SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

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Visita a las entrañas de la Cuenca del Morro

Por redacción
| 29 de mayo de 2016

Cambiante, impredecible y preocupante, el comportamiento de los cursos de agua que se abren paso por toda la Cuenca del Morro todavía presenta algunas incógnitas. En la edición número 162 de la revista El Campo repasamos algunos detalles del taller en el que los miembros del comité de emergencia se capacitaron, gracias a la llegada de varios especialistas que envió el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, sobre metodologías para monitorear la degradación de tierras en base a indicadores sociales, económicos y biológicos.

 

De las 550 hectáreas que tiene el campo de los Rivoiro hay unas 140 que ya están inutilizadas entre los barrancos y los bañados.


Tras esas jornadas teóricas que despertaron mucho interés en los involucrados, se organizó un recorrido que los técnicos hicieron, como parte del curso, en varios campos de la zona y en los que analizaron el impacto que ha generado la influencia de los ríos en los suelos y en la producción. 

 


La capacitación surgió como fruto del diálogo entre el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción de la provincia y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Por eso los especialistas de la cartera nacional llegaron a Villa Mercedes para presentar un sistema de estudio de la desertificación en tierras secas (áridas, semiáridas y subhúmedas secas) que el Observatorio Nacional de Evaluación de Tierras Secas implementa en distintas partes del país. La salida a los campos fue una especie de aplicación práctica de los conceptos que expusieron durante las charlas.

 


Temprano en la mañana, varias camionetas partieron desde la Estación Experimental del INTA hasta una estancia ubicada once kilómetros al norte de la localidad de Juan Jorba por la ruta provincial N° 1. El campo, cuyo perímetro alcanza las 550 hectáreas, pertenece a la familia Rivoiro. Allí, desarrollan su actividad como productores mixtos (ganadería y agricultura). El terreno está inmerso en la que es considerada la parte media de la cuenca y los excesos de agua han generado una gran cantidad de impactos que comenzaron a manifestarse hace tres décadas pero que en los últimos años se potenciaron notablemente. 

 


“Nos vemos bastante perjudicados, tenemos afloramientos de agua por todos lados. De las 550 hectáreas, llevamos 130 o 140 de pérdidas entre barrancas y bañados. Eso, por un lado, nos quita producción y también nos dificulta mover la hacienda, las camionetas y los tractores. Y a veces nos retrasa la cosecha por la humedad”, contó César, uno de los dueños de la estancia.

 


Rivoiro, quien además es ingeniero agrónomo, decidió abrir las puertas de su propiedad para que los especialistas puedan ver en vivo y en directo el avance del fenómeno. “Propuse venir a ver lo que pasa, ya que soy uno de los tantos afectados porque no el único. Más abajo hay varios más por la tierra que movió el río Nuevo. Queremos ver cuál podría ser la solución para poder atenuar un poco”, expresó.

 


Después de cruzar las tranqueras, los vehículos hicieron paradas en distintos lotes para escuchar las observaciones de Rafael Introcaso, profesor de las universidades nacionales de Luján y Buenos Aires. “Lo primero que observamos es que en el paisaje hay un relieve ondulado y en las partes más bajas es donde hay desagües que empezaron a ser permanentes por la recarga de agua”, indicó en una primera estación.

 


Provistos de pala y barreno, hicieron pozos para medir la profundidad de la napa freática. Así, en un lote de siete hectáreas cultivadas con soja, detectaron que en un metro por debajo de la superficie, ya había una gran cantidad de humedad en la tierra, y a un metro y medio afloraban las aguas subterráneas. Cuando la napa está tan cerca de la superficie, las cosechadoras no pueden ingresar a recoger los cultivos. Por eso el productor prácticamente dio por perdida esa cosecha “por falta de suelo”. El panorama se repite en varias zonas y se suma a una larga lista de pérdidas materiales.

 


Los técnicos también tomaron muestras de suelo en distintos sectores de la estancia para analizar las diferencias entre las tierras cubiertas con vegetación natural y las que están deforestadas para la expansión agrícola. “Lo que vimos es que hay una degradación porque son suelos muy frágiles y arenosos, y hay que cuidarlos con rotación de cultivos y cobertura”, señaló Introcaso.

 


Durante las disertaciones teóricas, el profesor había explicado los distintos procesos de erosión que pueden producirse por la presión del viento, del agua o de las sales. Por eso la intención era estudiar esos procesos en el campo pero apenas llegaron a una barranca, sólo quedó lugar para el asombro. A orillas del denominado “río Nuevo”, la erosión ha ido ganando terreno hasta quitarle varios metros a una parcela de campo que hasta el año pasado estaba cubierta con cultivos. Como testigo indiscutible de que fue zona productiva, una parte del alambrado quedó suspendido en el aire, con treinta metros de barranca hacia abajo.

 


Pero  no fue el único lugar que impactó a los visitantes. En un lote sembrado con maíz, un nuevo brazo de agua paralelo al río fue creciendo hasta formar un arroyo en tan sólo un fin de semana. Así, durante el verano la corriente atravesó el cultivo. “Cuando hicimos el maíz había sólo un canal de 50 centímetros. Una vez que empezó a florecer, el arroyo se empezó a formar y eso que este año no tuvimos lluvias tan fuertes”, relató Rivoiro.

 


Introcaso es especialista en suelos y estudia la región de la Pampa Arenosa. Sostuvo que nunca había visto un caso como el de la Cuenca El Morro, donde el fenómeno avanza con tanta velocidad e irregularidad. El investigador explicó que “cuando hay erosión, los materiales se desprenden y empiezan los anegamientos en algunos lugares donde baja la pendiente. Y es en las partes playas, cuando la velocidad del agua disminuye, donde se produce la sedimentación. Y los cursos de agua que cambian de dirección repentinamente se deben a que hay sedimentos en el camino que no lo dejan avanzar. Es una dinámica muy fuerte. Cuando hay erosión, hay desprendimientos, transporte y sedimentación”.

 


En la estancia de los Rivoiro hay varios arroyos o cursos de agua más pequeños. Incluso, el exceso hídrico ha provocado que se formen lagunas de distintas tamaños. Una cubrió 70 hectáreas que antes eran tierras productivas. “Todo comenzó hace muchos años. En 1985 tuvimos una gran inundación que formó dos grandes cárcavas y empezaron a correr los arroyos continuos. Desde 2006, aparecieron varios arroyos paralelos al río Nuevo”, recordó César.

 


Pero además de las aguas que se manifiestan en la superficie, los técnicos coincidieron en que es fundamental un buen estudio del comportamiento de las subterráneas. “La situación de las aguas subterráneas es muy preocupante y me sorprendió muchísimo. Tenemos que estudiar esa dinámica, ya que hay recargas y movimientos muy particulares y en algunos lugares no respetan la lógica del paisaje. En las inundaciones de Pampa Arenosa crecieron las napas pero había una lógica porque todo subió en el mismo nivel, distinto a lo que sucede en esta cuenca. Aguas abajo habría que hacer un análisis más profundo”, expresó el profesor.

 


Por ello, con la intervención de los agentes de San Luis Agua, midieron el relieve y las pendientes en un lote de setecientos metros. Ese análisis sirvió como ejemplo sobre cómo los agrónomos deberán tener en cuenta la inclinación del terreno para desarrollar los planes de manejos que el Gobierno exigirá, ya que los distintos “toboganes”, pueden modificar la incorporación de terrazas y otras estrategias agrícolas.

 


Después de una mañana de mediciones, la actividad siguió a la tarde con la visita a otros tres cambios ubicados en las cercanías de Villa Mercedes al norte de la ruta nacional N° 8 que también padecen la presencia de los excesos de agua con anegamientos y sedimentación. En las propiedades de los productores Matías Oderi, Roberto Rodríguez y Luciano Daita, repitieron el mecanismo de evaluación para analizar todas las variables. “También recorrimos el vado del arroyo del Quebrachal, el puente de la ruta N° 33 y llegamos hasta el nuevo curso de agua en la curva de La Cordobesa. Y al día siguiente, fuimos hasta el pie del Morro, recorrimos toda la cuenca alta y se sacaron varias conclusiones”, detalló Carlos Cavadore, presidente de la Sociedad Rural Río Quinto, una de las instituciones que está involucrada en el trabajo para estabilizar la cuenca, que mañana desarrollará la asamblea para renovar parcialmente su comisión directiva. 

 


El campo de Daita fue uno de los que más sufrió la sedimentación. Casi todas sus instalaciones, herramientas, corrales y hacienda quedaron sepultadas bajo la tierra que alcanzó más de dos metros de altura en algunos sectores. “Quedó claro que la sedimentación provoca grandes daños. El agua viene con una carga que parece insignificante, pero cuando en algún lugar se deposita, son toneladas y toneladas de material que se acumula. Cuando hay erosión hay sedimentación porque ese suelo que se desprende tiene que ir a parar a algún lado”, analizó Introcaso.

 


“La intención de esta capacitación y esta salida fue discutir cuales son los más críticos. Para mí, uno de los temas preocupantes es el de las napas, ver de dónde se producen las recargas que vienen con caudal importante. Lo segundo es tener un relevamiento más topográfico de cuáles son las cuencas y las longitudes. También tenemos que seguir estudiando porque hay pozos donde el agua tiene altos contenidos de sal y otros donde no, entonces tenemos que ver donde están esas aguas saladas y para eso tenemos que hacer una red featimétrica importante”, analizó. 

 


Por último, el docente universitario resaltó la participación de los distintos actores involucrados en la problemática (Ministerio, municipios, INTA, Universidad Nacional de San Luis, San Luis Agua, Sociedad Rural Río V, Colegio de Ingenieros Agrónomos, Secretaría de Agricultura Familiar) “Fue muy productivo, hubo mucho interés y me llamó la atención que se interesaran por la parte socioeconómica que es algo que los técnicos solemos dejar de lado. Hay mucho para hacer”, concluyó.  

 


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