Hacía rato que Rubén Morcón se había sentado en las escaleras del edificio de tribunales, afuera de la sala de audiencias. Tal vez no quiso seguir escuchando lo que se decía adentro, en la Cámara del Crimen 2, que lleva adelante el juicio por el homicidio de su hijo Ismael. Tres conocidos que declararon ayer describieron a la víctima como una persona buena, pero también contaron que el chico de 20 años caminaba por las calles del barrio 1º de Mayo disparando al aire con un revólver la noche que fue atacado. Le habían robado la moto y quería recuperarla a como diera lugar. Peleó y lo apuñalaron cuatro veces, pero lo que lo mató fue la fractura de cráneo que le provocaron a golpes con un ladrillo y un caño de pileta.
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