Hace unos meses, la "Leona" del boxeo villamercedino, Yohana Alfonzo, rescató a una mujer que vivía en una casa donde durante doce años sufrió abandono. Esa mujer que hace ocho meses comparte sus días y noches, hoy es su hija del corazón. Sin importar los parentescos, el amor es quien las une. Ayer, juntas pudieron festejar el cumpleaños número 43 de Mirta Barrionuevo, un festejo que no pasó desapercibido, ya que era el segundo en toda su vida.
Eran las 3 de la mañana del martes, Mirta daba vueltas en su cama, según sus hermanos y sus abuelos, se levantó tres veces para ir al baño. Y no era para menos, la emoción no la dejaba dormir. Ella sabía que el día había llegado. Hace un mes le habían dicho que el 21 de abril iba poder apagar las velas en su cumpleaños, hasta se pinto las uñas para lucirlas en su festejo. "No pudo pegar un ojo, durmió muy poquito", acotó su mamá del corazón. A las seis ya estaba lista para arrancar.
En el taller de inclusión social Todo por Amor, de la calle Belgrano y Teodoro Fels, la esperaban sus compañeros, amigos y docentes. Como todos los días, ella es una de las primeras en llegar. Después de unas horas de clases de tejido (una de las numerosas actividades que realizan), los trece alumnos del curso pusieron música y comenzaron a bailar. "Fue el mejor cumpleaños que tuve, nunca pasé uno así. Lo disfruté mucho, mis compañeros me cantaron el feliz cumpleaños, tocaron la guitarra, bailamos y algunos lloraron de emoción que tenían", expresó. Su sonrisa contagiosa y sanadora logró advertir que fue una de esas fechas inolvidables.
Mirta pasó, entre muchas otras cosas, dolores y tristezas. Tal vez, si uno la conoce hace poco no pueda notar cuánta historia acarrea sobre su cuerpo delgado y pequeño, pero fuerte como el hierro. ¿Quién puede imaginar que sólo tuvo dos cumpleaños en su vida?, en este caso la imaginación no forma parte de su relato, es totalmente real. "Para nosotros festejar los cumpleaños es normal, pero para ella fue todo nuevo. Cuando le cantamos se puso muy feliz, si le hubieran visto la cara, bailaba. Una de las docentes del taller nos dijo que cuando sus compañeros cumplían años, ella se quedaba al lado de la mesa y sólo comía. Hoy (ayer) no lo hizo, fue distinto. Comprendimos que lo hacía por hambre", relató Yohana.
La boxeadora aclaró que su hija no vivió en un campo, como señala la edición del lunes, si no que fue en la casa de unos conocidos. "Mi hermano la vio ahí cuando se reunió con los hijos de la señora que estaba a cargo de Mirta, pero no la encontramos en un campo", explicó.
Amor incondicional
La hija adoptiva de Alfonzo, trabaja en el plan de inclusión desde siempre, pero hace siete años que pertenece a Todo por Amor. Las docentes que la asisten en el taller fueron de gran ayuda para que saliera adelante, así también como el apoyo que le dan y le dieron sus compañeros todo este tiempo. "Se expresa muy bien, cuando llegó no sabía leer ni escribir, hoy puede hacer muchas cosas, hasta aprendemos computación. Es una persona súper cariñosa, sin maldad y sobre todo solidaria. Antes sus compañeros le traían comida pero ahora ella es quien los ayuda, algunos pasan las mismas cosas que vivió ‘Mirtita’, como le decimos todos. Si a alguien le falta el pan, se lo da sin dudas. Gracias a Dios que encontró a alguien que la cuide y quiera de verdad”, manifestó Nancy Irusta, su “seño”.
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