20 años de dolor

Se cumplieron 20 años de la explosión de un coche bomba en la sede de la AMIA. Un tremendo horror que vivió nuestro país y que dejó 86 muertes en la Asociación Mutual Israelita Argentina. La AMIA es una asociación solidaria en la que se reúnen las asociaciones mutuales, cooperativas y todas aquellas que tengan una finalidad solidaria en la Argentina. Construyeron una organización maravillosa de contención, de amor a la Argentina.
El 18 de julio de 1994, cerca de las 10 de la mañana, se produjo este horror cuando un coche bomba, dirigido especialmente a ese objetivo, produjo este espantoso hecho. Un horror que tuvo la ausencia de lo único que cura las heridas: la justicia. La justicia es la respuesta que se debe tener ante este horror, ante esta maldad de la naturaleza humana en la forma de ese atentado.
Este dolor pegó en el corazón de los argentinos y aparecieron, como siempre, los reproches. No de parte de la AMIA o de la comunidad israelí argentina, sino por el ocultamiento y desvío de la información.
Aparecen siempre los archivos de la SIDE que nunca dicen cómo fue, qué pasó, qué sabían ellos. Esa zona oscura de la Argentina, que son los servicios de inteligencia, y que me pregunto a veces cuál es la finalidad, para qué están. Porque han hecho tanto daño y no se sabe si alguna vez hicieron algo bueno. Siempre los servicios de inteligencia están mezclados con los hechos oscuros, con los golpes militares, con las tragedias argentinas y nunca se puede acceder a sus archivos, a la verdad que ellos puedan conocer.
Así pasaron 20 años y sigue el dolor. Frente a la AMIA se reunieron los familiares de las víctimas, con todo el dolor y con la falta de justicia que deja en el corazón una herida enorme.
Se murieron sus familiares y sienten que frente a la muerte no tienen explicación. No saben por qué, quién. La impunidad queda. Han pasado gobiernos, pasan y todo sigue así.
Veinte años. Un abrazo enorme a todos los familiares y un anhelo enorme para que se haga justicia.
En el Martín Fierro, cuando al personaje lo acorralan los policías que van a matarlo, dice José Hernández:
Tal vez en el corazón
lo tocó un santo bendito
a un gaucho, que pegó el grito
y dijo: "¡Cruz no consiente
que se cometa el delito
de matar ansí un valiente!".
Hace falta un criollo como Cruz que diga que no consiente tanta injusticia y que se aclare esto. Podría ser un juez.
El atentado a la AMIA, a veinte años del horror.