Apostar por más y lograr la superación. Esto es lo que pretende el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá para los beneficiarios del Plan de Inclusión Social, a quienes los instó para que busquen un mejor trabajo y para ello subrayó la importancia de la capacitación. “En Inclusión, no hay jefes. La clase media, los cajetillas y los tilingos perdieron a la servidumbre y eso les molestó”, alentó en medio de un estruendoso aplauso durante la reunión que celebró ayer a la mañana en el Ave Fénix con más de mil beneficiarios. Dijo que ahora hay nueve mil personas en el programa y animó a los trabajadores para que el año que viene este número se reduzca a la mitad. Y para el 2017, que sean un tercio de la cantidad actual. “El Plan sigue hasta que el último haya conseguido trabajo”, ratificó.
El mandatario no hizo anuncios para el Plan, pero sí dio algunos "tirones de orejas" para aquellas cuestiones que, consideró, se manejaron de manera deficiente en los últimos años. En el encuentro, además, adelantó la suspensión del Carnaval de Río en San Luis (ver página 2).
El Gobernador solicitó que cada trabajador se especialice en lo que le más le interese: música, teatro, docencia, albañilería y hasta, de manera jocosa, sostuvo que si una chica así lo desea se capacite para convertirse en “Miss Argentina”. Reiteró que en Inclusión Social "no hay servidumbre", y que "todos son libres".
“En los trabajos que contratan a los empleados del Plan, al principio los tratan con cariño. Luego vi llamar a los jefes para que les sirvan mate o limpien baños. Al cuarto día los tratan mal y después los usan para llevarlos a la casa y que les limpien el culo a los niños. Eso no”, retrucó enojado.
Rodríguez Saá afirmó que aquellos beneficiarios que cursan el Plan PIE tendrán tiempo hasta marzo para finalizar con sus estudios. Señaló que una vez con el título en mano, y aquellos que sean puntanos, contarán con la opción de ingresar al Instituto Superior de Seguridad Pública “Juan Pascual Pringles”.
Una posibilidad de crecimiento en el Plan han sido las cooperativas. Pero Alberto criticó el funcionamiento que han mostrado en los últimos tiempos. Explicó que a cada emprendimiento le nombraban un “tutor responsable”, que se hacía cargo de todas las firmas. “El Estado le daba setecientos mil pesos a cada cooperativa y la plata iba al tutor, que no pertenecía al Plan. El plato de comida se lo comía otro. Las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas”, parafraseó a Atahualpa Yupanqui.
El Gobernador realizó un repaso por la historia del programa, que surgió en 2003 para contrarrestar el avance de la pobreza y la indigencia que sufría todo el país. Recordó que el 90% de los puntanos lo respaldó en una consulta popular, y que también la mayoría de los sanluiseños estuvo de acuerdo en la manera en la que se ejecuta. “Lo llevamos a la Constitución, ahora es un derecho. Al igual que el de las culturas originarias para que los Ranqueles y los Huarpes tengan sus tierras”, afirmó.
Subrayó que en el inicio de Inclusión Social se anotaron cuarenta y nueve mil beneficiarios y que se concedió una oportunidad a las personas con capacidades diferentes, solteros, puntanos con más de sesenta años, aquellos con problemas de adicción, y hombres y mujeres de treinta años que no encontraban empleo. Al dejar su mandato, en 2011 habían siete mil.
Exceso de empleados
El jefe de Estado también se quejó por la cantidad excesiva de empleados en la administración pública. Dijo que el lunes se realizó un estudio en el que de veinte mil contratos con el Estado, sólo se constató el ingreso de 675 empleados al edificio gubernamental de Terrazas del Portezuelo.
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