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La ganadería se ilusiona con un futuro mejor

Por redacción
| 19 de junio de 2016

El segundo viernes de cada mes Alfredo Mondino realiza su remate habitual en el predio que la empresa tiene en Buena Esperanza, a un costado de la autopista Nº 55. Fiel a su costumbre,  la consignataria puso a la venta cerca de 4.500 cabezas, entre animales con destino a faena y a invernada. Pero además de adquirir algunos vacunos, los productores aprovechan cada subasta como una excusa para encontrarse con sus pares, discutir sobre precios y sobre el panorama de la ganadería en general.

 


Como el calendario ya acusa la mitad del año, es una buena oportunidad para parar la pelota, levantar la cabeza y ver cómo se desarrolla el juego en los meses previos a la época de salida de los reproductores. La revista El Campo aprovechó la jornada en el sur puntano para trazar un mapa del presente del negocio de la carne a través de la mirada de sus protagonistas: los productores.

 


Ya pasaron más de seis meses desde que Mauricio Macri relevó a Cristina Fernández de Kirchner en el sillón presidencial, un cambio que, en general, fue celebrado por los ruralistas tras doce años de políticas duras para el agro. Con el nuevo gobierno el panorama parece más alentador, pero las medidas implementadas aún tardan en surgir los efectos deseados. 

 


“Veo que estamos bien encaminados y que, de a poco, se está reacomodando todo. Creo que tenemos más futuro con este gobierno que con el anterior”, planteó Luis María Anselmi, un productor de Villa Valeria, en la provincia de Córdoba. Por su parte Enrique Larrouy, quien tiene un establecimiento ganadero en La Pampa y es un habitual comprador de hacienda gorda en los remates de los Mondino, planteó que “los valores no distan mucho de los que teníamos y por ahora la mirada está más puesta en los cereales que en la carne, pero mejoró y vamos bien porque hay un futuro importante en la exportación”.

 


La quita de las retenciones para la exportación era una de las disposiciones más esperadas por todo el sector agropecuario, porque les permitió a los ganaderos recuperar un mercado que habían perdido por las fuertes cargas impositivas y el cierre comercial que había impuesto

 


Guilermo Moreno. La medida tomada por Macri les permite volver a colocar la carne argentina en el mundo. Sin embargo, “no es tan fácil. Tenemos competidores importantes y con toda la salida de cereal, el dólar ha bajado y no nos está ayudando mucho. Pero creo que en el corto plazo se irá un poquito más arriba y nos ayudará a exportar”, advirtió Larrouy.

 


Así, las ventas al exterior han empezado a moverse pero a paso lento. El faltante de novillos pesados, conocidos justamente como de “exportación”, que dejaron de producirse porque no era rentable la cría ante las restricciones que imponía el gobierno anterior, es una de las limitaciones que demora las grandes operaciones. “La apertura va a motivar que esa producción vuelva a surgir. Pero eso lleva tiempo, la ganadería es lenta. Son nueve meses para que nazca un ternero, son once meses para el destete, depende de la forma en que se haga es un año más para llegar a un gordo. Estamos hablando de plazos largos, pero esperemos que sea a paso firme, lento pero sin pausa”, señaló Gustavo Díaz, administrador general de la estancia que Garruchos Agropecuaria tiene en Nueva Galia.  

 


Los productores sostienen que al apostar al mercado externo no se desatenderá el abastecimiento interno, porque las preferencias del paladar argentino en cuanto a carne son distintas a la del extranjero. Aquí somos más exigentes, buscamos animales chicos y cortes especiales. No obstante, todos advierten que el consumo interno se ha resentido en los últimos meses debido al aumento de tarifas en los servicios básicos como la luz y el gas, factores ajenos a la cadena cárnica, pero que repercuten en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.

 


“Lo que dicen las estadísticas, y suena lógico, es que si con una parte de mi sueldo tengo que cubrir todos estos aumentos básicos. Por algún lado tengo que ajustar y en eso suele entrar la cantidad de carne sobre la mesa. Pero esperamos que sea pasajero y que se cumpla lo que dice el Gobierno y que todo mejore para el bien de los argentinos”, manifestó Díaz.

 


La otra cara de la moneda es que tras las políticas de apertura, los granos también encontraron una mejor acogida en el extranjero y por lo tanto incrementaron su valor. “La quita de retenciones para el maíz fue muy buena para el agricultor, pero para el que lo transforma en carne eso genera un costo extra que no estaba. Los números son más ajustados, no solo por el maíz, sino por el aumento de todos los insumos”.

 


Al aumentar el precio del maíz, el engorde a corral, que es uno de los más usados en el país, se encarece y repercute inevitablemente en los márgenes de ganancia de los productores “En este momento, conviene hacer feedlot si uno mismo produce el maíz. Pero si hay que salir a comprar el grano, los números se ajustan mucho más”, declaró Anselmi, quien por el incremento de los costos esta temporada prefirió alimentar los animales a campo.

 


Larrouy en cambio planteó que “el feedlot es el mejor sistema de gordura. El país ha tomado un rumbo que no va a dejar y hay un ochenta por ciento de la hacienda nacional que se hace de esta manera. Está más difícil, hay que hacer bien los números, pero hay que mirar para adelante”.

 


Si hay algo que los productores aprendieron durante la gestión del kirchnerismo es a sacar cuentas, calcular y ser cuidadosos a la hora de arriesgarse a invertir. Pero la mayoría coincide en que este momento de la ganadería permite cierta previsibilidad para apostar a negocios a largo plazo. Esto ha generado que muchos que habían abandonado las vacas, vuelvan a poblar sus campos. “Yo creo que hay mitad y mitad. Los productores ya han tenido malas experiencias, entonces diversifican el riesgo con un poco de agricultura y un poco de ganadería”, analizó Luis María Anselmi hijo, quien lleva el mismo nombre que su padre y comparte con él su trabajo en la estancia "Las Meladas".

 


Juan Carlos Macaro es un productor de la localidad de La Verde, en el sur de la provincia. El hombre estuvo de acuerdo en que hay buen ánimo para retomar el negocio después de un período difícil, pero señaló que hay necesidad de invertir no sólo en hacienda, sino también en alambrados y arreglos en los campos. “Nuestra zona es eminentemente ganadera, no tenemos opción para hacer una producción mixta. Entonces hemos sufrido mucho más esta crisis que pasamos”, expresó.

 


Sin embargo, el titular de la estancia "El Aura" planteó que si bien existen las ganas de ampliar los rodeos, requieren un auxilio traducido en políticas nacionales para el sector, “porque de la provincia ya hemos recibido mucha ayuda con el Plan Ganadero, el fomento a las inversiones, la infraestructura de las autopistas, etcétera. Estamos un poco descapitalizados después de tantos años de crisis, entonces necesitamos algún crédito blando de la Nación para la retención de vientres y poder poblar los campos o dejar terneras para futuros vientres. En este momento para conseguir dinero las tasas de interés son muy altas”.

 


Una muestra cabal de cómo la provincia ha estimulado la producción es el Plan Ganadero, que otorga ciertos beneficios impositivos a los empresarios que invierten en desarrollar la actividad en suelos sanluiseños. Los representantes de la firma cordobesa Fidesur, que es una de las beneficiarias del programa, estuvieron presentes en el remate de Buena Esperanza y adquirieron sus primeros lotes de terneros.

 



“Éste es nuestro debut. Tenemos fe en que la ganadería va a acompañar el desarrollo del país y la región, porque hemos preparado todo para que anden bien las cosas. Mi visión como empresario es que son años interesantes y prósperos para devolverle al campo lo que nos dio, entonces darle un valor agregado al grano producido en nuestro establecimiento es a lo que estamos apostando”, expresó Fernando Fidelibus, titular de la compañía que le agregó hacienda a la explotación agrícola que tiene al sur de Villa Mercedes.

 


Algunos años atrás era difícil imaginar que una empresa se animara a incursionar en ganadería prácticamente desde cero, lo que es una señal del presente del sector. Pero además, confirma que el sur de la provincia es una potencia en la cría de bovinos. “El Departamento Dupuy tiene casi la mitad de la hacienda que hay en toda la provincia y además hay muy buena sanidad y calidad genética. Tenemos todo para producir”, sostuvo Macaro. Larrouy enfatizó: “Yo soy de La Pampa pero me he hecho hijo de San Luis hace muchos años. Conocí la provincia hace veinticinco años cuando teníamos los caminos de tierra y costaba salir con los camiones. Hoy hay rutas por todos lados, canales de comunicación, ayudas, da gusto producir así”.

 


El remate que Alfredo Mondino desarrolló en Buena Esperanza fue un fiel reflejo del momento general que vive la ganadería argentina: ganas de invertir y un gran interés por incorporar terneros, un fenómeno que se explica por el período de la zafra, pero también por la falta de crías.

 


En total fueron 4.360 los animales que se dividieron, como es costumbre, en dos partes separadas por el tradicional almuerzo. Por la mañana, vendieron 585 gordos en los corrales bajo el martillo de Alfredo Mondino, y a la tarde salieron a la pista los 3.775 para invernada y cría guiados por Roberto Mondino.

 


Los terneros y terneras fueron los que marcaron el ritmo de las operaciones y hubo muchas manos levantadas que elevaron el precio, principalmente en los lotes con trazabilidad y en aquéllos que daban plazos de hasta 120 días para pagar. “El precio de la invernada está elevado y firme porque hay pocos terneros, recién ahora se están reponiendo. Hay dos o tres millones de terneros menos pero de a poco, la gente está teniendo más vacas”, sostuvo Anselmi.

 


Los lotes de terneros livianos de hasta 150 kilos, tuvieron un piso de $32,70, pero varios lotes rondaron los $42 pesos y una jaula de machos de 80 kilos alcanzó los $51,25. Los de entre 150 y 200 kilos, también obtuvieron buenos valores con mínimos de $32,77 y máximos de $41,52. Las hembras tuvieron valores similares pero no alcanzaron los picos de los machos, mientras que las vaquillonas igualaron a los novillos en un rango desde $29,63 hasta $35,50.

 


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