Un desastre natural genera dolor en cualquier parte del mundo y al mismo tiempo despierta y motoriza gestos solidarios y colaboración que no reconoce distancias ni fronteras. El terremoto que sufrió Ecuador durante el fin de semana activó a una organización de rescate canino que viajó desde España y que recibe la colaboración y coordinación del Club de Leones de Villa Mercedes que usa su red de contactos para gestionar viajes, traslados y comunicaciones.
“Venimos trabajando con ellos y brindamos lo que sabemos hacer, que es conectar gente con gente. Cuando fue el terremoto de Nepal (en abril de 2015) también tratamos de colaborar. Esta vez mejoramos y logramos a través del programa Alerta Mundial de Leones la intervención del club de Valencia (España), Alerta México, Chile y nosotros que iniciamos la coordinación de todo esto”, explicó Eugenia Moreno, presidenta del Club de Leones en la ciudad.
El martes a la madrugada tres españoles del Grupo K9 Creixell y sus perros llegaron a Quito, luego de más de veinte horas de vuelo desde Barcelona y la escala que tuvieron en Bogotá (Colombia) e inmediatamente partieron rumbo a Manta, una de las localidades más afectadas por el sismo con epicentro en la costa ecuatoriana. Esos hombres y sus canes tienen una misión tan difícil como trascendente: buscar y detectar probables sobrevivientes bajo los escombros. Para que ellos puedan realizar con mayor facilidad su tarea, en la logística y coordinación también se colabora desde la tierra de la Calle Angosta.
Desde hace seis años el Club de Leones mantiene contacto permanente con Pedro Frutos Molina, el presidente de la Ong de rescate que también tiene filiales en Brasil, Chile, Portugal y España.
Los tres primeros binomios hombre-perro llegaron a Ecuador gracias al aporte de la Universidad Rovira Virgilli de Barcelona (que pagó los pasajes aéreos para la misión solidaria) una empresa privada de España, y también gracias a que a diario hay personas como las del Club de Leones que a miles de kilómetros realizan gestiones para lograr que puedan trabajar con los insumos y recursos necesarios.
“Nos conectamos una vez al día y en este momento estoy tramitando con una empresa de telefonía la posibilidad de que liberen una línea para que puedan comunicarse sin costo, porque ellos muchas veces utilizan su tarjeta de crédito personal y luego durante meses deben pagar esos gastos. A veces es muy difícil la burocracia, pero uno desde aquí puede lograr contactos telefónicos o vía internet y se consiguen cosas”, explicó Moreno.
Los perros, que poseen un entrenamiento especial desde cachorros, son los que integran la primera línea que recorre las zonas devastadas. Ellos pueden detectar una persona bajo los escombros e incluso "marcar" si está con o sin vida. Detrás de ellos vienen las demás cuadrillas de socorrismo para completar el ansiado rescate de víctimas o, en el peor de los casos, de cuerpos.
Hasta ayer Ecuador reportaba oficialmente más de 525 víctimas fatales, pero las autoridades creen que ese número continuará creciendo. Como contracara está la esperanza de hallar bajo los escombros personas con vida, eso es lo que esperan los rescatistas españoles que se sumaron a la búsqueda y ayer se movilizaron hacia la zona de Pedernales, acompañados por sus perros pero también con la colaboración de manos que se tienden desde otros puntos del planeta entre las que se encuentran algunas mercedinas.
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