“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol". La fascinación que despierta la pelota para el escritor uruguayo Eduardo Galeano se cumple a rajatabla en San Luis. Y es que los puntanos no sólo le hacen honor a la frase, sino que además se la transmiten a sus hijos casi como un valor familiar. Así lo indica un relevamiento que realizó El Diario por el Día del Padre, en el que el sesenta y cinco por ciento de los jóvenes consultados aseguró que comparten con sus papás la pasión por el deporte y que el partido del domingo, una tarde en la cancha o el orgullo de llevar la misma camiseta es uno de los pocos puntos en común con sus “viejos”.
El sondeo incluyó a sesenta personas de entre 14 y 39 años: veintiocho hombres y treinta y dos mujeres, quienes debían responder cinco preguntas para conocer qué salidas realizan junto a sus padres y si coincidían en la profesión, los pasatiempos, el gusto por la música y la actividad física. La última alternativa fue elegida por treinta y nueve personas, de las cuales el treinta y dos por ciento eran chicas. Y aunque casi todos pusieron al fútbol como única opción, ocho encuestados sumaron el fanatismo por otras disciplinas: básquet, hockey, boxeo, mountain bike, rugby, atletismo, automovilismo, motocross y natación.
“Tener un deporte en común genera confianza entre padres e hijos. No para que el adulto ocupe el lugar de amigo, pero sí para que el nene perciba el interés a partir de la mirada de los grandes, eso es muy importante”, dijo la psicóloga Costanza Ravanelli. Y resaltó: “No hay que concentrarse en la cantidad del tiempo, sino en la calidad”.
Lee esta y otras notas del informe en las páginas de la edición papel de este domingo.
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