En el año 2004, San Luis se convirtió en la primera provincia argentina en respetar los derechos del niño y emitir una ley que ordenaba el cierre de los institutos de menores, aquellos lugares donde los chicos permanecían lejos de sus familias, a veces encerrados, y a veces descuidados. Siempre olvidados. La decisión gubernamental generó una gran polémica en donde se tocaron intereses varios.
Las pocas páginas ilustradas del libro contienen obras de Frato, el genial pedagogo y dibujante italiano, que visitó la provincia en 2014.
Doce años después de aquel momento álgido en la historia reciente de la provincia, tres mujeres decidieron que la perspectiva ya estaba dada para contar y recordar aquellos hechos. Lo hicieron en “Todos los niños todos”, un libro que el martes a las 19 se presentará en el auditorio de El Diario de la República.
Tona Salino, Mirta Mobellán y Vilma Margall firman el completo trabajo que relata los costados legislativos, psíquicos e históricos de aquella decisión. “Este no es un libro de ficción ni un ensayo. Es un testimonio”, aclaró Salino, quien consideró que la provincia fue una adelantada en la cuestión.
La ex legisladora analiza en “Todos los niños…” las leyes y convenciones a favor de la niñez y arma un escenario ideal para lo que viene. “Durante años existieron por un lado los niños, que eran nuestros hijos, los chicos que no estaban en instituciones; y por otro lado los menores, una palabra que no se usa más”, dijo Tona.
Tal vez uno de los papeles más difíciles de los cierres de los institutos de menores recayó en la figura de Mirta Mobellán, quien estaba a cargo del programa que tomó la fuerte determinación. En el libro, la ex funcionaria recuerda aquellos agitados días y, sobre todo, las circunstancias que empujó al Ejecutivo a tomar esa decisión.
“Empezamos a notar que las instituciones le decían al Estado que albergaban a 70 chicos, pero en realidad había 15. Entonces, recibían un dinero que iba a parar a otros intereses”, recordó Mobellán como un dato accesorio a lo de verdad importante: la necesidad de que no haya chicos internados en la provincia.
Mirta sostuvo que encontró en su función historias de vida terribles con los chicos como protagonistas y dejó un mensaje preocupante: en la actualidad, en Argentina, hay miles de chicos todavía encerrados sin posibilidades de gozar de su niñez. “La sociedad, y sobre todo la Justicia, se cree que se puede meter en la casa de los pobres por el sólo hecho de ser pobres”.
La tercera pata autoral de “Todos los niños…” corresponde a Vilma Margall, quien no pudo asistir a la entrevista con ETC porque en el día y en el horario pautado, fue abuela. La profesional se encargó de mostrar las diferencias psíquicas entre un chico que goza de todos sus derechos, de uno que ve encerrada su libertad.
Entre las tres autoras, aparecen dos prestigiosos escritores de la provincia encargados del prólogo y el prefacio de la obra. Raquel Weinstock firmó la antesala del libro, con un concepto similar al que expuso en la charla con ETC: “El trabajo tiene la consigna de rescatar la memoria, porque en este país nos olvidamos de las cosas”, dijo.
A su lado, Salino recordó una frase de Mempo Giardinelli que dice que el ejercicio de la memoria consiste, “más que recordar, en no olvidar”.
El firmante del epílogo es nada más y nada menos que Pedro Bazán, actual jefe del Programa San Luis Libro. El autor recordó que cuando se encontró con el material que contendría "Todos los niños todos", no pudo evitar relacionar lo que leyó con “Los miserables”, el clásico de la literatura universal firmado por Víctor Hugo.
“Fue muy conmovedor ir relacionando lo que había leído con lo que pasaba en San Luis. No me entraba en la cabeza cómo los chicos eran encerrados, maltratados y olvidados por el sólo hecho de ser pobres”, concluyó.


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