La del domingo fue una noche de tributos con la que se cerró el fin de semana largo. Por un lado, "Sumo x Pettinato", con el reconocido periodista al frente, y por el otro "Aladelta" con canciones de Divididos, formada por dos ex compañeros de la época en la que Luca Prodan era el magneto que unía a esos forajidos musicales.
También trío, Aladelta comenzó con el hendrixiano cover de otro autor querido por Ricardo Mollo, “El arriero”. Siguió con “Sábado”, “Amapola del ’66” y el tema que eligieron como nombre.
Los mendocinos (elegidos por Petti) acariciaron lo áspero y fueron rudos con versiones que nada tienen de blanditas como “Salgan al sol”, de "La Pesada"; “Salir a comprar” y dos preguntas al hilo: “¿Qué ves?” y “¿Qué tal?”.
“¿Me ayudan a cantar un poquito?”, pidió Lucas Marcello, cantante y guitarrista de un power trío que se potencia en vivo con temas reconocidos de "La aplanadora del rock nacional". La historia les reservó el placer de haber sido teloneros de sus ídolos.
La despedida de los teloneros fue con “Voodoo child” y “Sobrio a las piñas/Quién se ha tomado todo el vino”, con soberbias intervenciones de la base rítmica.
A su debido momento, cuando la excitación por tener al saxo más recordado del rock nacional estaba más calurosa, salió el equipo a la cancha, con Roberto Pettinato y una guitarra. A pesar que Petti cantó y tocó las seis cuerdas, en algunos temas el saxo fue predominante. “Viejos vinagres” y “Debede” -con la vocecita del punk hecha por el tecladista Genaro Coyado- fueron ejemplos de eso.
Nada zonzo para salir al ruedo con semejante legado, Pettinato tuvo a su lado a dos músicos de renombre: Marcelo Baraj en la batería y el eximio guitarrista Fernando Kabusacki. En la otra guitarra estuvo Esteban Schiena.
En “Mejor no hablar de ciertas cosas” Petti le cedió el micrófono a la gente, que la cantó sin pifiar las estrofas. De mameluco y un gorro de pinchos flúo que no se sacó en toda la noche, Roberto estuvo canchero y pedante. La gente sabe cómo es, él sabe cómo es y ambos se dejaron ser en un caldo de cultivo explosivo que se notó como en las mejores épocas de sus comienzos. Eso le gusta al saxofonista porque todos cantaron para él.
Como en “Fuck you”, con Roberto en el saxo, y la voz de “Magic”, el stage manager que no dudó, pleno de felicidad, en tirarse sobre los primeros en la valla. El resto de los músicos rió y la furia punk no decayó en “Estallando desde el océano” y “El ojo blindado”.
Dato real: los pibes bailaban “No tan distintos 1989” en el baño mientras esperaban el turno de pasar al reservado. También hubo momentos calmos, durante “Reggae de paz y amor”, “Virna Lisi”, “Kaya” y “Heroin”, con buen desempeño de las cuatro cuerdas Cristian Bruner.
Transpiradas, las remeras fueron trapos revoleados ante cuerpos pegajosos subidos a hombros para agitar, todo remitente a los sucuchos que Petti conoció y que aún hoy no lo abandonan.
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