SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Emilio Apud: "En doce años el país redujo a la mitad sus reservas de gas"

Por redacción
| 28 de junio de 2015
Apud dice que hacen falta reglas claras para invertir.

El subsuelo argentino atesora enormes cantidades de hidrocarburos. Sin embargo, en la superficie los automovilistas penan para cargar GNC, los industriales se agarran la cabeza por los cortes de gas y la Nación gasta cada vez más en importaciones de combustibles. Para el ex secretario de Energía y Minería,  Emilio Apud,  la razón que explica esta aparente paradoja reside en que  durante los años de gobierno kirchnerista no se hicieron  inversiones para incrementar la producción, y se alentó de manera irresponsable el consumo. Igualmente el especialista asegura que esta tendencia es modificable  y que la Argentina puede volver a ser un país exportador de energía en sólo diez años si se aplican políticas con reglas de juego claras y a largo plazo.  

 


—¿Cómo ve el panorama energético nacional?
—En estos doce años hubo pésimas políticas en el sector energético, basadas en un cortoplacismo muy acendrado. Nos hemos quedado prácticamente sin energía. No se hacen inversiones porque el sector energético no es un tema que tenga interés electoral. Los cortes de la luz o de gas son la punta del iceberg. Por  este  manejo hay serios problemas en toda la macroeconomía. La compra de combustible se lleva más de 12  mil millones de dólares por año. En 2014, 125 mil millones de pesos fueron para subsidiar el sector energético. En Capital Federal y Gran Buenos Aires no pueden disfrutar de un servicio como el gas a un costo que es la mitad de la entrada de un cine, que vale 100 pesos. No puede ser que se pague lo mismo que hace doce años, cuando todo aumentó diez veces. El próximo presidente se va a tener que sincerar ante la sociedad,  como lo haría un médico ante un paciente con una enfermedad grave. Al Gobierno lo único que le interesó fue llegar a las elecciones   a cualquier costo. Pero si llega a ganar, no sé cómo va a hacer para salir de esta situación. El déficit energético se ha agravado en los últimos años y en el verano será peor. El descubrimiento del shale oil y shale gas (gas y petróleo de esquisto) en Vaca Muerta indica que podemos pasar a ser un país petrolero, no simplemente uno con petróleo. Tenemos riqueza eólica y solar, además del conocimiento en energía nuclear. No necesitamos  importar energía. 

 


—¿Por qué se llegó a una situación tan delicada?
— Por la política que implementó Néstor Kirchner a partir de  2003. En 2002 hubo una crisis económica severa que implicó que no se ajustaran las tarifas. Pero al año siguiente, el país empezó a crecer y no había ningún motivo para que la gente que podía pagar las tarifas no  lo hiciera. Pero  primó la especulación política y se buscó que la energía fuera barata. La inversión cayó por el congelamiento de las tarifas, el congelamiento del valor del gas en boca de pozo y las retenciones móviles para las exportaciones de crudo. Por eso tenemos la mitad de las reservas de gas que existían hace doce años. El populismo promueve el consumo de manera irresponsable, y esta política perjudicó mucho al país.

 


—¿La privatización de YPF era inevitable?
—La nacionalización se hizo mal  porque Axel Kicillof le vendió a la Presidenta que a los españoles de Repsol se les podía sacar sus acciones no sólo sin pagar nada, sino que además, ellos iban a tener que poner dinero, porque supuestamente  había un impacto ambiental. ¿Cómo terminó la película? Se pagó por la empresa más de lo que valía, cerca de 10 mil millones de dólares por el 51 por ciento de las acciones.  

 


—¿Considera que YPF debe seguir siendo una empresa estatal?
—La estatización ya se hizo y ahora no podemos dar la imagen al mundo de que vamos a vender las acciones. Sigamos así, pero hagamos las cosas bien. YPF tiene que ser una empresa eficiente, superavitaria.  

 


—¿Cree que con la reestatización se solucionó el problema del suministro?
—No, porque desde que se reestatizó aumentaron mucho los precios. El dinero que entra a las estaciones  permite afrontar las inversiones. El Gobierno necesitaba petróleo para evitar las importaciones y abastecer las refinerías de YPF. Por eso empezaron a gastar a lo loco en  la zona Vaca Muerta con perforaciones verticales. Pero para realizar la fracturación hidráulica en estos yacimientos de shale oil y shale gas se tiene que hacer primero una perforación vertical y después horizontal. Acá sólo se hicieron pozos verticales para petróleo y la rentabilidad de esas inversiones es malísima.  

 


—¿Qué hay que hacer para salir  del déficit energético?
—Hay que restablecer la seguridad jurídica y las relaciones con el mundo. El kirchnerismo tuvo una política suicida en las relaciones internacionales. Los únicos que   nos dan bolilla son China, Rusia, Irán y Venezuela. Hay que tener reglas de juego claras y  tratar de licitar todas las áreas de petróleo convencionales como no convencionales para que lleguen las inversiones. En siete años podemos recuperar el autoabastecimiento y en diez años llegar a ser un país netamente exportador de gas y de petróleo, y en cantidades importantísimas. Podemos tener un aporte a las exportaciones mayores a las que hace el campo. Vaca Muerta es el 60 por ciento del shale oil. También hay yacimientos en el  Golfo de San Jorge, en la Cuenca Austral y algo en el norte del país. Pero ésta es una riqueza que necesita de una tecnología  compleja para explotarla. Hacen falta conocimientos, experiencia y mucho dinero. Si no revertimos la situación de desconfianza hacia nuestro país  cada vez vamos a importar más. 

 


—¿Necesitamos sí o sí de la inversión extranjera para explotar Vaca Muerta?
—Si al recurso no se le agrega dinero, tecnología y gestión es algo que queda debajo de la tierra. En Vaca Muerta necesitamos de la tecnología que se utiliza en Estados Unidos,  porque es el único país que produce shale oil y shale gas. Shell, Exxon Mobil y Total están fascinados por los resultados que tienen con los pozos exploratorios que están haciendo en la zona y dicen que si se dan las condiciones, van a invertir en el país. Después están los impuestos. ¿Qué sentido tiene que le cobres impuestos a una empresa que viene a explorar a riesgo? Hay que empezar a cobrarle cuando exploten el recurso.  

 


—¿Hacia dónde va el mundo en materia energética?
—Los países más importantes decidieron que para 2100 no se usen hidrocarburos. En 2050 se va a tener  que consumir un 30 por ciento menos de gas y petróleo para que no suba la temperatura dos grados para prevenir el calentamiento global. Por eso tenemos que poner en valor nuestras riquezas lo antes posible. Será imperdonable para las futuras generaciones de argentinos que  miles de millones de dólares queden bajo tierra porque no tuvimos la habilidad para explotar el recurso. Además, hay que tener en cuenta que no somos los únicos que tenemos el recurso.  Hay competencia y hay que salir a buscar inversores. 

 


—San Luis tiene un proyecto muy ambicioso de energía solar en el norte de su territorio y ya hay un parque funcionado cerca de la Casa de Gobierno. ¿Hace bien en apostar a este tipo de energía?
—Un punto positivo de la energía solar es que está bajando el  costo de los paneles. Esta energía  produce electricidad o calor. El problema es que todavía es más cara que el gas, y por eso aún no cierra la ecuación económica. Igual veo mucho futuro con la energía solar, sobre todo en los emprendimientos estatales. San Luis tiene un buen coeficiente de radiación y estos proyectos me parecen muy interesantes. 

 


—Argentina   hace poco se puso en funcionamiento la central Atucha II. ¿Qué pasos hay que seguir en este sector?
—Atucha II es un ejemplo de lo que no hay que hacer. Había que terminarla, pero no a cualquier costo. El presupuesto era de 700 millones de dólares, y salió más de 4 mil millones de dólares. No podemos cometer la payasada que hizo del gobierno nacional que a pocos meses de dejar el poder se le ocurre llegar a un acuerdo con China y Rusia en materia nuclear, cuando se tendría que haber analizado y competido con el resto de las tecnologías que existen en el mundo. En los pliegos licitatorios hay que poner condiciones de transferencia de energía y de participación de la industria local.  Pero Argentina es un país líder en energía nuclear en Sudamérica y el mundo. Hay que mantener lo necesario para conservar el desarrollo de la actividad. 

 


—¿Cuál es el panorama de la minería en el país?
—Tenemos recursos fabulosos, pero hay que hacer las cosas bien. A nivel mundial existen normas de preservación ambiental que hacen que no se contamine nada, incluso en la minería a cielo abierto y con cianuro. El problema está en que la gente no cree que se cumplan las normas, y esto es porque en el pasado los distintos gobiernos provinciales y nacionales hicieron la vista gorda y las empresas no cumplieron con las normas. Debe haber una regla ambiental de nivel internacional y un Estado que no permita que se la transgreda. Así no va a haber resistencias de la población y se producirá una generación de riqueza inmensa. Al igual que el petróleo, creo que hay que aprovechar a fondo nuestra riqueza minera, pero con una transparencia total e informándole a la gente de lo que se está haciendo y que a la ciudadanía le lleguen los beneficios. En las próximas décadas Argentina tiene tres sectores muy importantes para desarrollarse como es la minería, la energía y el campo.  

 


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