Un año y medio. Ése es el tiempo que pasó desde que un juez dispuso la inmediata detención de un sospechoso de violar a su hija adolescente, para tomarle la declaración indagatoria. La Policía no lo encontró. El magistrado ordenó su captura, pero hasta ahora, los investigadores no han dado con él, confirmó el abogado Juan Carlos Serrano, contratado por la madre de la víctima, la denunciante.
El imputado tiene alrededor de 63 años. Además de la jovencita abusada, tiene dos hijos más con la mujer que pidió que lo investigaran. Son una nena y un varón más chicos. Cuando los abusos aún no habían sido develados, la familia compartía una casa en el barrio CGT, en la zona oeste de San Luis Capital.
El letrado comentó que el descubrimiento de los ataques que sufría la chica ocurrió de modo circunstancial, en octubre 2013, cuando la mujer regresó de un viaje a Córdoba, contó el letrado. Ella viajaba con cierta frecuencia, para hacerse atender por problemas de salud.
Un día, al volver a su casa, encontró a su hija mayor con un amigo. La víctima tenía 14 años en ese momento. Esa circunstancia le llamó la atención, le pidió que le explicara qué hacía el muchacho allí y le preguntó si le había hecho algo. La nena le respondió que él no le había hecho nada, y le reveló que quien sí le había hecho algo malo era su padre. Le confió que la había violado, y no una sola vez. Le explicó que la había atacado en su ausencia, cuando ella estaba en Córdoba.
La mujer hizo la denuncia en la comisaría más próxima a su domicilio, la 4ª. Por la fecha en la que se hizo la presentación, tomó intervención en la causa el juez Penal Nº 1 de San Luis, Sebastián Cadelago Filippi. Entre otras medidas, ordenó que la menor declarara en la Cámara Gesell.
Allí, ante una psicóloga, la chica ratificó que su propio padre biológico la había ultrajado en varias ocasiones desde el año anterior, es decir, desde 2012, cuando tenía 13 años.
El examen ginecológico corroboró los ataques, dijo Serrano. El hombre fue imputado por abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo.
El 9 de abril del año pasado, el magistrado dispuso el llamado a declaración indagatoria del sospechoso y su inmediata detención, refirió el letrado. Pero ya no lo ubicaron.
La Justicia le había impuesto también una exclusión del hogar.
Según comentó Serrano, a la familia de la nena le han llegado versiones de que el imputado se ha ido a Villa Mercedes. Por eso, el abogado se comunicó con el jefe de la Unidad Regional II Metropolitana, comisario general Walter Cuello, para que tenga presente que hay un pedido de captura vigente.
Los allegados a la víctima también han recibido comentarios de que estaría en San Luis. “La misma chica lo ha visto en la calle. El hombre se le ha acercado, violando la restricción de acercamiento que la Justicia le impuso”, aseguró Serrano.
La psicóloga Marisa Samper, responsable de la Cámara Gesell del Poder Judicial, asentó en un informe que la jovencita tiene signos de estigmatización y culpa, lo que es típico, indicativo de un abuso, ya que usualmente los agresores manipulan a la víctima y depositan la culpa en ella, explicó.
La profesional del Poder Judicial también indicó que la chica evidencia rechazo por la figura paterna y severas dificultades para superar el trauma, agregó. Quizás la pronta detención –necesaria para que sea indagado y después el juez resuelva su situación procesal– alivie las secuelas psicológicas que la menor tiene y que hacen subsistir el daño causado.
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