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Un buen momento para ganar kilos

Por redacción
| 20 de septiembre de 2015

La empresa Ikurriña no tiene su sede en San Luis, es de la ciudad bonaerense de General Rivas, pero sí desarrolla varios trabajos en los campos de la provincia que le han dejado muchos afectos entre los productores locales. Por eso, como cumplió 20 años de vida, decidió agradecerles tanta confianza y organizó dos disertaciones en la Sociedad Rural, para que esos productores pudieran escuchar a especialistas de primer nivel que les pintaron un panorama completo de cómo está la ganadería hoy y qué se espera en el futuro inmediato.

 


Por un lado invitó a Víctor Tonelli, productor como ellos y consultor en temas económicos y ganaderos, quien denominó a su charla “GPS para la ganadería de los próximos años”. Y luego fue el turno de Pablo Cattani, un ingeniero agrónomo especialista en la preparación de silaje, que es justamente la actividad que desarrolla Ikurriña, junto con el picado de maíz. La disertación de Cattani se tituló “Silajes energéticos en el nuevo escenario productivo”.

 


 Tonelli aseguró que su visión sobre el futuro de la Argentina “no es mala, aunque hay que terminar de cruzar el río”. Basado en estadísticas de la FAO y la OCDE para el período 2015/24 (“para mí que peino canas 10 años son muchos, pero para el sector no es nada”, argumentó), trató de brindar una exposición a largo plazo más allá de lo que ocurre en el país, porque cree que “nadie sabe quién va a ganar en octubre, por lo que sería hablar sobre supuestos ya que no es lo mismo Macri, Scioli o Massa”. De todas maneras, está convencido que “sea quien fuere el nuevo presidente, las cosas no van a seguir igual”.

 


Planteado el panorama político, pasó a detallar las razones por las que cree que puede haber un futuro mejor para la ganadería y para la Argentina en general, por su condición de productor de alimentos. “La economía mundial crecerá a un ritmo menor que en los últimos años, pero habrá más población, que a su vez será más urbana. Es gente que deja de producir alimentos y se va a vivir a las grandes ciudades, por lo que va a requerir abastecimiento”, aseguró. Las proyecciones indican que el consumo de carne vacuna crecerá cerca del 5%, con Asia como líder de este aluvión gracias a China y sus satélites, como Hong Kong y Vietnam.

 


“Otro motivo de presión a la producción está comandado por los grupos ambientalistas, porque todos saben que la ganadería genera gas metano”, expuso Tonelli, quien pronostica más producción de granos gruesos, sobre todo de maíz, “un cereal que está cada vez más destinado a la producción de carne y menos a la de biocombustibles, por una cuestión de precios”. Según su visión, “el volumen del mercado mundial crecerá 45% en diez años, y no sólo hay que tener en cuenta a Asia, hay un nuevo jugador, que es África, sobre todo con sus países del norte. Ellos son los principales importadores de un mercado en el que hoy no está la Argentina, pero tiene chances de volver si hay un cambio en las políticas de gobierno”.

 


Una vez desarrollado el escenario internacional, se metió de lleno en la cuestión argentina. “El stock ganadero está amesetado, hay 350 mil terneros menos que hace unos años, lo que va a condicionar la oferta en 2016 y 2017”, aseguró. Con el precio del maíz perdiendo mucho terreno en relación al del gordo, ya que pasó de una relación de 12-1 a 23-1, “mucha gente quiere volver a la ganadería, y más los que están lejos de los puertos de salida al exterior, donde hoy es impracticable la agricultura. La rentabilidad de los campos arrendados es nula”, aseveró el consultor, dueño de un vocabulario ameno y claro, que logró empatía inmediata con los productores puntanos.

 


Las carnes alternativas también entraron en la discusión. “Bajó la producción y por consiguiente la oferta de novillos, lo que limita las exportaciones futuras. Y además crecen el pollo y el cerdo, porque tienen precios bajos, y en el caso del pollo bastante achicada la posibilidad de vender al exterior, sobre todo porque se cayó Venezuela, por lo que inundaron el mercado interno”. Así planteadas las cosas, dejó una conclusión simple: “El negocio más rentable de los próximos años va a ser la cría, la noble vaca señores”.

 


Por supuesto que no ahorró críticas al gobierno nacional y sus políticas hacia el campo. “Es insostenible el esquema de restricciones a la exportación y un dólar a $7,80 para el productor, con una brecha del 50% con el real, el que se maneja en la calle y el que deben pagar para comprar los insumos”. Por eso cree que las exportaciones llegaron al nivel más bajo de la historia: “Apenas el 7,2% de lo que producimos”.

 


Pero la esperanza está puesta en que el mundo sigue demandando alimentos, aunque la región aftósica, como se denomina a la que exporta la Argentina, tiene precios distintos a la no aftósica, que es el mercado en el que se mueven, entre otros, Estados Unidos y Japón. “Hay expectativa con el cambio de gobierno y la apertura de las exportaciones, se puede entrar allí en poco tiempo, de hecho Uruguay vende al Nafta desde hace años”.

 


En lo estrictamente ganadero, la brutal baja del precio del maíz “disparó el precio de la invernada, porque el productor que tenía el cereal y lo tenía prácticamente que regalar, lo transformó en carne. Ojo que el mismo impacto se vivió en Estados Unidos, porque el cereal se derrumbó en todos lados”, advirtió. La clave es que los norteamericanos faenan animales más pesados, mientras que en Argentina no se superan los 420 kilos. “En ese tope los supermercados ponen un límite y son al único lugar al que pueden llegar los productores, porque con el dólar a $7,80 luego de las retenciones, no se puede competir afuera”, concluyó.

 


Sobre la faena de hembras, dijo que cuando supera el 44% del rodeo total enviado hablamos de liquidación, y por debajo del 40%, de retención. “Se había disparado en 2010, pero en 2011 se entró en un período de retención cuando se triplicó el precio del ternero. En ese momento recuperamos dos millones de cabezas y en 2012, un millón más de los 10 millones que habíamos perdido en el ciclo kirchnerista”, recordó. El sube y baja continuó en los últimos años: liquidación durante 2013 y 2014, y otra vez una fase de retención por las expectativas que hay sobre un cambio de políticas a partir de diciembre. “Por eso creo que enfrentaremos un par de años con baja oferta, porque la retención hoy es fuerte. Lo lamento por los invernadores y los feedloteros, pero todo indica que el ternero seguirá caro. No les quedará otra que compensar esas pérdidas con el maíz barato y metiendo kilos”.

 


Otra clave del momento actual es que “no hay novillos, pasamos de 6,5 millones a tres. Para cubrir la cuota Hilton, que es de 30 mil toneladas, necesitamos 1,5 millones de novillos trazados que no sean de feedlot. Hay una gran oportunidad para quienes los críen, porque también está la Cuota 481 para venderles a la Unión Europea y a China, un gran comprador. El tema es que si empiezo hoy, los tengo dentro de un año. ¿Y en el medio qué?”, se preguntó.

 


Ya sumergidos en el último cuatrimestre del año, Tonelli planteó qué cree que pasará con cada categoría. “Se profundizará la caída de la oferta del gordo de consumo directo por los menores encierres, lo que hará que el precio suba. También habrá cotizaciones y demanda en alza del gordo para exportación, porque la Cuota 481 está abierta, y seguirá muy firme la vaca con trazabilidad porque se reiniciará el comercio con Estados Unidos. La invernada tendrá poca oferta porque ya pasó el período de ventas, y con el grano barato los valores subirán; y finalmente está la cría, con la vaca preñada por las nubes al igual que las categorías para servicio en la campaña 2016/17. Entonces queda claro: el que tiene un manguito, que compre”.

 


Claves para un silo rendidor

 


Pablo Cattani es todo un personaje. Además de un hombre reconocido por sus conocimientos, le imprime a sus disertaciones un buen ritmo, no exento de humoradas y chicanas, por lo que resultó muy divertido. Pero a la hora de entregar definiciones, fue concluyente: “Terminemos con el mito de que el silo es caro, no es así, pasa que a veces falta una estrategia de uso y planificación. Me dicen que es bajo el nivel de materia seca, la producción por hectárea, la producción de grano o que hay pérdidas germinativas. Yo les aseguro que se bajan costos con un buen cultivo, ya sea de sorgo o de maíz, y con planificación. El resto es verso”.

 


Dijo que un buen silo depende de “un buen picado y una excelente compactación”. Y que hay que “administrar bien nuestros recursos: el suelo, el agua y la fotosíntesis, que a veces no la tenemos en cuenta y es energía lumínica que nos permitirá producir biomasa. En Sudamérica, por su clima, hay biomasa de sobra, falta energía, lo que nos da volumen. Hay que llenar rápido el silo y estabilizarlo en 21 días.

 


Yo siempre les recomiendo a mis clientes guardar para las épocas malas y eso implica aprovechar bien los recursos”. Hoy el maíz está barato, pero no siempre es así, hay épocas en que se revaloriza: “Ahí aparece la competencia para el ganadero, están los chanchos, las mascotas, el pescado y las aves, todos consumen”.

 


Para Cattani, es clave “no apurarse en llamar al picador, si están nerviosos tomen un vasito de vino y se van a dormir la siesta”, bromeó. Pero hay un argumento contundente para tener paciencia: “La planta, aún picada, respira y produce anhídrido carbónico. Si mandamos a silo un maíz húmedo nos puede armar una capa de moho y provocar pérdidas. Hoy no nos damos cuenta porque el grano está barato, pero mañana lo vamos a llorar. Tampoco recomiendo mojar el silo por la misma razón”, explicó.

 


El especialista les pidió “romper el paradigma e ir a silos cada vez más secos, no importa pedir la mejor picadora, es más importante reclamar tractores para compactar bien desde abajo, porque lo que no logramos en la base no lo vamos a recuperar arriba, aunque estemos una semana pasando la máquina por encima. La importancia de un buen silaje radica en que si lo hacemos mal los animales comerán un alimento que les puede provocar mastitis, pérdida de peso por bajo consumo y enfermedades en las patas, entre otros problemas”.

 


Con el auditorio expectante, Cattani les reclamó no poner excusas ante los fracasos, sino asesorarse bien y estudiar dónde fallaron. “Es común escuchar al productor decir: ‘Estoy en un campo marginal’. Para mí no existen los campos marginales. Puede pasar que copiamos técnicas pero no las adaptamos a la zona, o que nos resistimos a salir de nuestra zona de confort. Si un silo no se adapta, pasamos a tener una producción aleatoria y dependiente del clima, hay baja rotación de capital porque se nos desajustan las cargas y una pérdida notable de rentabilidad”.

 


Cree que una de las claves es “ser un buen agricultor, cuidar la calidad de los granos. Hay que hacer silos más secos, el animal come el 3% de su peso vivo si ese forraje se lo permite. Si son silos de maíz deben tener mucho grano y que sea digestible, hay que partirlo para lograr eso, si no se va con la bosta y no ganamos peso. Por eso les digo que el picado, a la larga, ayuda a diluir los costos”, concluyó. Y enseguida llegó la humorada correspondiente: “Con esto le estoy dando una mano a mi amigo Eduardo (Apecetche, el dueño de Ikurriña), pero es la pura verdad”.

 


Un productor preguntó si era mejor el maíz o el sorgo. “El sorgo tiene mejor fibra y recupera más rápido, pero hacemos maíz porque es más fácil partir el grano y aprovechamos mejor la energía a nivel ruminal. Si estás en un campo marginal, hacé sorgo, pero si podés, asegurate primero de probar con un buen maíz”, fue la respuesta. Luego agregó que, “en caso de hacer silo húmedo, el sorgo forrajero es mejor que el maíz”.

 


 Sobre las condiciones del piso, dijo que “es necesario un 35% de materia seca, si no mejor no hacer silo. Por debajo del 30% perdemos efluentes, el silo ‘orina’ como se dice habitualmente. Y si es para carne, no menos del 40% con una suplementación a campo con alfalfa”. Y recomendó “plantar maíz con grano dentado y, en el proceso, no se necesita molerlo, basta con el picado”. Y ante la pregunta sobre el tamaño del picado, recomendó “un centímetro y medio, siempre uniforme, porque si es más chico el animal no toma energía y si es más grande, elige y nos distorsiona el comedero”.

 


 Sobre el picado en sí, aclaró que le preocupa más la uniformidad que el tamaño. “Nos enamoramos del volumen y es un error, hay que enamorarse de los nutrientes. Los maíces inmaduros tienen más nivel de azúcares y más deterioro en la fase de extracción. Por eso vuelvo a recalcar que no hay que apurarse para llamar al picador. Según un estudio muy confiable, si anticipamos diez días la cosecha perdemos cerca de una tonelada por hectárea y trasladamos más agua al silo, con el consiguiente gasto de combustible”, explicó mientras mostraba unos gráficos con curvas de rendimiento.

 


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