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Zanjitas: el papá de una nena pide que llamen a más responsables

Por redacción
| 24 de septiembre de 2015
El padre de Daira. Contó que al principio el dolor no le permitió seguir de cerca la investigación.

Daniel Mariani dice que si el chofer de “Polo”, Julio César Jofré, no hubiera llevado abierta la puerta del colectivo “porque hacía calor”, tal vez su hija, Daira Rocío Mariani Manucha, se hubiera salvado cuando el colectivo que llevaba el contingente del colegio católico “Santa María” fue embestido por un tren carguero de América Latina Logística (ALL), en un paso a nivel, el miércoles 2 de noviembre de 2011. Piensa que el colectivero es responsable por ése y otros motivos. Pero no lo satisface que sólo Jofré sea juzgado por la tragedia. Pide que la Justicia investigue a todos los demás que habrían tenido responsabilidad en el hecho en el que murieron seis nenas y dos docentes.

 


Para Mariani, también tendrían que ir a dar explicaciones en tribunales los dueños de la empresa ALL; la propietaria de “Polo”, Mabel Tyempertyopolos; el responsable de seguridad e higiene de esa firma, si es que lo había; la directora del colegio “Santa María” y la responsable del área de Transporte del Gobierno en 2011, María José Scivetti.

 


Ayer, en una conferencia de prensa, el padre de Daira dijo que el hecho de que el colectivero llevara la puerta abierta por el calor “marca una tremenda irresponsabilidad por parte del chofer y marca la calidad del vehículo”.

 


Contó que su hija “fue despedida por la puerta que iba abierta”. “Si el colectivo no hubiese ido con la puerta abierta, muy probablemente hubiese habido una víctima menos”, sostuvo. Y, ya con la voz embargada, agregó: “Lo digo con dolor de padre, porque entregué una hija a la mañana (en el colegio) y recibí un cajón a la tarde”.

 


El papá de Daira tildó de negligente a la directora del “Santa María” “porque no había firmado ningún contrato” con la empresa, “lo que implica que no había lista de pasajeros y que no se sabía cuántas personas viajaban”.

 


“Por supuesto –afirmó–, todos sabemos que viajaron más personas que la que permitía la cantidad de asientos del colectivo”.

 


“Ustedes saben que para sacar chicos de la escuela lo tienen que comunicar al Ministerio de Educación, que lo autoriza. Esto no fue cumplido por la directora. Cuando declaró en el juzgado, dijo que no tenía conocimiento. No puede alegar desconocimiento porque la información de todas las resoluciones que saca el Ministerio de Educación llega a los directores de todas las escuelas”, alegó el padre de Daira.

 


Duda de que el colectivo, un Mercedes Benz modelo 2003, haya estado “en perfectas condiciones y haya reunido las características técnicas que debe tener como transporte público”.

 


“En una conferencia de prensa del 8 de noviembre de 2011, Scivetti salió a decir textualmente que el colectivo estaba registrado y cumplía todas las normas”, recordó. Pero “ese colectivo no es el original de fábrica, fue modificado, el original tenía una fila de un asiento y una de dos y le pusieron otra hilera de doble asiento”.

 


Mariani, un ingeniero electromecánico que alguna vez participó en reformas a vehículos de transporte público, dice que “Polo” debería tener un documento con el sello y la firma de algún ingeniero que avale que la estructura del rodado “va a soportar las nuevas condiciones tras la modificación”. Pidió que también investiguen eso.

 


Según Mariani, Scivetti dijo en 2011 que “al ser un servicio contratado, el viaje no era fiscalizado por la provincia”. “Quiero pedirle que lea la reglamentación de transporte de pasajeros de la provincia, que abarca todos los rubros, incluso los contratados, o sea que ella no puede sacarse la responsabilidad que le cabe”, señaló.

 


Si “Polo” no había avisado a Transporte que iba a hacer ese viaje, como la misma empresa ha admitido, la firma “tiene que ser sancionada con multa o suspendido su servicio”. Pero “ninguna medida tomó el Gobierno de la Provincia al enterarse de este luctuoso saldo”.

 


El padre de Daira dice que la empresa dueña del tren carguero es responsable de la tragedia por no tener a sus locomotoras equipadas con un buen sistema de comunicación y por no hacerles mantenimiento a las líneas férreas.

 


Su análisis es que, debido a la ineficiente comunicación entre ambas máquinas del convoy, la que tiraba adelante y la que empujaba al final de la formación, “mientras el conductor de adelante accionaba los frenos, el de atrás aumentaba la velocidad porque veía que se caían los frenos” a pedazos, como ha señalado en el juicio oral la perito en accidentología Carina Bernal.

 


Tras la embestida, el ómnibus se mantuvo de pie veinte metros, mientras el carguero lo empujaba. Pero luego chocó con grandes piedras depositadas entre las vías y eso lo hizo volcar. El tumbo agravó las consecuencias del choque, sostuvo Bernal. Y por eso el padre de una de las víctimas le adjudica responsabilidad a ALL en el saldo de la tragedia.

 


Mariani sostuvo que “los jueces y el fiscal tendrán que tomar la decisión de definir la responsabilidad de todos. La mayor contribución que puedo hacer ante tanto dolor, ante tanta angustia, es pedirles a los jueces que, más allá de que seguramente uno pueda estar o no conforme con sus fallos, hagan algo que permita que este tipo de hechos no se repita nunca más”.

 


Porque si no, “a pesar de estas tragedias y los dolores que quedan, seguimos circulando sin que haya un fallo ejemplificador que corrija lo que el Estado no corrige, porque no puede o no quiere”, dijo.

 


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