La capacidad de adaptarse a lo nuevo

El trabajo en el campo, aunque algunos nostálgicos se resistan, está cambiando poco a poco. Hace tiempo se empezó a trabajar con tecnologías de precisión para la agricultura. Incluso para el seguimiento del ganado las costumbres han cambiado. Un grupo de productores de San Luis, acompañados por algunas instituciones públicas y privadas, ya trabajan en cómo implementar los drones en la vida diaria.

“En San Luis no hay ningún campo, al menos que tengamos conocimiento, que utilice la tecnología de los drones.

Por eso con un pequeño grupo de trabajo estamos viendo la forma de implementarlos. De demostrar que es factible la utilización de este tipo de herramientas que tiene usos múltiples”, dijo Alberto Belgrano Rawson, uno de los precursores, en el primer seminario que se hizo en la provincia sobre el uso de vehículos no tripulados.

La reunión fue en la Universidad Católica de Cuyo. Allí se presentaron las conclusiones de una prueba piloto realizada en un campo de Nogolí y de otro ubicado en la zona de El Amparo. Varias personas que trabajan en el tema, sin relación unas con otras, tenían la idea de implementar drones en la tarea de producción de granos. Así fue que por causas, que tienen que ver con los misterios del universo, Belgrano Rawson que ya se había acercado al INTA con la inquietud. despertó en Matías Centeno, el titular de la oficina San Luis, el alerta que lo llevó a encontrarse con un agrimensor que realiza su labor cotidiana con drones.

David Rivero es técnico electrónico. Ha participado en varios mundiales de robótica desde 2012 con sus alumnos de la Universidad de La Punta. “En San Luis está lleno de nativos tecnológicos cuya vida se ve atravesada por internet y otros dispositivos electrónicos que se manejan como moneda corriente. Aquí todo está pensado para la evolución de las nuevas ciencias. Por eso cuando me ofrecieron aplicar un vehículo no tripulado para la producción me pareció muy interesante. Es una oportunidad para investigar sobre nuevas formas y usos.

Además a corto plazo puede ser una nueva fuente de trabajo”, explicó a la revista El Campo el especialista en nuevas tecnologías.

Otro activo participante del estudio fue Milton Chagalj, un ingeniero agrónomo que trabaja en una empresa santafesina que desde hace diez años invierte en la provincia. “La firma para la que trabajo detectó que había zonas que estaban por debajo de la media productiva, así como también otras que superaban  esas expectativas. Es así que se me encomendó la tarea de trabajar con mecanismos más exactos. Para aplicar tecnologías de precisión a la producción agrícola me capacité en el INTA de Manfredi, que está muy avanzado en esta clase de labores y también en la aplicación de drones. Cuando Alberto me trajo su inquietud ofrecí mis conocimientos para poner en práctica el nuevo desarrollo que intentamos difundir”, dijo.

“Desde el momento en que el ingeniero Belgrano Rawson me ofreció ser parte del trabajo, me interesó mucho. El tema de los drones desde hace dos años está en pleno auge en lo que nosotros llamamos agricultura de precisión. Esta técnica permite realizar en tiempo real el seguimiento y desarrollo de los cultivos, y hasta monitorear el desplazamiento del ganado”, informó el ingeniero Chagalj.

Los drones aplicados a la agricultura (ya que poseen diversas variedades de usos), sirven para hacer relevamientos topográficos para detectar cuales son las zonas con mayor erosión, así como también hacer mapas detallados al momento de la siembra, el cuidado de los cultivos en materia sanitaria y pronosticar cuáles serán los rindes para la cosecha. “El uso de VANT (vehículos aéreos no tripulados) al servicio de la producción agropecuaria tienen muchos beneficios como el ahorro de tiempo y la precisión en los datos, lo que en muchos casos permite prevenir altas pérdidas para la gente de campo. Los métodos que en la actualidad se usan en la agricultura de precisión han permitido mejorar los rindes, aunque todavía siguen siendo lentos y requieren de más mano de obra”, comentó Rivero sobre las desventajas.

Antes de empezar con la tarea, Rivero se propuso investigar cuáles podrían ser los elementos a usar no sólo al momento del vuelo, sino luego para recabar la información y hacer el análisis que permita detectar, como se hizo en este caso, superficies más propensas a la erosión. “Lo primero que sabía que iba a utilizar es un GPS diferenciado que me permitiera tomar datos más precisos. Para eso trabajé con un navegador satelital en tierra, tal como lo hacemos con mi padre para medir distintos terrenos. El dron que utilicé es un cuadricóptero de la marca DGI Impire 1, con un costo relativamente bajo. Con una cámara de buena resolución que fue la encargada de tomar las imágenes cada cinco segundos. Después de realizar varias investigaciones concluí en que el software para hacer el estudio de la información obtenida podría ser el PIX 4d Mapper. La elección estuvo determinada por dos pilares, uno que resulta amigable para el usuario común y es riguroso en la toma de datos. Por otra parte es compatible con diferentes programas, por lo que la información puede ser importada y exportada.

Además, con una aplicación del celular pude monitorear el vuelo. De allí también tomamos antecedentes que permitieron controlar contingencias en el momento”.

Rivero indicó que algunos de los inconvenientes que arrojó el estudio están vinculados a la autonomía de vuelo que posee el dron. Además comentó que si bien el software es bueno no descarta encontrar mejores opciones. “El vehículo usado resultó muy versátil, en su despegue y en las distintas posiciones durante el viaje, sin embargo ahora busco uno con formato de avión que pueda abarcar una superficie más amplia. Trabajo también en el ahorro de energía”.

En el seminario, el profesor de la ULP contó que el vuelo había durado, en uno de los campos, alrededor de una hora y media contra jornadas enteras y mano de obra en cantidad que demandan otras técnicas más tradicionales.

La jornada denominada "La Potencialidad de los Drones en la Agricultura" estuvo colmada de ideas y de intercambios. Profesionales de distintas áreas vinculados al agro, productores e investigadores fueron testigos de una charla teórica, la demostración del trabajo realizado y una prueba hecha en el predio de la UCCuyo. “Quedamos en reunirnos en el mes de febrero. Cree Creemos que el objetivo inicial ya fue alcanzado en el encuentro. Pretendíamos que la capacitación funcionara como un disparador para ver de qué manera es posible empezar a utilizar en nuestros campos esta tecnología de precisión.

Creo que el próximo paso es hacer un trabajo de investigación agropecuaria que debe ser volcado en un proyecto que sería interesante se hiciera entre instituciones públicas y privadas”, dijo el ingeniero Belgrano Rawson.

Además de sentirse muy a gusto con los resultados, contó a la revista El Campo: “Lo que sí quedó claro es la factibilidad en el uso de esta herramienta que evitaría terribles dolores de cabeza al productor. Los drones podrían tranquilamente sumarse a los métodos existentes y a las tecnologías de precisión ya implementadas en algunos campos de la provincia. También pudimos detectar, no sólo a través de encuestas sino ahí mismo, la avidez por conocer los posibles usos, sus costos y la viabilidad de la implementación”.

Los cambios generacionales en las habituales labores productivas están permitiendo el desembarco de las nuevas tecnologías para la prevención de enfermedades, la cosecha, la siembra y hasta sobre el estudio de los suelos.

Abuelos, padres y nietos se reúnen en mundos inimaginados hasta el momento, justo ahora, cuando el futuro los alcanzó.