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Pocas heladas, algo de calor y mucha agua

Por redacción
| 26 de julio de 2015

El clima es incierto, pero no es impredecible. Por eso, la revista El Campo dialogó con José Ignacio López Amorín, un especialista del Servicio Meteorológico Nacional, y con Walter Maza, de la Universidad de la Punta, para que expliquen un poco que pasará en los próximos meses, que serán clave para la toma decisiones de la campaña agrícola que viene. 

 


En un breve esbozo, indicaron que las temperaturas estarán dentro de lo “normales”, al igual que las precipitaciones, que las olas de frío serán escasas en lo que resta del invierno y que el Niño traerá abundantes lluvias en el inicio del verano.  Los designios del cielo a veces pueden interpretarse con certeza.

 


Par lo que resta del invierno, el comportamiento del cielo es claro: está marcado por la austeridad del agua. Los datos históricos lo confirman. En junio por ejemplo llueven en promedio 2 milímetros, en julio, 11 milímetros y en agosto unos 8,2 milímetros. “Son los meses que demarcan muy bien la temporada seca, de la húmeda que llega recién en el verano”, comentó José Ignacio López Amorin, climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional.

 


Durante esos meses fríos,  cada gota se transforma en un bien escaso en todo el territorio puntano. Y esta tendencia se repetirá en el resto del 2015, por lo menos en el centro y sur de la provincia, en donde la bóveda azul cumplirá con su cuota de tres días con precipitaciones en julio, y dos en agosto.

 


En ese sentido, el experto Walter Masa, coincidió con los datos aportados y agregó algunas sutilezas. Indició que Villa Reynolds, como punto de referencia del centro-este, las lluvias estarán dentro de lo esperable que para agosto oscilan en 21 milímetros. “Los valores normales climatológicos de cada parámetro, son el promedio de 30 años de registros”, comentó.

 


Hasta el inicio de la primavera, el norte provincial será la única zona que tendrá menos lluvias de lo normal. Así, “en vez de tener un promedio de tres, lloverá apenas un día”, agregó López Amorin y aseguró que ya en septiembre empiezan de a poco a aumentar la caída de agua a cuatro días, como un indicio de los meses que vienen por delante. 

 


Las temperaturas seguirán con la tendencia del otoño, en donde las heladas llegaron tarde y el frío fue menos persistente que años anteriores. A grandes rasgos, serán “de normales a superiores” es decir que si la media de julio es de 3,8 la mínima y 16,8 la máxima, y en agosto la mínima se ubica en 5 grados y la máxima en 19,2, según datos del Servicio Meteorológico Nacional, todo indica que este año el termómetro marque apenas unos grados por arriba de esos parámetros. Pero la subida será leve.

 


Así las olas de frío tampoco tendrán un papel protagónico. “Este fenómeno extremo consiste en la persistencia durante al menos tres días consecutivos o más, de temperaturas que están por debajo del valor medio estipulado para esa época”, comentó Lopez Amorín que acotó que la tendencia alcista de temperaturas casi que las descarta del calendario.

 


“Todos los valores de la media histórica se toman como parámetros de comportamiento normal. Si esperamos temperaturas superiores es porque estarán algo arriba de estos valores”, explicó sobre la vara que separa lo corriente de lo atípico el meteorólogo. En donde sí verán un cambio es en el Valle del Conlara, una región en la que el frío será aún más esquivo y tendrán temperaturas muy por arriba de lo normal.

 


Ya en septiembre, la temperatura subirá un poco más de lo acostumbrado en toda la provincia. Si la mínima media se ubica en 7,5 grados y la máxima en 21,3, es probable que estas marcas sean superadas. “El 70 por ciento de los modelos adhieren sobre esta tendencia que empieza con el inicio de la primavera”, agregó Walter Masa y agregó que el otro 30 por ciento indican que se comportará dentro de los parámetros “normales”, con lo cual queda descartado del imaginario pensar en un mes fresco.

 


Así finalizará la época gris y empezará la temporada más colorida: la primavera. A partir de allí, ya empieza también la carrera de ascenso de temperaturas que palpitan la llegada del verano, con un leve tropezón en octubre.

 


“El pronóstico climático de temperatura indica que durante ese mes serán levemente inferior a los valores normales climatológicos en el oeste provincial, y normal en el resto de la provincia que para la ciudad la temperatura media es de 18.9º C y para V. Reynolds de 17.0 º C”, desarrolló Walter Masa.

 


En tanto para las precipitaciones, indició que hay un consenso generalizado de que sean valores dentro de lo normales, que están en los 35,7 milímetros y de 66.1 milímetros en Villa Reynolds. “Solo un 30 por ciento de los modelos pronostican una leve tendencia a que sean mayores a los normales”, comentó.

 


Más lluvias para el verano
El Servicio Nacional del Clima, de Estados Unidos anunció que existe una probabilidad mayor al 90 por ciento de que El Niño se desarrolle con fuerza, persista durante el verano en el hemisferio Sur y continúe hasta el inicio del otoño 2016. El Servicio Meteorológico Nacional también lo asevera y casi no quedaría otra alternativa que aceptar que viene en camino, con una intensidad “fuerte”.

 


 “Ya se desarrolló en mayo, cuando subieron las temperaturas del océano pacífico ecuatorial”, dijo López Amorín para explicar el inicio del fenómeno que básicamente consiste en que al calentarse las aguas a la altura del Ecuador, hay mucha evaporación que empieza a circular por las corrientes atmosféricas que llegan hasta la Argentina.

 


En el país, la zona de impacto será en el Litoral, en las provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos. Esos vapores de agua llegan a esa región, que empieza a tener más energía y al chocar con las corrientes del sur generan más tormentas que lo normal. Con lo cual el verano será más lluvioso.

 


Si bien la provincia está lejos de esa región, será subsidiaria de todos esos movimientos atmosféricos, con lo cual es muy probable que reciba parte de esas precipitaciones, que tan bien le vendrían. “Muchas veces la humedad se transporta hacia Córdoba, Santiago del Estero y San Luis que pueden ver un reflejo del Niño”, explicó sobre lo que es muy probable que suceda.

 


Si en diciembre en promedio llueven 101 milímetros distribuidos en diez días, “es muy probable de que se dupliquen, osea que tengamos veinte días de lluvia durante ese mes”, explicó Lopez Amorín. Lo mismo con enero, que tiene una media de lluvias de  112 mm distribuidos también en diez días, será muy probable de que tenga más jornadas húmedas.

 


Para ejemplificar, el meteorólogo contó que en el año 97/98 hubo un Niño “muy fuerte” que se manifestó a través del aumento de las precipitaciones, que pasaron de un promedio de 100 a 150 milímetros durante enero. Según el experto, todo indica que este año sucederá algo similar. O por lo menos, estos indicios señalan que no ocurrirá lo contrario.

 


“Con todos estos datos, podemos descartar una sequía, como la que hubo en el 2007/2008 en la provincia. Vamos a ir ajustando el pronóstico a medida que nos acerquemos más al verano, pero ya sabemos que es casi imposible que falte agua, y es muy probable de que haya muchas lluvias”, sentenció. 

 


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