Robo a la ilusión

No pudo ser. Argentina estuvo en las puertas del tercer título en un Mundial, pero Alemania lo venció 1-0 en tiempo suplementario y lo dejó sin nada. El único gol del partido lo hizo Götze a ocho minutos del final del partido que se fue al suplementario porque el reglamentario finalizó 0-0.
El primer tiempo fue un partido de ajedrez. Argentina le dio la pelota a Alemania, pero como contrapartida le ocupó muy bien los espacios. Una vez más Sabella eligió el 4-4-2. En esa primera mitad, Lavezzi jugó un partido superlativo. El Pocho les hizo un lío bárbaro a los alemanes, no sólo tapó su peatonal sino que también ganó en velocidad y desbordó para alimentar a Messi o Higuaín.

24 son los años que hacían que Argentina no llegaba a la final de un mundial. Aquella vez también perdió con Alemania.

Argentina fue paciente. Estudió cada movimiento del rival y fue ahí donde trató de hacer daño. Mientras Alemania tenía la pelota, las opciones eran del elenco Albiceleste. Primero lo tuvo Messi, que desbordó a Höwedes, después se lo perdió mano a mano Higuaín y, más tarde, Higuaín convirtió pero estaba en offside.
La estrategia estaba saliendo a la perfección. Darle la pelota a los teutones y lastimar de contra a la espalda de Höwedes. El único problema que tenía Argentina era que no podía contener a Scheinsteiger. El grandote con la siete en la espalda manejó los hilos de Alemania, pero todas las intenciones morían en el área mayor, porque tanto Garay como Demichelis cortaron todo, mientras que por las bandas, Zabaleta y Rojo le ganaron una y otra vez la pulseada a los externos adversarios.
Argentina fue inteligente y en la primera mitad pudo irse arriba en el marcador, pero la mala puntería de Higuaín, lo privó de eso.
En el complemento Sabella se la jugó. Sacó a Lavezzi y metió a Agüero. Dejó atrás el 4-4-2 para darle lugar al 4-3-1-2. La intención fue taparle la salida a Scheinsteiger, pero descuidó el carril derecho: Y fue por ahí donde trató de lastimar Alemania. Löw se dio cuenta de la jugada de Sabella; e hizo su movimiento, lo mandó a Lahn más arriba y Rojo comenzó a sufrir en la defensa. Pero en la primera jugada del complemento, Argentina casi mete el 1-0. Se lo perdió Messi cara a cara con Neuer.
Las agujas de reloj seguían corriendo y ambos equipos querían desnudar las falencias del rival. Los dos movieron una y otra vez las piezas, pero el cero no se rompía. Los dos tuvieron chances, pero el marcador seguía en silencio. Argentina hubiese tenido una chance inmejorable de ponerse arriba, porque Neuer le hizo un claro penal a Higuaín que el árbitro ignoró. No sólo no lo cobró, sino que sancionó falta en ataque. Increíble. Como dice el tango la historia vuelve a repetirse, pero esta vez al revés. En 1990 le dieron a Alemania un penal inexistente. Y ayer el italiano no cobró uno más grande que el Maracaná. Argentina en los noventa minutos tuvo tres mano a mano. Alemania ninguno. Goles son amores. Y la Selección dejó pasar su chance y por triplicado.
Se terminó el reglamentario 0-0. Llegó el turno del suplementario. Alemania llegaba más entera porque descansó un día más y porque jugó treinta minutos menos; y eso se notó. Argentina comenzó a cuidar más que nunca el cero en su arco y salía de contra. En los primeros quince minutos los teutones tuvieron un poco más cerca, pero fallaron. La más clara fue para Palacio, que mano a mano con Neuer, definió mal. Fue tan clara como las de Hiaguaín y Messi, pero la Joya no estuvo fino.
Y en el segundo tiempo pasó poco y nada. Y cuando parecía que se iban a los penales, apareció Müller que hizo una jugada bárbara, habilitó a Götze que definió como los dioses: 1-0 y final para la ilusión Argentina.