El nombre y el apellido del niño de dos años que por poco muere ahogado en la pileta de un camping de Villa Mercedes no trascendieron. Sus padres quizás no quieren que se sepan para empezar a dejar atrás el desesperante momento que vivieron cuando vieron que al cuerpo del chiquito le costaba responder a las primeras maniobras, que intentaba el joven que lo rescató de la piscina y buscó, seguidamente, extraerle el agua que había tragado.
Distintas fuentes le confirmaron a El Diario que, de acuerdo a lo que les informaron en el policlínico regional, el pequeño está bien. Permaneció en la guardia, en observación, un par de horas. Sufrió un principio de ahogamiento, refirió Oscar Contrera, el jefe de la Unidad Regional II.
El hecho que casi se cobra la vida de la criatura, sucedió apenas pasado el mediodía del viernes. Pero empezó a trascender alrededor de las 17, cuando una pediatra del hospital llamó al 147 (El número del Sistema Único de Reclamos) para denunciar en la Municipalidad la falta de seguridad con la que funcionaba el camping en el que casi se ahogó el chico.
El predio está ubicado en Necochea extremo este, a una cuadra de Amaro Galán. Cien metros al norte de otro camping, el Pucará, del Círculo de Suboficiales de la Fuerza Aérea. Pertenece al gremio de los camioneros.
El subsecretario de Control Urbano, Harold Bridger, no pudo precisar hace cuánto tiempo funciona ese lugar como tal. No lo sabe porque los representantes de los transportistas jamás tramitaron la habilitación municipal que toda persona u organización debe hacer cuando quiere abrir al público una pileta; la que les establece la profundidad permitida para cada piscina, la presencia de guardavidas que socorran a las personas o les adviertan por dónde pueden o no nadar, entre otras exigencias.
El sitio cuenta con una cancha de fútbol, asadores, quinchos y una piscina, de aproximadamente 15 metros cuadrados, que está dividida en tres partes, con diferentes profundidades cada una, para que naden los niños, los adolescentes y los adultos.
Sólo un susto
Según trascendió, el chiquito había ido con su madre al predio. Y, en un momento, sin que la mujer lo advirtiera, comenzó a ahogarse. Bridger no pudo especificar qué fue lo que sucedió. “No sé si estornudó o sufrió un calambre”, comentó.
Por fortuna, Jesús Molina, vio a la criatura peleando por respirar. El joven, de entre 20 y 30 años, lo notó cuando fue a buscar la pelota de su hijo, que se había ido al agua.
Este medio se comunicó con Jesús. Pero él no quiso hablar sobre lo que vivió la tarde del viernes. Otra fuente señaló que el muchacho rescató a la criatura de inmediato. Y, aunque no tiene mucha noción de primeros auxilios, hizo todo lo posible para que expulsara el líquido que había ingresado en su cuerpito y le impedía respirar.
El tiempo pasaba y la ambulancia no llegaba. Sin esperar más, la madre lo llevó hasta el policlínico “Juan Domingo Perón”. Allí terminaron de estabilizarlo y por darle el alta a las pocas horas.
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