La Agrotécnica, cuna de los sueños del campo

Como quien llega a un lugar desconocido sin demasiadas expectativas y se lleva el mejor de los recuerdos, así resultó la visita a la Escuela Agrotécnica N° 21 "María Auxiliadora" de Justo Daract. Allí se llevó a cabo un encuentro de puertas abiertas, como le gusta al flamante director Sandro Gurruchaga. La escuela que forma a los futuros hombres de campo recibió a toda la comunidad para que conozcan las bondades del establecimiento que, a pesar de varios tropiezos en los últimos tiempos, sigue firme, en pie y con muchos proyectos para el futuro que de a poco se van poniendo en marcha.

La comunidad educativa dispuso de varios puestos en los que los alumnos expusieron para los visitantes todo sobre las distintas materias que brinda la escuela. Los adolescentes están de lunes a viernes desde las 8 hasta las 17. Allí, aparte de las asignaturas de cualquier escuela, tienen materias específicas que son propias de la producción agropecuaria.

En el predio de nueve hectáreas, ubicado en el ingreso a Justo Daract, tienen un tambo modelo que inauguró Adolfo Rodríguez Saá en la época de gloria de la Agrotécnica. “En aquel momento empezamos a trabajar para hacer una genética acorde a nuestras necesidades. La raza Holando nos queda grande para la cantidad de hectáreas que tenemos y habíamos hecho una de menor tamaño, de las mismas características lecheras”, contó el director con cierta nostalgia por el tiempo perdido para criar más terneros. Estuvo acompañado por el profesor que dicta la materia.

El intendente de la localidad, Juan José Baggini, no quiso perderse la oportunidad de ver cómo la escuela busca recuperar lo que alguna vez fue. “Estamos trabajando con el director. Ambos somos nuevos y tenemos la misma concepción: entre todos es mejor y se consiguen más resultados”, expresó.

Es de público conocimiento que la zona es una fuente importante de trabajo rural. Tener una escuela que capacite a los jóvenes es de gran valor y los dirigentes de la localidad cercana a Villa Mercedes lo valoran. “Esta feria es muy interesante para nuestra zona, que es principalmente agrícola y ganadera. Por eso no hay que olvidarse que nuestros jóvenes estudian acá y serán los que el día de mañana trabajen en nuestros campos”, recordó Baggini.

Darle valor agregado a las materias primas que surgen de los campos argentinos se volvió un requisito fundamental para poder mejorar las ganancias. Como un proyecto más ambicioso, que a lo mejor les llevará un poco más de tiempo, el funcionario dijo: “Queremos industrializar los productos que se hacen aquí y abastecer a los comercios locales. Principalmente la escuela fabrica lácteos que en la época de oro tenían buena salida. Pero además el director tiene la idea de reactivar la huerta orgánica para vender verdura”.

La escuela también cumple una función social. No sólo porque abren las puertas a la comunidad, sino porque también está la residencia para los jóvenes que viven en otras ciudades y no pueden acceder a este tipo de educación. “Por ejemplo tenemos muchos alumnos de Villa Mercedes que durante la semana se quedan a dormir en el albergue. En total tenemos 25 jóvenes de diferentes lugares de la provincia”.

El director tiene un arduo trabajo por delante pero para él no representa un problema, sino que se trata de un gusto. “Hay cerca de 200 alumnos que estudian en nuestra escuela, por suerte contamos con el apoyo tanto del intendente como del Gobierno de la Provincia porque los costos son altos en una agrotécnica”.

“Tenemos un campo modelo donde el fuerte es la producción de lácteos. No obstante trabajamos para la reactivación de la producción vegetal. Haremos verdura totalmente orgánica. También hacemos pollos ponedores y parrilleros. Para el desarrollo de esos trabajos contamos con el apoyo del INTA, que siempre trabaja con nosotros”, contó el responsable de la escuela, al tiempo que el ingeniero Esteban Suárez Follari, responsable del Programa Pro Huerta del INTA, daba su charla de cría de gallinas ponedoras y doble propósito.

“Como centro de formación, la escuela persigue el objetivo de capacitar a los chicos para que puedan acceder a nuevos puestos de trabajo. Con el intendente hablamos de las fábricas abandonadas que hay en la ciudad y de la importancia de poder ponerlas en marcha para beneficio de Justo Daract”, aseveró Gurruchaga.

Dentro del salón donde están las máquinas para pasteurizar, en los últimos meses han producido dulce de leche, ricota, quesos duros y uno del estilo del roquefort. “La materia se llama Industrialización de lácteos. Empezamos con la elaboración de ricota, con limón o vinagre, para producir el corte en la leche, que la provee el tambo de la escuela. Además fabricamos dulce de leche. Todos esos productos los pusimos para la degustación", aseguró la profesora Viviana González, quien contó que está desde hace poco tiempo en la escuela, pero que con más tiempo planea generar nuevos alimentos de consumo a base de leche.

La materia tiene una finalidad muy importante. “Se da en el último año de la secundaria, por eso además de que aprendan sobre como son los procesos, damos herramientas para que, si luego de haber terminado la escuela quieren armar un micro emprendimiento, puedan hacerlo y generar una fuente de ingresos para la familia”, contó la profe.

“Hemos armado trabajos prácticos donde los chicos pudieron conocer cuáles son los diferentes tipos de elaboración. Sabemos que lleva mucho más tiempo un queso duro, que uno semiduro, que uno blando. Cada proceso depende de los ácidos que se usen, las encimas, del cuajo, de esa forma se obtendrá un tipo de queso u otro”.

En otro de los sectores se encuentra el apiario de la escuela. Los chicos recibieron a la comunidad parados alrededor de una colmena vidriada que la escuela usa de muestra. Allí mostraron la abeja reina, que es la mayor productora de miel, por tanto la más valiosa de la comunidad. “La forma de darse cuenta cuál es la productora de miel, pasa por las características fisionómicas. En general la reina es la más grande y generalmente se la pinta con un punto blanco para diferenciarla”, explicó Oriana París, a una señora que pasó a verlos.

La alumna mostró en todo momento su pasión por aprender y principalmente por transmitir todo lo que la escuela le brinda. “Es impresionante como cada una se organiza con un trabajo para que todo funcione en la colmena: unas cuidan, otras alimentan y otras limpian. Todas están dirigidas por la reina madre, independientemente de la edad que cada una tenga”.

Las abejas son un mundo desconocido para aquellos que no manejan colmenas. Por eso, París habló sobre las características de las obreras y además de la abeja madre. “Después de 21 días de vida a las abejas se les desarrolla el veneno. La reina madre es la única que no tiene esa característica. Lo interesante es que la única que vez que pica, muere. Esa circunstancia sólo ocurre cuando pelean dos reinas”.  

“La alimentación de las abejas se da, desde que son huevos hasta su nacimiento, con jalea real. En el caso de la reina ella se alimenta de ese producto toda su vida. Al parecer ésas son las razones por las que vive alrededor de cinco años, en contraposición con las obreras, que sólo viven 40 días”.

En el medio interactuaron con el público que fue de visita, compartiendo experiencias sobre temas comunes como fue el caso del consumo en humanos de la jalea real. “Dicen que la jalea real tiene 20 por ciento de aminoácidos mientras que nuestro cuerpo necesita  21%, por lo que es muy beneficiosa para la salud”, dijo la alumna que tuvo a cargo la conducción de la muestra de la colmena. La señora que atentamente la escuchaba le dio su parecer sobre la jalea: “En grandes cantidades no es recomendable. Además no es buena para los asmáticos. Mi mamá, que tuvo una enfermedad complicada, consumía, pero a mi padre no puedo dársela por que tiene una patología crónica”.

Los productos que la colmena ofrece pueden ser variados. “La jalea real es uno, pero después producen miel y derivados que pueden usarse para hacer velas de uso casero que sirven para iluminar”, contó la alumna con ahínco sobre lo aprendido en sus seis años de secundaría.

Hay materias para los primeros años que  requieren más de la teoría. Sin embargo, algunas profesoras adhieren a la idea de innovar y comprueban día a día cómo la práctica genera resultados positivos para el aprendizaje. Mariela Lucero, profesora de la Agrotécnica, y Marcia Bongam, que dicta Tecnología, hablaron con la revista El Campo para contar de qué se trata la experiencia.   “Realizamos tareas interdisciplinarias que incluyen la tecnología aplicada a las materias que doy yo relacionadas con Química y Biología. Existen distintos tipos de riego, por ejemplo. Para química vimos el suelo, el agua y para agregarle complejidad analizamos qué sistemas caseros se pueden armar. De ahí que a través de un engranaje los chicos pudieron aplicar los contenidos aprendidos de cada asignatura en un trabajo real hecho en maquetas”, contó Mariela.

“Nuestra idea es que los chicos empiecen a trasladar los conocimientos a la práctica. Eso ayuda a fijar conceptos, que se vuelven aplicables a la realidad”, añadió la profe Lucero, quien destacó que la iniciativa de trabajar de esa forma nació de ellas y que la dirección lo recibió con mucho agrado. 

Otro punto trabajado fue sobre el cuidado del medio ambiente. Bongam destacó la importancia que tiene que los jóvenes conozcan las prácticas que ayudan a producir de una manera sustentable. “Vemos el cuidado del agua, la contaminación tanto del suelo como del agua. Además hicieron sus presentaciones con materiales reciclables”. 

La experiencia tuvo otras pruebas que alcanzaron resultados similares. “En otros años hemos trabajado el tema de las energías con equipos de trabajo que incluían varias materias. En uno de los casos llegamos a interactuar con la profe de Inglés. Lo importante es que los alumnos puedan ver que un mismo tema puede aplicarse a diversas disciplinas y que todo está relacionado”.

A pesar de que en los años superiores los alumnos trabajarán dentro del vivero y harán sus prácticas, los contenidos que hoy vean serán de gran ayuda. “Cuando entren a los invernaderos ya sabrán las técnicas que hoy hemos visto y les servirán para el desarrollo de los cultivos que planten en el futuro”,  cerró Marcia.