Guadalupe Torres y Brenda Pérez, son dos nenas de Fortín El Patria. Tienen 13 y 14 años y van a la Escuela Jornada Completa 440 Sarmiento. Están en segundo y tercer año, respectivamente. Cuando se enteraron de los Juegos Evita, comenzaron a entrenar para poder participar. Querían cumplir un sueño: conocer Mar del Plata. Después de mucho esfuerzo lograron el pasaje a la competencia en vóley playa. No fue fácil. Tuvieron que sortear varios obstáculos para poder llegar. Guada tiene seis hermanos más. Abril, Diego, Fidel, Romina, Flavia y Gastón. Mamá Norma hace mucho sacrificio para que estén de la mejor manera. Es una familia numerosa, aunque algunos ya formaron su propio hogar e hicieron nido en otro lado. Pero todavía hay hermanos chiquitos que necesitan el día a día de mamá.
Brenda tiene dos hermanos. Eric y Eugenia. Papá Darío y mamá Carolina hicieron mucho para que su hija esté en los Juegos Evita. La situación no está fácil, pero ellos multiplicaron esfuerzo para ayudarla a cumplir el sueño.
Aman el deporte. En el pueblo hacen fútbol, hándbol y ajedrez. En básquet están en la final de los Intercolegiales. De chiquita abrazaron el amor por distintas disciplinas deportivas. Se divierten. Son felices en una cancha.
Cuando con el profe Martínez llegaron a la playa para jugar los partidos, se vieron sorprendidas por el mar. No le sacaban la mirada. No podían creer lo que tenían frente a sus ojos. Caminaban por la playa y pensaban en su familia. En el esfuerzo de papá y mamá. En los hermanos. En el pueblo. En el colegio. En los profe. Infinitas imágenes pasaban por la cabeza de estas dos nenas que todavía no pueden creer lo que están viviendo. Un sueño que persiguieron de chiquita y que hoy lo pueden cumplir.
Van tener miles de anécdotas para contar en el colegio. A sus amigos. A la familia. Disfrutaron cada instante y de cada cosa. Todo les pareció nuevo. Desde el movimiento de una Mar del Plata que tiene mucho ruido, hasta la playa y el puerto. Una linda historia tendrán para narrar Guadalupe y Brenda.
Van a vivir una semana de película, con un final feliz. Esos finales que hacen llorar hasta los más duros, pero con lágrimas de alegría. Toda la delegación siente emoción por lo que viven estas nenas. Valió la pena el esfuerzo de entrenar. El sacrificio, a la corta o a la larga, siempre da sus réditos. La contención de la familia. El trabajo de los profe para formar, primero personas, y después deportistas, si todo eso va de la mano, se consiguen estos logros.
Acá no importa ganar o perder. Interesa la integración. Que los niños, de cualquier punto de la geografía, tengan la posibilidad de conocer, de hacer amigos.
Guadalupe y Brenda se llevan las mejores medallas. Conocieron el mar. Estuvieron una semana compitiendo. Hicieron amistades nuevas. Esas son las mejores preseas que se pueden colgar estas nenas. Un día se propusieron competir en los “Evita”, entrenaron y llegaron. Nadie les regaló nada. Ellas se lo ganaron solas con esfuerzo y amor propio. Hoy están llenas de arena y caminan por la playa. Después volverán a su Fortín El Patria, su terruño, el lugar que las vio nacer y las cobija. Dejarán el mar, pero volverán al calor de la familia. Allá estará su gente esperándolas felices y aguardando por las anécdotas que ellas le contarán. Una experiencia única. Jamás se olvidarán de este viaje: el día que conocieron el mar.


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