Dos asaltantes encañonaron a un comerciante para robarle

Hace dos meses, Juan cumplió el anhelo de ser su propio jefe y abrió una heladería en la zona este de San Luis, que atiende él mismo. Antenoche, un par de ladrones le robaron gran parte de su entusiasmo al apoyarle un arma en las costillas para llevarse 700 pesos de la caja. “Sabía donde me metía, pero no creí que esto iba a pasar tan rápido”, lamentó ayer.
Juan Davia tiene 26 años. Hasta hace poco era empleado de una heladería Grido, pero decidió abrir su propia franquicia en el barrio 155 Viviendas, a pocos metros de la iglesia San Luis Rey. 
El pequeño local está en el frente de una vivienda de la manzana 468.
Un vecino le dijo que vio a los ladrones escondidos en el garage de una vivienda ubicada en diagonal a la heladería. “Estaban tirados en una especie de rampa. De noche ese lugar es muy oscuro, así que no se veía nada. Creo que esperaron a que no hubiera clientes para entrar, porque hay gente permanente”, contó Davia. 
Cuando lo sorprendieron, la víctima estaba en el depósito del local, que una mampara separa del lugar de atención al público. “Estaba contestando mensajes con el teléfono cuando entraron. Me apoyaron el arma en las costillas y me quitaron el celular. Después cerraron la cortina y quedé del lado del depósito, pero escuchaba cómo revisaban la caja  y un mueble para llevarse la plata”, recordó
Davia dice que todo ocurrió muy rápido y que no pudo distinguir bien a los asaltantes. Sólo que eran jóvenes y que se cubrían el rostro con la remera y otro con una capucha. También que el arma que tenían era tipo pistola, “con corredera, como las de la Policía”, describió.
El robo ocurrió cerca de las 22:30 y duró un par de minutos según la víctima. “Un vecino vio que salieron corriendo hacia la Plaza del Cerro”. “No había mucha plata. Se llevaron cerca de 700 pesos y mi teléfono, que valía unos cinco mil”, dijo Juan. 
Una vecina que vive a dos casa le prestó un teléfono para que llamara al 911, pero para cuando llegó el primer móvil ya no había rastro de los asaltantes. “Por el modus operandi sospechamos que pudo tratarse de motochorros. Si bien la víctima no vio ningún vehículo, creemos que pudo haber una moto o dos esperándolos en otro sector”, opinó el subjefe de la Comisaría 7ª, subcomisario Sergio Chareum.
Juan se quejó de que la avenida Cristo Rey “es calle de nadie”. “Acá hay pibes drogándose a toda hora del día, a lo largo de toda la calle y sin problemas. Si es así en un lugar transitado no me imagino más adentro del barrio”. El lunes “la noche estaba tranquila. Había movimiento de gente, pero bueno, me sorprendieron justo. Me dio mucha bronca”, concluyó Davia.