El Sindicato Municipal le pidió al intendente Enrique Ponce que respete el Salario Mínimo Vital y Móvil que fijó recientemente la presidente Cristina Fernández. Es decir que ningún empleado municipal cobre menos de 4.400 pesos. El reclamo, como otros que viene haciendo el gremio, no cayó para nada bien. Y hasta pareció desatinado que, a horas de que el intendente fuera notificado del pedido, la Comuna disparara una fuerte arremetida en busca de clausurar el salón que los trabajadores tienen en la esquina de Constitución y 9 de Julio y que ocupan para celebrar fiestas familiares (cumpleaños de 15, bautismos, etcétera). La coincidencia puede parecer casual, pero el encono hacia el sindicato queda en evidencia cuando se conoció que en los últimos cinco meses el Cuerpo de Inspectores Municipales vistió 15 veces el salón y les han disparado media docena de pedidos de clausura. Las relaciones Sindicato – Municipio están tan mal que el subsecretario de Control Comunal, Ricardo Bazla, hizo una denuncia penal por un supuesto maltrato del titular del gremio, Alejandro Sosa quien viene criticando a Bazla desde que al funcionario municipal se le “escaparon” 76 medias reses que, aún hoy, no fueron encontradas.
Más Noticias