Sumaj Quilla, esperamos que estés muy contento de recuperar tu libertad, ya sanaste y deseamos que puedas abrir tus alas para volver a volar”, escribió Sarah Olguín, una pequeña de ocho años que vivió emocionada la liberación del cóndor juvenil. Ayer el ave fue devuelta a su hábitat natural tras once meses de recuperación en el Zoológico de Buenos Aires, después de haber sido encontrado herido en una quebrada de San Francisco. En un trabajo conjunto el área de Biodiversidad, del Ministerio de Medio ambiente, Campo y Producción y la Fundación Bioandina lograron salvarlo y restituirlo a su hogar.
Jorge Heider, jefe del Programa Biodiversidad, contó que en mayo del año pasado, el ministerio fue alertado por el hallazgo de un cóndor herido en una zona rocosa de San Francisco. Describió que enviaron un equipo de rescate y que junto a los bomberos voluntarios y un guía local lograron rescatarlo.
“Luego fue trasladado a Buenos Aires a la Fundación Bioandina, que se dedica a la preservación de la especie. Y hoy (por ayer), después de once meses, lo volvemos a ver en libertad”, dijo.
El funcionario también indicó que desde el lunes las voluntarias de Bioandina y los biólogos y veterinarios del programa empezaron a trabajar en la difusión por las escuelas, con la idea de que los más pequeños entiendan los cuidados que hay que tener con una especie en peligro de extinción. También señalaron las ventajas que puede generar para el pueblo, a la hora de un emprendimiento económico.
“Mientras más se pueda integrar el cuidado del medio ambiente con las realidades de una localidad, mayores beneficios se pueden alcanzar, y que los niños lo puedan ver es una proyección hacia el futuro. Ellos son los que lo pueden trasmitir a su comunidad”, aseguró.
Heider mencionó algunas de las actividades que además de preservar el ecosistema pueden significar un atractivo de la localidad y una potencial fuente de trabajo, como visitas guiadas, senderismo, ecoturismo y 'fotoshooting'.
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