El viento fresco de la noche hizo que varias familias eligieran al shopping para pasar la penúltima noche del fin de semana largo.
Allí, frente a las mesas y con las cajas del supermercado como escenografía, se preparaban el pianista Alejandro Grassano, el baterista Juan Pablo Pastor y el bajista Alejandro Pena, ambos tocan en bandas de Estados Unidos.
No se trata de un recital común, así lo explicó el organizador Francisco Paz. "Es como un ensayo en vivo", dijo sobre esta "jam session".
De manera que los músicos debieron "conocerse" un poco antes de despegar del todo. Y fue el armoniquista Alejandro Alcaraz, quien les dio esas alas.
El joven, de negro riguroso, se sumó al trío luego de los primeros temas y puso a volar el jazz. La gente desde las mesas agradeció con silencio y con aplausos. Los niños, curiosos, se sentaban cerca de los músicos.
La intensidad llegó a tal nivel que Grassano hasta perdió los anteojos en un arrojo de melodía. Después llegó a escena el último miembro de este ensamble, el saxofonista, Fabio González. Con él llegaron la sensualidad y un toque de bossa nova.
"Siempre que hay una 'jam session' es como una llamada para los músicos y sirve para hacer crecer a los lugares donde nos presentamos", dijo antes de actuar.
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