Más de cinco mil personas disfrutaron, acompañaron, ofrendaron y rezaron por la Virgen de Santa Rosa de Lima en su día. Nueve días antes, el padre Javier Sosa celebró misas concurridas, en vísperas a la fiesta patronal la gente se reunió en la iglesia y cuando el reloj marcó la cero, estallaron los fuegos artificiales, mientras las campanas anunciaban que comenzaba una de las celebraciones más importantes del norte de San Luis.
“Todo fue muy emotivo, desde los días previos. Decoramos la iglesia con una gigantografía de Nuestra Santa Rosa de Lima, colaboramos un poco con la pintura y la iluminación, no viene al caso, pero queríamos esperar el día de la Virgen trabajando todos juntos y unidos, así que con el correr de las horas y las jornadas se fue generando un clima muy hermoso”, dijo el intendente, Miguel Postiguillo, quien aseguró que quedó sorprendido ante la enorme concurrencia, la devoción de la gente y la repercusión de la festividad a través de las redes sociales.
El festejo se desarrolló tal como lo organizaron: el domingo a las diez una caravana de autos recorrió los barrios de la localidad con la imagen de la santa patrona.
A las 11:30 hubo una misa en acción de gracias por los habitantes del pueblo, que estuvo presidida por monseñor Pedro Martínez, quien al bajar del altar decidió recorrer la plaza para conversar y saludar a quienes atendían los puestos.
“La verdad es que se nos desbordó todo, hubo muchísimas personas y como eran tantas decidimos que la procesión de las diecisiete comenzara en la puerta de la iglesia y se desplazara por una cuadra más de la plaza, saliendo primero por calle Santa Rosa hasta Pringles, desde allí hasta Corrientes, luego fuimos por Rivadavia y volvimos a donde partimos”, contó Postiguillo y reparó en la alegría de todos los que acompañaban a la Virgen.
Además el jefe comunal elogió el trabajo del párroco de Santa Rosa, quien días antes de la celebración religiosa recorrió diferentes instituciones del pueblo: la Municipalidad, el hospital, las escuelas, la policía y en diferentes ONGs, para invitarlos a participar de la fiesta.
Un grupo de niñas del grupo de catequesis escoltó la imagen de la Virgen, que fue trasladada por las agrupaciones gauchas del pueblo. El punto final de la caminata fue la puerta de la iglesia, estallaron papelitos rojos, plateados y fucsias.
En un segundo plano quedaron los puestos de venta de artesanías, comida, ropa y curiosidades, que son parte del festejo.
“No quiero exagerar pero la plaza mide diez mil metros cuadrados y me animo a decir que había cinco mil personas. Además hasta el pueblo en todo el día llegaron unos ocho mil creyentes. La cantidad de autos era impresionante a cuatro cuadras a la redonda no había dónde estacionar”, explicó y agregó que no puede describir lo que vivió, pero aseguró que las fotos son muy significativas.
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