Acrobacias entre risas, del Cirque XXI

Las acrobacias que ponen en alerta los latidos del corazón, junto a la magia de las luces y los colores de los trajes, son los mayores atractivos de Cirque XXI. En la carpa gigante hubo incesante trajín durante el primer fin de semana de “Circense 360”, el espectáculo que seguirá en escena durante noviembre en la Avenida del Fundador, a pocos metros del Puente Derivador.

Cirque XXI funciones miércoles, jueves y viernes a las 21 hs. Sábados, domingo y feriado a las 18 y 21 Lugar: Walmart Entrada: 80, 100, 120 y 140 pesos

El escenario circular posibilita la vista de trescientos sesenta grados, la principal promesa del circo que llegó a San Luis con un plantel de sesenta personas, entre artistas y técnicos. Trapecistas, equilibristas y payasos son los responsables del puntapié inicial para captar la atención de un público familiar que, pochoclo en mano, mantuvo la vista hacia arriba en gran parte del show.
En la primera función del domingo, los puntanos ocuparon tres cuartos de la capacidad de la carpa, un número que fue una constante en las primeras jornadas. Los primeros aplausos fueron para una trapecista de arriesgadas piruetas a gran altura y de inmediato llegaron los dos payasos que durante una hora y media hicieron varias apariciones y en el intervalo saludaron a los chicos, globo de por medio.
Llegó luego el turno de una joven “domadora” de aros que se contoneó con varios ritmos y mantuvo su sonrisa permanente. El monociclo conducido por un esmirriado payaso hizo las delicias de los más chicos, sobre todo por el juego de supuestas caídas inesperadas.
La contorsionista fue la que más silencio provocó en un respetuoso público admirado de las formas que fue capaz de dibujar la gimnasta. Tras ese momento de tensión, dos Minions trajeron nuevamente las sonrisas a los niños que desde la platea saludaron entusiasmados a los amigos de Gru. Y tanto aire le dieron al show, que hubo algunos chicos que subieron el escenario, con la complicidad de padres despreocupados que les permitieron llegar en el medio de la función y pese a las prohibiciones de los empleados del circo.
Como sucede en todo espectáculo de este tipo, los que más caro pagan su entrada también más caro pagan su asiento: los payasos eligieron cuatro padres de las primeras filas y los hicieron bailar y hasta hacer piruetas frente a todos. Las que más rieron y gozaron de la situación fueron las madres consortes que quedaron en las sillas.
Tras un show en cama elástica, los Minions regresaron al escenario, esta vez en el intervalo para sacarse fotos con los chicos. Para el final, el circo dejó lo mejor: una joven hizo piruetas en tela, los payasos jugaron con pelotas y en un caballete el plantel masculino hizo gala de sus acrobacias. El malabarista sin duda fue el más aplaudido, por su profesionalismo y la rapidez con la que movió clavas y aros durante varios minutos.
En el Cirque XXI, el humor es pieza clave y así lo demostraron las varias apariciones de los dos cómicos que interactuaron con el público permanentemente y que pese a los golpes entre sí, dieron un agradable mensaje de amistad casi al final.
Las últimas funciones de la temporada anual serán en San Luis, porque después el circo se apresta a preparar su temporada de verano: se instalará en Mina Clavero, quizá con unas funciones previas en Villa Dolores.