El misterioso caso del joven que hace desaparecer a los gatos
Por redes sociales pide animalitos para tenerlos en tránsito, pero al poco tiempo se les pierden sin dejar rastro. Dice que trabaja todo el día y vive con su abuelo. El caso de Mara, la última gatita que perdió.
Preocupación y enojo genera en un grupo de amantes de los animales la actitud de un hombre de identidad desconocida que pide gatos para tenerlos en tránsito y que al tiempo desaparecen misteriosamente. Los usuarios manifestaron su desconcierto en redes sociales, donde se elucubraron todo tipo de teorías.
Desde que los mata en rituales satánicos hasta que se los come, la imaginación de los atribulados amantes de los gatitos no deja de volar ante la sospecha que levantó un oscuro usuario de Facebook que primero se las arregla para conseguir los animalitos y luego, cuando por diversas circunstancias preguntan por ellos, nunca los tiene.
Que se perdieron es la excusa más común que el sujeto entrega ante las consultas, siempre con un mismo argumento de que los gatos se fueron de su casa cuando él estaba trabajando y se le escaparon a su abuelo, otro turbio personaje de la historia del que algunos usuarios hasta dudan de su existencia.
El último mensaje que llegó a la red es el de Oriana, una mujer que dice que el misterioso joven perdió a su gata “y no se hace cargo”. “Sin que yo supiera, mi gatita Mara a veces iba a comer a lo de mi vecina”, comentó la mujer, quien describió a la mascota como un animal que salía de su casa pero que después volvía para dormir con ella.
Fue justamente esa señora quien respondió al mensaje del tal Fernando en busca de gatitos para adoptar. Cuando la verdadera dueña de Mara –una mascota muy mimadas por su familia- se enteró de que su gata había sido entregada buscó al joven para que se la devolviera, pero Mara ya no estaba con él. “Nos dijo que se le había escapado, que él la quiso agarrar y lo rasguñó”.
Oriana asegura que “es imposible que Mara no haya aparecido la noche en que la fui a buscar. Ella conoce mi voz y si anduviera por la zona, la hubiéramos encontrado”, dijo la joven, quien concurrió al menos en dos ocasiones a la casa del sujeto y nunca halló en él voluntad de ayudar.
Con el tiempo, la dueña de Mara fue descubriendo algunas mentiras por parte de Fernando. Además del destino de los gatos y la forma en que se pierden, los buscadores descubrieron que el chico en realidad se llama Juan Ignacio y tiene algunos antecedentes en la captura de animales que luego se pierden misteriosamente.
A partir de ese testimonio, surgieron muchos otros que reconocieron en Juan Ignacio al simpático joven que buscaba los gatitos –preferentemente negros- y los llevaba a su casa para tenerlos en tránsito.
Hace dos meses, otra mujer fue víctima del accionar del muchacho, pero esta vez con cuatro gatitos de ocho meses que encontró cerca de su casa, abandonados. La piadosa vecina abrigó y alimentó a los mamíferos durante varios días y cuando publicó la foto en las redes sociales, apareció “este energúmeno de poca monta”, según lo describe.
El tal Juan Ignacio le pidió los cuatro gatitos, pero la mujer ya había dado uno, con el riesgo que significaba separar al animal de sus hermanitos. Con buena voluntad, la mujer le llevó los tres animales a la casa y al poco tiempo la chica que había llevado el primer gatito lo devolvió porque notaba que el animal estaba triste sin sus compañeros. Sin saberlo, la voluntariosa joven entregó al gatito a la boca del lobo, ya que el animal recaló en la casa del sospechoso para que se reuniera con sus pares.
Siempre preocupada por los animales que da en tránsito, la mujer le escribió a Ignacio a principios de mes para saber cómo estaban los gatitos y la respuesta fue la que temía: por un descuido de su abuelo, los cuatro se habían escapado de su casa. “Yo comencé a buscarlos desde ese día junto a amigos que se prendieron y no encontramos nada... Supuestamente, él salía a buscarlos, pero nunca se acoplaba a mis busquedas. Le comencé a pedir las libretas de los gatos y me dijo que su abuelo las había perdido”, escribió la protectora.
En las veterinarias donde supuestamente Juan Ignacio le hacía los controles a los gatos no hay registros de su presencia ni las operaciones de castración correspondientes, lo que aumenta la preocupación de la señora.
Oriana, la dueña de Mara, dice que su único interés es encontrar a su mascota y tenerla en su casa nuevamente. “Yo no quiero ni asumir nada, ni crear especulaciones sobre lo que este hombre les hace a los gatos, pero sinceramente yo creo que algo le hizo”, dijo, llena de angustia.


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