El despertar del fanático

Un Jedi corre apresurado hacia las escaleras, de atrás lo persigue un Darth Vader tan pequeño como su humillación a manos del Emperador Palpatine. Pero no va solo, está de la mano de un hombre tan experimentado como las canas. Otro sorbe de un vaso enorme con la cara del último gran maestro de la Fuerza vivo, Yoda. Este guión improvisado no es de una galaxia muy, muy lejana,  sino que se encuentra acá nomás, en las avenidas Perón y Roca. Cinemacenter fue el epicentro puntano de la historia que contó el regreso de Star Wars, en su Episodio 7, en las pantallas grandes que en todo el mundo logró vender cien millones de dólares en preventa de tickets.

El éxito arrollador en todo el mundo de “El despertar de la Fuerza” no fue tal en San Luis, aunque la gran mayoría de los que se dieron cita en el primer día fueron fanáticos que sacaron sus boletos con hasta dos meses de anticipación. En Buenos Aires, por ejemplo, las salas estarán repletas para los próximos quince días y en Estados Unidos, la cadena IMAX reservó los lugares de alta definición por todo un mes.

Más de trescientos puntanos son los que podrán decir que no le fallaron a Luke, Leia, Han Solo y demás, que estuvieron ahí el día que sus misiones retornaron a la celulosa. El público infantil fue el que copó el escenario, fuentes de Cinemacenter aseguraron que las salas que proyectaban la cinta en castellano fueron las que más adeptos recibieron.

Sin embargo, las butacas más repletas se visualizaron a las 19:40, en la versión subtitulada en 2D. A esa hora, muchos de los trabajadores que dejaron su jornada laboral, quizás larga o acortada a propósito, decidieron que era el horario justo para embarcarse en las estrellas. La primera función a las 15:30 también contó con gran cantidad de asistentes de barrios muy, muy lejanos.

La versión en 3D, las que tienen una espectacularidad impresionante, llevan gente pero no tanto como podría esperarse, aseguran en las salas de cine. Y es una pena. Porque la sonrisa de los fans que salen por la puerta dan a entender que esta película la rompe. En las expectativas que generó y en el viaje visual que ofrece. De hecho, el pulgar hacia arriba de los jedis entusiastas, Joaquín y Maximiliano,  así lo demostraron.

Ni bien se escuchó la música inicial de John Williams con su chan chan chan chaaaan chan y aparecieron las típicas letras amarillas que se leen “Star Wars”, un estruendoso aplauso calló por un rato el sonido galáctico. Listo, Disney se metió en el bolsillo a los fanáticos.

Nadie quería spoilers, es decir, los cinéfilos no quisieron que se filtren datos sobre la película y quisieron sorprenderse en las butacas. Es fácil darse cuenta de un genuino “ooohhhhh” o un grito de aliento cuando las cosas salen bien.

Hubo un clima de respeto. Mientras unos entraban a la sala, otros salían, pero nadie se animaba a tirar una palabra que provoque la bronca por haber contado algo. El secreto mejor, el que tanto guardaron Disney y el director J.J. Abrams, tampoco se escapó de allí. Pero como suelen decir los médicos, mejor prevenir que curar, lo mejor era alejarse de las puertas de salida.

Tify Diamond fue caracterizada de Rey, el nuevo personaje femenino, que poco se sabía sobre ella, pero que algunas pistas se imaginaron tras los millones de trailers. Mientras que Jorge Giménez Roca interpretó a un Sith, los villanos que utilizan el Lado Oscuro para sus maldades. Los pedidos de fotos fueron incontables.

El programador de efectos especiales, Diego Corbino, fue al cine con su hijo, Bruno. Fanático acérrimo quedó maravillado con lo visto. Mientras, Alberto Valdez y Adolfo Barbeito discutían puntos “inconsistentes” del guión. Pero claro, había una intencionalidad. El primero apoya a “Star Wars” y el segundo a “Star Trek”, a quienes consideran el Boca-River (o viceversa) del cine. Los dos amigos contrincantes coincidieron en que estuvieron ante una gran película, y la situaron dentro de las mejores de la saga.

San Luis se acopló a la galaxia. Pero aún los soldados están tímidos para salir a combate.