Baleó a su hermanastro en la cabeza cuando cazaban

Carlos Saúl Garro llevaba la delantera en la oscuridad: el anoche, el joven de 25 años guiaba a los perros que se agitaban ante el olor de los chanchos jabalíes salvajes. Unos pasos atrás, avanzaba su medio hermano, Jonathan José Velázquez, de 17 años, con un rifle calibre 22 entre las manos. Y a él lo secundaba Gabriel Ernesto Figueroa, el único de los tres que vive allí donde cazaban, en La Cañada de El Zampal, ubicada a unos 170 kilómetros de San Luis. Un movimiento fortuito habría desatado la fatalidad en medio de la nada: el adolescente le gatilló a su hermanastro en la cabeza, dejándolo al borde de la muerte.
Hoy, los policías de la Comisaría 14ª de San Francisco del Monte de Oro les tomaban declaración a los cazadores que salieron ilesos y a otras personas, informó el jefe de esa dependencia, el oficial principal Marcelo Floriani. De modo preliminar, los investigadores consideran que el hecho, que ocurrió en ese paraje ubicado entre Santa Rosa del Cantantal y La Botija, donde construyen la cárcel nueva, fue un accidente. El sumario fue caratulado “Averiguación lesiones graves con arma de fuego”, y será elevado a la juez de Familia y Menores de San Luis, Estela Bustos, ya que quien gatilló es menor.
Los aficionados a esta actividad suelen salir cuando hay luna llena, que da el resplandor natural necesario para identificar los animales y seguirlos. Algunos, los más baqueanos, prefieren inclusive no llevar linternas, para evitar que la luz artificial los delate. A veces, si no tienen dónde hacer noche, permanecen a la intemperie durante la madrugada y, si lograron alzarse con alguna presa, la carnean, hacen fuego, la asan y comen.
Según la versión que tenían los efectivos, “un chancho se le cruzó al grupo; al parecer, Garro retrocedió al verlo y su hermanastro, que venía atrás, en un movimiento accidental, le disparó”, en la penumbra resumió el oficial principal. Como los agentes aun tomaban las declaraciones, no pudo precisar a qué distancia fue el tiro con el arma larga. Dijo que el proyectil entró por atrás, en la parte baja de la cabeza, del lado derecho, y salió por el parietal superior izquierdo, por el frente.
Los hermanastros y Figueroa, de 40 años, habían recorrido unos 10 ó 15 kilómetros desde la casa de Alejandra Garro, una prima de Carlos que vive en El Zampal, estimó el jefe policial. “Deben haber llegado al paraje en vehículo, que dejaron en la casa de esta pariente, y después se fueron al campo a pie”, supuso. El disparo ocurrió entre las 23 y las 23:30. Tras el estampido, el adolescente y Figueroa tomaron una colcha, improvisaron una hamaca para cargar al baleado y caminaron los kilómetros que separan la cañada de la propiedad de Alejandra. Cuando llegaron, ya era de madrugada.
En El Zampal no hay señal de teléfono. Floriani conjetura que por lo grave del cuadro, prefirieron quedarse allí con el herido mientras su prima, la dueña de casa, recorría unos 15 kilómetros para buscar las condiciones para llamar al 911 y pedir que una ambulancia fuera a auxiliarlo.
Apenas supieron del caso, los agentes de la seccional de San Francisco se comunicaron con el hospital de la localidad. Les informaron que iba a ir una ambulancia de Luján.
“Un efectivo que trabaja en el puesto de Santa Rosa del Cantantal, que está a unos 15 kilómetros de El Zampal, buscó a un enfermero del centro de salud que está cerca del puesto y se fueron juntos en un auto particular a la casa donde estaba el lesionado. Luego llegó el inspector Fernández, a cargo de la comisión que iba de San Francisco, y la ambulancia que lo llevó al hospital”, contó. El cuadro era tan delicado que fue trasladado al Hospital de San Luis.