albarracín, que había subido para cabecear, se encontró con la pelota en los pies y la mandó a la red, abajo a la derecha de Tombolini.

Antes, Juventud había tenido una buena chance en los pies de Castellano y en la cabeza de Ariel Barth, pero ni el central ni el volante pudieron abrir el marcador.

En la segunda mitad Tempesta mandó “toda la carne al asador”. Afuera Walter Figueroa, adentro Juan Andrés Aguirre (terminó como goleador del equipo) y también salió Mauro Aguirre e ingresó en su lugar Matías Garrido.

Así, con esos jugadores en cancha, y más tarde también con Martín Blanco en el área (reemplazó a Bergesse), el auriazul salió a defender el sueño de San Luis.

En ese momento, Guaraní se refugió en su campo a la espera de una contra y metió dos impenetrables líneas de cuatro bien cerca de Federico Cosentino (el uno local) quien poco a poco, y a fuerza de grandes atajadas, se convirtió en una de las figuras del equipo.

Tuvo una oportunidad Aguirre, otra Blanco y un más Enzo Imbessi, pero ni los volantes ni el delantero que había sido figura en San Luis pudieron cambiar la historia, que en ese momento, ya estaba cerrada.

A los 48' Carlos Córdoba (árbitro de Santa Fe) marcó el final del partido y así, se esfumó el sueño de toda una provincia.

Fue un gran año para el auriazul, quien gracias a una dirigencia joven, trabajadora, seria y compuesta por gente de San Luis, logró contratar a un técnico de gran experiencia quien a fuerza de trabajo y resultados, logró que todo un país, posicione, al menos por un rato, los ojos en un equipo que tal vez merecía más, pero que ayer dejó en Misiones más que el alma y no alcanzó

Ahora, a pensar en lo que se viene. Quiénes se van, quiénes se quedan y quiénes vendrán. Lo cierto es que este plantel, esta idea y este grupo, cumplieron con creces las expectativas planteadas. Felicitaciones Juventud, son para muchos clubes, el ejemplo a seguir.