En su noveno año como integrante del Teatro Independiente Mercedes, Gustavo Ojeda interpreta un personaje en el que se siente muy cómodo. Ser Julián Bisbal en la obra de Roberto Cossa es para él “un privilegio” que lo traslada a una realidad con la que se siente identificado en muchos pasajes.
“Los días de Julián Bisbal” es el nuevo estreno en el año del TIM y mañana subirá por segundo sábado consecutivo a escena, aunque con novedades: parte del elenco se renovará y tendrá cinco actores que no estuvieron en el debut. La dirección, como siempre, es de Adriana Bazzano.
Ojeda, que es uno de los que permanece, confesó que la trama lo lleva “a muchos momentos que nosotros mismos hemos vivido, a la búsqueda de mejorar económicamente y ante los ojos de los demás”. Cossa imaginó en su creación a un Bisbal de treinta años, casado, oficinista que de un día para otro, temerario e insatisfecho, decide faltar a su trabajo. Y aunque fue escrita en la década del '60, el relato, que es atemporal y universal, narra las desesperanzas y proyectos inconclusos.
“Es el deseo de cualquiera de estar mejor –siguió Ojeda-, porque una persona podría vivir igual. Cuando empezás a leer o ver la obra te sentís identificado, porque descubrís cosas que nos pasan todos los días”.
El protagonista ya actuó en otras obras del TIM: “Las de Barranco”, “El acompañamiento”, “Las d’enfrente” y “Plápate”. “Esta pieza en particular venimos preparándola desde el año pasado, porque muchas veces si bien el personaje lo ténes definido en poco tiempo, el que salga la obra depende de los ensayos con el resto del grupo”, explicó Ojeda. Y el hecho de tener que coordinar un grupo tan grande de actores, en un doble elenco, contribuyó a que el estreno se planeara para este mes.
En el debut de la semana pasada, el público mercedino, que agotó las entradas, acompañó la actuación con aplausos de pie. Y para la función de mañana, a las 22 en la misma sala de San Martín 466, el elenco espera repetir la experiencia exitosa.
En particular para Ojeda mañana habrá una presencia especial, estará la segunda hija de los cuatro que tiene. “Mi familia me acompaña, están muy conformes con mi trabajo de actor”, dijo quien comparte su pasión por el teatro con un trabajo en su empresa familiar.
Aunque reconoce que el teatro siempre le gustó y a su madre le decía que cuando fuera grande sería actor, fue una maestra de jardín de infantes de su hija quien se lo recomendó. “En 2006 mi nena empezó a ir al Instituto del Carmen y como siempre daban participación a los padres, yo me prendía a actuar”, reconoció entre risas. Pero cuando la maestra le dijo que tenía condiciones, un año después se sumó al TIM.
Al villamercedino, como le sucede a muchos artistas, las necesidades y obligaciones mundanas no le permitieron estudiar cine o teatro. “Y cuando era adolescente trabajaba en una empresa familiar y estudiaba, y la verdad que estaba en otra, más preocupado por dónde ir el sábado a bailar que por el teatro”, confió. Por entonces, sólo despuntaba el vicio en los actos escolares.
En abril, el TIM estrenó “No hay que llorar” también de Roberto Cossa, escrita en 1979. Es éste uno de los dramaturgos más importantes del país, cuyas piezas han sido adaptadas al cine. Sobre el trabajo con este autor, Ojeda admitió que se sintió conmovido por la “realidad y el conocimiento que tiene en cuanto a los problemas de la clase media”.
LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casaMás Noticias
