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Palque, el yuyo que mata a los bovinos

Por redacción
| 15 de marzo de 2015

Detrás de sus hojas verdes y brillantes y sus flores amarillentas de aspecto ornamental palpita una amenaza letal para el ganado que pasta en el monte de San Luis. Hablamos del palque (Cestrum parqui) -también conocido como “duraznillo negro”-, una maleza tóxica que puede provocar la muerte de vacunos en cuestión de horas. Aún no existen tratamientos satisfactorios para los casos de envenenamiento, por lo que la única  alternativa disponible reside en el control con herbicidas para evitar su crecimiento y el manejo estratégico de la hacienda. La revista El Campo conversó con un especialista en sanidad animal y un experto en malezas para saber cómo lidiar con este yuyo venenoso que acecha a los bovinos.

 



El responsable del Laboratorio de Sanidad Animal de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA), Carlos Rossanigo, confirmó que las intoxicaciones por plantas tóxicas representan hasta el 43% de las enfermedades con signos nerviosos y, entre ellas, la más diagnosticada es la intoxicación por palque, con un 32% de los casos. “A veces afecta a pocos animales del rodeo pero también puede llegar a arrasar un número importante de cabezas, con los daños económicos que eso conlleva para el productor”, señaló el profesional, quien lleva trabajando en el diagnóstico de enfermedades que afectan a la producción pecuaria desde 1980.

 



Entre los casos más dramáticos del último tiempo, Rossanigo recuerda uno en particular ocurrido en un campo del centro provincial: “Los animales fueron encerrados a última hora del día en un monte con palque para ser transportados al día siguiente, pero un temporal demoró el traslado. Sólo dos días después encontraron muertos a unos sesenta novillitos gordos”.

 



El principio tóxico de esta maleza aún no está identificado, aunque el médico veterinario señaló que posiblemente se traten de glucósidos -moléculas compuestas por un glúcido (por lo general, monosacáridos)- y un compuesto no glucídico. La mayoría de los casos de intoxicación ocurren en vacunos, aunque también resulta tóxico para ovinos, cerdos, equinos y aves.

 



En un estudio de 2013 sobre la invasión de especies tóxicas en San Luis, del especialista en malezas del INTA, Jorge Garay, y el profesional de Sanidad Animal, Ricardo Sager, arriesgan la hipótesis de que las plantas han desarrollado los compuestos tóxicos por alguna de las siguientes tres razones: a) protección contra los animales hervíboros, b) eliminación de productos de desecho, c) elaboración de productos intermedios que surgen de procesos metabólicos.El motivo real, sin embargo, aún no fue determinado.

 


La intoxicación por tóxicos vegetales pueden clasificarse de acuerdo a diferentes parámetros, como por ejemplo, tipo de tóxico, sistema orgánico afectado o especie vegetal involucrada. Sin embargo, para simplificar la descripción se limitan a determinar el tipo de tóxico principal. Los más comunes son los glicósidos, nitratos y resinas. Los técnicos detallaron que cada uno de estos tóxicos desempeñan una función diferente dentro del cuerpo del animal envenenado: uno genera hemorragias gastrointestinales, otro es responsable de la afección hepática, y el tercero provoca el comportamiento agresivo.

 



Radiografía de un asesino

 


Antes de iniciar un plan de acción es conveniente que el productor conozca muy bien el aspecto y las características de este enemigo del reino vegetal. El palque es una de las plantas tóxicas de mayor impacto económico en gran parte de la región ganadera nacional y su presencia se extiende desde el río Colorado, donde comienza la Patagonia, hasta Jujuy.

 


Perteneciente a las Solanaceae, la misma familia del tabaco, la papa y de numerosas especies ornamentales como la petunia -aunque desprovisto de sus beneficios nutritivos y decorativos-, el "duraznillo negro" es un arbusto de entre 0,6 y 2,5 metros de altura, rizomatoso, con tallo leñoso erguido y muy ramificado. Sus hojas son simples y alternas, de forma lanceolada, con el nervio central prominente y reconocibles por despedir un intenso olor desagradable, similar a la goma, cuando son frotadas.

 


Las flores, de color amarillo, son tubulares, y presentan una corola estrellada, con cinco lóbulos dispuestos sobre un tubo cilíndrico. Los frutos son ovoides, y de color negro violáceo cuando ya están maduros. Tiene reproducción sexual y también vegetativa, y su diseminación es producto, principalmente, de la acción de los pájaros, que pueden transportar las semillas a través de largas distancias. La maleza rebrota a fines del invierno y florece en diciembre-enero, aunque puede presentar flores hasta el fin del verano. Con las primeras heladas comienza a perder sus hojas.

 



Ampliamente difundido en la formación del espinal, incluido el centro-este de San Luis, el “duraznillo negro” afecta principalmente a establecimientos ganaderos de cría, donde el pastizal natural de monte constituye un recurso alimenticio de relevancia. Vegeta en lasabras, a orillas de ríos, caminos y zonas de desmonte, aunque se lo encuentra con mayor frecuencia en hábitats umbríos, bajo la cobertura de especies leñosas tales como el chañar, el caldén, el peje y el algarrobo.

 



Garay especuló con que las principales causas de la invasión de palque en el centro-sur de la provincia de San Luis pueden ser los incendios, el abandono de tierras marginales aptas para la agricultura, el sobrepastoreo y pastoreo continuo del campo natural.

 



Un ciclo mortal

 



Este arbusto está considerado como maleza tóxica permanente, ya que a través de todo su ciclo de crecimiento tiene suficiente concentración de sustancias nocivas como para provocar la muerte de los animales que la consumen. "Las hojas secas conservan esta capacidad durante varios meses luego de la caída. Precisamente, el período de intoxicación más crítico es el que sucede a las primeras heladas. Al helarse la planta, las hojas se deshidratan y pierden su intenso olor, de modo que cuando caen sobre la hierba el ganado desprevenido las consume, lo que facilita la ingestión y el envenenamiento", describió Garay.

 


Además, con el frío, los animales permanecen más tiempo en el monte (en procura de reparo), y salen a comer en las abras recién cuando la temperatura asciende. De todos modos, Rossanigo informó que en el Laboratorio de Diagnóstico de la EEA San Luis la distribución de casos es en general uniforme a lo largo de todo el año.

 


Síntomas y lesiones

 


Los animales intoxicados prácticamente no presentan síntomas, ya que la muerte sobreviene con extrema rapidez. Los signos clínicos, que aparecen entre las primeras 24 y 48 horas de la ingesta, son causados por insuficiencia hepática grave.

 


"Aparece dolor agudo durante la palpación en la zona hepática y un marcado  embotamiento de la conciencia.

 



Además, los animales dejan de comer de forma repentina. Se manifiestan también signos nerviosos (conducta agresiva) con parálisis de los miembros traseros. Sobreviene luego un estado de depresión, con salivación abundante y posterior postración. Una vez que el animal se acuesta, muere en el lapso de uno a tres días", graficó el veterinario.

 


El diagnóstico de las intoxicaciones mortales ocasionadas por la ingestión de palque se basa en la observación de los órganos del animal muerto. En muchos casos, sin embargo, al iniciar la autopsia, el proceso de degradación de los órganos ya está avanzado, lo que impide, o al menos dificulta, un diagnóstico certero.

 


Esto llevó en el año 2000 a realizar una experiencia con ovinos, a través de la cual lograron confirmar por técnicas de microanálisis del contenido digestivo y de las heces la ingestión de "duraznillo negro" y calcular también la cantidad alojada en el tracto.

 


“En términos médicos, la lesión principal es en el hígado, aunque su apariencia depende de la dosis ingerida. En animales donde transcurre cierto tiempo entre el momento de la ingestión y la muerte podemos encontrar un hígado pálido con aspecto graso y ciertas zonas de puntillado hemorrágico, mientras que en aquellos que mueren a las pocas horas de la ingestión, el hígado presenta un color muy oscuro y aspecto hemorrágico”, detalló Rossanigo. Otros aspectos visibles del daño hepático son edema en la vesícula biliar y sangre en el intestino delgado, sin alteración de la mucosa, además de pequeñas hemorragias en el corazón, producto de la muerte agónica.

 


Manejo integrado y control químico

 


Para todos los casos, los técnicos recomiendan analizar la posibilidad de implementar un control o manejo integrado de las especies tóxicas que pueden llegar a invadir los lotes. "La prevención y el control temprano son herramientas de gran importancia para evitar el ingreso y establecimiento de malezas al potrero, que luego podrían acarrear graves inconvenientes", puntualizó Rossanigo.

 


En aquellos casos en los que la maleza todavía no se encuentre en grandes densidades en los lotes de pastizal natural, el veterinario señaló que un adecuado programa de usos y descansos, así como un correcto manejo de las especiales estivales e invernales puede impedir la introducción y posterior invasión del yuyo.

 


Caso contrario, si la maleza ya está establecida en los potreros, el productor, asesorado por un especialista, deberá evaluar la posibilidad de un control por medio de herbicidas.

 


Las experiencias en los campos de San Luis

 


Los ensayos que técnicos del INTA vienen realizando desde 1989 hasta la fecha en campos de Villa Mercedes, El Morro, Fraga, Buena Esperanza y Nueva Galia tienen como propósito evaluar la acción conjunta de diferentes herbicidas. Las fórmulas empleadas fueron: 2,4 D (24%) + Picloram (6,49%) + concentrado soluble; glifosato líquido soluble (48%); Dicamba líquido soluble (57,7%); Picloram (3%) + Triclopir (6%) en líquido diluible; y Bromacil (80%) en polvo mojable.

 


En algunos casos utilizaron diversos equipos de aplicación (mochila manual, soga, y centrífuga) sobre el control del Cestrum parqui en dos hábitats distintos: abra y monte.

 


De acuerdo con los ensayos realizados por técnicos del INTA, investigadores de la UNSL y de la empresa DOW, los mejores resultados se obtuvieron con la aplicación de 2,4 D + Picloram. En la misma categoría de efectividad entró el tratamiento con Picloram + Triclopir. En segundo puesto, con escasa diferencia, se ubicó el tratamiento con Dicamba y en el cuarto, aquellos con Glifosato.

 


Del acervo de información generado en los ensayos se desprende que la época de floración debe coincidir con aproximadamente el 50% de la floración, ya que ése es el momento en el que la planta comienza a enviar sustancias de reservas hacia los rizomas y como los herbicidas utilizados son sistémicos (es decir, afectan a la planta entera y no solo una parte), aprovechan dichas sustancias para transportar el principio activo hacia el lugar donde deben ejercer su acción.

 


"Este período puede extenderse entre diciembre y fines de febrero. Pero como la toxicidad del palque dura alrededor de 200 días después de morir la planta, es recomendable no ingresar hacienda al lote tratado durante ese lapso", indicó el técnico del INTA.

 


La pulverización se puede realizar con mochila manual, de entre 5 y 16 litros de capacidad, con picos de abanico plano o cono lleno, y con cámara de turbulencia regulable. "Se deben rociar todas las partes de la planta hasta la saturación, sin llegar al punto de chorreo", precisó Garay.

 


El tamaño de gotas de la pulverización debe ser pequeño, aunque no demasiado, para evitar la evaporación en caso de temperaturas elevadas. Además, para una mejor eficacia del tratamiento se recomienda pulverizar con temperaturas de entre 15 y 25 grados centígrados. También hay que recordar no aplicar sobre hojas con rocío, con viento y, si existe pronóstico de lluvias, hacerlo antes de las 10 horas de la aplicación.

 


En cuestiones de seguridad, los operarios deben estar siempre protegidos con guantes, barbijo, botas de goma, gafas y equipo impermeable. El agua usada como vehículo para la aplicación no debe ser "dura", es decir, contener cationes de calcio y/o magnesio, ya que estas sustancias "desactivan" el efecto de los herbicidas. Para ello, es conveniente realizar un análisis previo del agua para corregir posibles deficiencias.

 


Aproximadamente entre 5 y 10 días luego de la aplicación, dependiendo de la temperatura y la humedad, se observa que las hojas comienzan a doblarse. Entre los 20 y 30 días empiezan a amarillear, y a los 40 o 50 días inicia la defoliación. En la primavera siguiente habrá que realizar una recorrida del potrero para detectar probables rebrotes de plantas que pudieran haber sido tratadas con subdosis, o pasadas de largo por algún motivo.

 


"La solución de este problema requiere de trabajos integrados de mediano y largo plazo, que incluyan tareas de investigación y extensión, donde se integren organismos oficiales y privados", reflexionaron los técnicos Garay y Rossanigo, a modo de conclusión.

 



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