Durante las últimas 24 horas (entre el domingo y el lunes por la noche) el agua no les da paz a los vecinos de Batavia, Nueva Galia y Buena Esperanza. En el sur de la provincia se registraron abundantes precipitaciones que calculan van desde los 80 milímetros hasta los 180.
Buena Esperanza es la localidad que más sufre las contingencias climáticas, debido a los destrozos que ocasionó la tormenta, con piedra incluida, de la semana pasada. En la noche del lunes, el senador del Departamento Dupuy, Sergio Freixes, confirmó que cinco familias de esa localidad fueron trasladadas al Salón de Cultura Municipal y allí tenían previsto pasar la noche. Mientras que el intendente, Fernando Larroudé, agregó que unas veinte familias se habían autoevacuado a casas de parientes y amigos.
En Batavia los guarismos arrojaban un acumulado cercano a los 150 milímetros en menos de 24 horas. Los vecinos manifestaron que comenzaron el domingo a la medianoche, pero que la tormenta fuerte fue en la madrugada, después de las 4, y que a pesar de que cayó abundante piedra, no ocasionó daños considerables.
“Hay calles anegadas, pero no hay inundados, por suerte el agua aún no llega a las viviendas porque la Municipalidad está trabajando con tractores para drenar el agua”, señaló Hugo Díaz, el papá de Gerardo, el jefe comunal.
El intendente de Nueva Galia, Sergio Moreira, manifestó que tuvieron que hacer desagotes por diversas áreas del pueblo para evitar que se inundaran las casas. “La alcantarilla no da abasto así que tuvimos que hacer drenajes extra para derivar el agua afuera del pueblo”, señaló y agregó que una de las zonas más comprometidas es donde se encuentra la Escuela Nº 438, Bernardino Rivadavia, donde cavaron un canal de quinientos metros de largo, tres de ancho y dos de profundidad, e indicó que iba lleno de agua. También mencionó que hicieron otro drenaje al oeste de la loma del pueblo.
Desde la medianoche hasta la mañana habían caído 80 milímetros, pero el aguacero no se detuvo y trepó a los 180 al cabo del día, según reveló el senador Freixes.
Para los vecinos de Buena Esperanza el panorama se agrava aún más. Desde la medianoche del domingo no para de llover y ya superaron los 150 milímetros acumulados. La zona más damnificada es el barrio Sur. Allí hay treinta casas muy humildes que perdieron los techos con la piedra de la tormenta anterior y por donde el agua se cuela sin freno. La ayuda que llegó quedó totalmente mojada y los vecinos se encuentran a la merced de las condiciones climáticas.
"La ayuda del gobierno provincial ya llegó pero el agua no da tregua. No deja reparar los techos de las casas y único que se pudo hacer es recambiar los vidrios que destruyó la piedra en la escuela, la iglesia y en las viviendas", detalló Freixes.
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