Premio al esfuerzo: a los 52, se recibió de doctor en enfermería

A los veinticuatro años, Héctor Hugo Periale decidió entregarse de por vida a la enfermería. Durante su carrera pasó horas y días estudiando para alcanzar su meta máxima: ser un gran profesional. Un logro que alcanzó al recibirse de doctor en enfermería.  Periale estudió a distancia en la American Andragogy University y hoy es el primer enfermero del Policlínico local, en contar con el título.

Todos los días es la misma rutina. Héctor entra a trabajar a las seis y media de la mañana -es jefe del Departamento de Enfermería en el Policlínico Regional "Juan Domingo Perón"- hasta las dos de la tarde, si no ocurre una emergencia. A las 18, deja su uniforme para dar clases de enfermería en  la Universidad de Villa Mercedes (UnViMe). Y una vez por semana, dicta la misma materia en el Centro Educativo Nº 1. La agenda del flamante doctor siempre es ajustada, aún así no pierde el tiempo y con dedicación y esfuerzo, entrega las pocas horas que le quedan para seguir estudiando. Fue así como llegó hasta "su cima".

“Empecé desde el nivel más bajo, como todos los estudiantes. Ahora estoy casi en la etapa final. Fui enfermero universitario, me recibí de la licenciatura, el 12 de febrero, como magister y ahora, el doctorado. Estoy muy contento, todo lo me lo gané con trabajo”, dijo convencido y orgulloso de su currículum.

Su sueño tardó unos cinco años en  llegar, no porque fuese una decisión de Periale, ni mucho menos por la falta de ganas ni recursos. “Comencé esta etapa en la Universidad de Tucumán en el 2006 y la terminé de cursar dos años después. Entre el 2009 y el 2010, rendí la tesis, la aprobaron pero por razones burocráticas, nunca me entregaron el título. Pasaron los años, llamaba y siempre me daban excusas, hasta que apareció mi oportunidad. La Universidad Hawai me dio una beca total para poder estudiar. Por suerte me reconocieron algunas materias de las que hice en Tucumán así que hice rápido la carrera”, contó.

El viernes pasado, regresó de Buenos Aires, donde rindió con honores su tesis y aquí, en la ciudad que lo adoptó cuando tenía solo un año, lo esperaban sus amigos y familiares, ésos que lo acompañan desde que obtuvo su primer logro. 

“Pasás por muchas emociones cuando vivís tu vida para una cosa como ésta. Tengo muchos compañeros que me apoyan y ayudaron durante este tiempo. También mis hermanos lo hicieron. Creo que se necesita de paciencia y esfuerzo para conseguir algo así y también que te acompañen. En mi caso siempre le brindo apoyo a mis colegas, siempre estoy a su disponibilidad. También con mis alumnos, soy muy compañero con ellos".

Alcanzar la meta máxima, ser reconocido por sus pares y soñar con que le digan doctor, no significó un "stop" para este incansable estudiante. Simultáneamente al doctorado, no abandonó los libros y siguió perfeccionándose en su amado campo académico.

“Desde hace dos años estoy cursando una especialización en Administración y Gestión de Empresa en Enfermería. Las clases son presenciales así que viajo a Córdoba una vez por mes. Estoy pronto a finalizar con ese curso, pasa que con esto del doctorado me atrasé un poco. Si todo sale bien el 12 de diciembre rendiría el examen final”.

Héctor sabe que a pesar de todos los esfuerzos y los vaivenes emocionales, no está solo y que además vive la plenitud de ser uno de los pocos afortunados que aman lo que hacen y que cumplieron un sueño de la infancia. Por eso nada lo detiene y convence a sus compañeros de que también hagan lo mismo.

"Insto totalmente a las personas para que sigan esta carrera. A quienes la eligen les digo que se capaciten. Siempre les ofrezco mi ayuda a los chicos del hospital, compartimos libros, consultas. Al igual que los jóvenes, ahora tienen más oportunidades, una universidad pública en la provincia, pronto una universidad en la ciudad, creo que es algo importantísimo de destacar".