El martes pasado, mediante un decreto que firmó el gobernador Claudio Poggi, quedó formalmente conformado el Instituto del Valor Agregado. El organismo surgió del consenso de empresarios agropecuarios, agroindustrias, transportistas e instituciones que son protagonistas de la economía provincial, que primero habían conformado la Mesa de Fomento al Valor Agregado Agroindustrial y, luego de varios encuentros, terminaron por dar a luz esta herramienta que promoverá acciones para mejorar la competitividad de la cadena de valor agroindustrial.
“Los felicito por la predisposición, actitud y buena voluntad, es un objetivo grande pero posible en una provincia competitiva, donde las políticas trascienden los gobiernos y esa es nuestra fortaleza”, sostuvo Poggi en el acto realizado en Terrazas del Portezuelo. El Instituto influirá en el mercado granario con un objetivo claro: fijar un "precio San Luis", esto es que la oferta y la demanda sean locales y que se establezca el precio referente de toda la región, para que no salga perjudicado el productor primario.
No fue sencillo armar un ámbito donde se discutirán temas de la cadena agroindustrial, con intereses diferentes según el sector. Pero primó la unión y la voluntad de conseguir mejores condiciones para todos.
Los precios de referencia de las cadenas de valor, para cada producto en particular, serán establecidos por el Instituto de Valor Agregado Agroindustrial cuando alcancen un valor estratégico para el desarrollo de la economía regional. Serán precios referenciales, no vinculantes ni obligatorios, que oficiarán de guía, porque no siempre coinciden con los de Buenos Aires, donde entran a jugar otros condicionantes como el costo del flete. Poggi planteó que la primera tarea será formar el mercado granario para que la oferta y la demanda se consoliden en San Luis. “Tomaremos algunos productos que tienen mayor volumen como el maíz o la soja, después será la carne. Hoy creamos el instrumento, el marco jurídico a partir del cual trabajar, quizás luego debamos agregar otras herramientas”.
En cuanto al maíz y la soja, fijarán condiciones como la entrega inmediata, pago al contado, condiciones de cámara y se establecerá a Villa Mercedes, como mercado granario de encuentro entre oferta y demanda. “No teníamos esta proyección en granos ni carne, estábamos industrializando la provincia, desarrollando la infraestructura hídrica y energética, hoy tenemos las bases para un mercado granario, luego le tocará al mercado cárnico”, agregó Poggi.
El instituto deberá bregar por aumentar la rentabilidad de todos los eslabones de la cadena. El productor primario deberá asegurar competitividad, el agroindustrial precio, continuidad, compromisos en la logística y el Estado tendrá que apuntalar a todos, facilitando los objetivos. Hasta tanto el propio instituto designe un gerente, ese cargo lo ocupará Lucas González, asesor del Ministerio de Industria.
La opinión de los protagonistas
El productor agropecuario Guillermo Pastor dijo que tiene muchas expectativas: “Todos los que producimos desde la etapa primaria vemos con gran satisfacción la posibilidad de hacer cierto lo que tantas veces debatimos en charlas técnicas, lo que vemos que en otros países hoy se hace realidad como es lograr la integración de la cadena de valor agroalimentaria en nuestra provincia. Se convocó a los sectores industrial, agrícola y ganadero para coordinar junto al Estado este ámbito para generar las mejores condiciones competitivas para los sectores de la producción logística, comercialización e industrialización de granos y carnes. Hoy nace una agenda común de trabajo”, indicó.
Javier Genovés, director del INTA, puntualizó que “este Instituto no es sólo una mesa de negociación o concertación de elementos de una cadena, sino que mira hacia afuera, es la posibilidad de diseñar un futuro común, de fijar estrategias y asumir riesgos en conjunto”.
La visión de Gustavo del Bosco, productor agropecuario, es que “partimos de una base de cambios en los paradigmas que hemos venido trabajando, como por ejemplo, el de Campo versus Industria, que no nos ayudó mucho. Hoy, junto a este Instituto, pensamos un paradigma mucho más moderno y sociable, que es el de desarrollo agroindustrial, donde podemos sentarnos a discutir y encontrar fortalezas y debilidades todos los integrantes de la cadena. Esto es fundamental porque una cadena se construye con eslabones sólidos y se rompe en los más débiles, en la medida que haya consenso y diálogo fortaleceremos a todos. Tenemos un gran desafío por delante, el éxito estará dado por el grado de compromiso”. En referencia al desarrollo agroindustrial, Del Bosco, consideró que “San Luis es conocida por su producción de carne pero hay que crear un mercado de comercialización de grano gordo donde establezcamos un precio de referencia para actuar de manera transparente, así habrá transparencia en toda la cadena de comercialización”.
El empresario Federico Szuchet, dueño de la empresa Diaser, la primera en fabricar bioetanol en San Luis, aseguró que “desde nuestra perspectiva industrial entendemos que la mejor forma de dar valor agregado es justamente industrializando las materias primas así es que nos desarrollamos y tenemos proyectos para continuar en esta línea. Nuestra responsabilidad está en mirar el mediano y largo plazo de nuestra cadena de valor para fortalecer la participación de todos los actores”.


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