Alejandra Quinteros: "Queremos una escuela con diálogo y respeto"

Tras un largo período de luchas y esperas para elegir a sus autoridades, la comunidad de la Escuela Normal "Juan Pascual Pringles" finalmente tiene a su primera rectora electa democráticamente. Alejandra Quinteros es una histórica docente con casi treinta años de trayectoria en esa institución, donde asumirá el cargo el 19 de setiembre junto con la renovación de cargos de la UNSL. En una entrevista exclusiva con El Diario de la República, explicó cómo llego a candidatearse y cuáles son sus principales proyectos y anhelos a lograr para la Mixta.

—¿Cómo vivió la etapa previa a la elección de autoridades del 22 de junio?

—Con una gran expectativa porque no sabíamos qué iba a pasar. En el 2012 hubo una experiencia de voto para elegir al rector de la escuela y creíamos que iba a depender de los resultados pero después nos enteramos que había una trampa en la ordenanza rectoral de la Universidad (Nacional de San Luis), que establecía que finalmente la decisión quedaba a criterio de una comisión. En ese momento estábamos muy expectantes y ahora también lo estuvimos. Terminamos de hacer la campaña con los alumnos, los padres y con todos los sectores, poniéndonos un poco la escuela al hombro para concluir la instancia preelectoral.

—Igualmente, su llegada al Rectorado de la Escuela no es improvisada... 

—Para nada, es una de las cosas que también tuvimos en cuenta. La escuela es tan compleja que necesita personas que conozcan la institución, la experiencia ha dicho que las autoridades que son designadas por la Universidad y no conocen su dinámica, pasan todo el mandato entendiendo cómo funciona. Además de su estructura, también las relaciones entre el personal es compleja y es algo que hay que conocer para aprender a dialogar con las diferencias.

—¿Esa complejidad está relacionada únicamente a lo académico?

—No, sino con las relaciones humanas, entre los docentes y las autoridades, entre los no docentes y los docentes. Además es un colegio preuniversitario que necesita rejerarquizarse porque ha perdido muchas de sus características originales, desde cuando yo estudiaba e inclusive cuando ingresé como preceptora. En esa época, por ejemplo, los armarios estaban llenos de materiales que compraba la escuela y ahora todo eso desapareció. Ahora queremos volver a equipar a las aulas didácticamente y tecnológicamente.

—¿Qué sintió cuando supo que era la nueva rectora de la escuela?

—Que habíamos logrado el objetivo propuesto, que no es un logro personal sino colectivo de muchos años. Nunca pensé ni se me ocurrió postularme para el Rectorado, siempre luchamos por la ciudadanía plena, contar con un consejero en el Superior que terminé siendo yo la representante a partir de 2013 y actualmente soy suplente en ese puesto.

—¿Qué proyectos propone para su gestión?

—Hay tres ejes: el académico, de clima institucional y del equipamiento tecnológico y didáctico. En lo académico, mi proyecto consiste en la departamentalización, no es que se me ocurrió a mí sino que viene de hace un tiempo, inclusive en el ámbito universitario está presente esa idea. Por ejemplo, en un departamento donde está la maestra del jardín maternal y el profesor, es un espacio que permite articular, formar, investigar, brindar servicios. Propongo que la escuela se convierta en una unidad académica porque según el Estatuto Universitario, la departamentalización convierte al departamento en una unidad académica. Hay algunas opiniones que dicen que eso no es posible pero nosotros decimos que sí porque así lo establece el Estatuto. Entonces, proponemos contar con un espacio de investigación y formación de los maestros, invitando a docentes universitarios que eso también tiene que ver con fortalecer el clima institucional, para que colaboren con nosotros otras universidades formándonos, porque somos una escuela preuniversitaria. En tres años, que es el tiempo que dura la gestión, lo podemos hacer primero con la departamentalización y armando los proyectos de investigación a través de ordenanzas y eso después empieza a caminar solo.

—¿Tiene diálogo con el Rectorado de la UNSL?

—No. Estuve tres años en el Consejo Superior y nunca hablamos, me parece que hay mucho prejuicio con respecto a mi persona, no sé por qué. Después de la elección pedí una audiencia protocolar con el rector (Félix Nieto Quintas) para también felicitarlo por su reelección. Es necesario abrir los canales diálogo.

—¿Con las facultades tiene buena relación?

—En la de Ciencias Humanas, que es donde me formé, tengo un excelente diálogo. Vamos a tener que trabajar en conjunto porque son el centro de la pedagogía. Algunos profesores de química me ofrecieron hacer algunas actividades en conjunto con los laboratorios.

—¿Qué significado tiene para usted haber llegado a ser la primera rectora electa de la Mixta?

—Es una sensación rara, pareciera que no fuera yo. Sí puedo afirmar que la Escuela es mi vida, mis hijos me dicen que es del único tema que hablo porque es en donde he crecido y pasado desde la adolescencia, son más de treinta años. Ahora en el Rectorado es una buena oportunidad para poner en práctica todas las ideas de las que me nutrí en todo este tiempo. Nunca trabajé en una escuela de la Provincia, es una convicción que tengo de joven porque creo que hay que trabajar en pos de la Mixta, que junto con la Universidad han sido mi único ámbito de trabajo. Es una alegría y un reconocimiento enorme de mis compañeros y los alumnos, de los que obtuve muchos votos, de un padrón de 140 electores, 103 fueron para nuestra lista.

—¿Cómo fue que decidió postularte al cargo de rectora?

—No es algo que tenía planeado. Fue Rosendo Villegas, un vicedirector de la época en que era alumna de la Escuela. Él me convenció la primera vez en 2012 para que fuera candidata. Charlando un día me dijo que había muchos problemas en la institución y que pensaba que yo tenía que ser la rectora. La verdad que nunca pensé estar en esta función.

—¿Qué es lo primero que va a hacer cuando asuma?

—Una jornada institucional inmediata con todos los sectores para refrescar los tres ejes de mi proyecto y empezar a ver de qué manera creen que podemos mejorar el clima institucional, que considero que es algo urgente para ponerse a trabajar.

—¿Qué le gustaría lograr durante su gestión?

—Que haya diálogo entre todos los sectores y que podamos ir felices a trabajar, que recuperemos un espacio al que considerábamos nuestra casa, prácticamente nuestra familia, donde nos conteníamos y ayudábamos. Queremos una escuela donde haya buen trato, diálogo, respeto y donde vayamos a trabajar felices.

—¿Qué diferencia hay entre un colegio preuniversitario y uno de la educación media?

—Está escrita en las leyes y en el Estatuto, la escuela media preuniversitaria forma a sus alumnos con capacidad crítica para que sean reflexivos, constructores de ciudadanía para el ingreso al nivel superior. Ésa es la consigna y la identidad de nuestra escuela.

—Un tema polémico es la gran cantidad de paros  docentes ¿qué opina al respecto?

—He hablado con los padres de los alumnos, tengo diálogo y creo que también hay que hacer una reunión con ellos apenas asuma. Hay un grupo de autoconvocados y otros de Aempri (Asociación de Padres y Amigos de la Escuela Normal Juan Pascual Pringles), con los que pienso reunirme constantemente, no sólo cuando asuma, para que ellos comprendan que la dinámica de la Escuela es de docentes en lucha y activos. La idea es que haya un día fijo para reunirnos con ellos para que hagan sus planteos.

—¿Cuenta con un equipo de trabajo?

—Estoy en el armado. En mi proyecto original pensé en un secretario académico para regular la departamentalización pero en el andar, creo que nos va a convenir formar un equipo de académicos de dos o tres personas y no contar con un secretario. Lo urgente es sacar los nuevos planes de estudio porque los actuales son de 1976, el único que se actualizó fue el de Ciencias Humanas en 1994.

—¿Qué demanda la época actual a la educación preuniversitaria?

—Por ejemplo, en el plan de estudio habría que reorganizar el bachillerato administrativo porque desde el punto de vista filosófico, epistemológico y cultural está fuera de lo que son los debates modernos. Si bien están en proceso de actualizarse, hace unos seis años que están en ese proceso, supongo que lo que falta es gestión académica. Una de las cosas que piden los alumnos es un bachillerato de arte.

—¿Tiene algún proyecto para realizar en común con el sistema educativo provincial?

—Proponemos reabrir las actividades de extensión los sábados, que en una época funcionaban pero se suspendieron entre el 2006 y 2007 aproximadamente. Cumplían una función de extensión a la comunidad, con muchos talleres que podían hacer los chicos de ésta y otras escuelas. Por eso una de mis ideas es crear la asociación de jubilados para ver qué ideas tienen para aportar y realizar con otras escuelas. Para todos esos proyectos no es necesario mucho dinero, sino organizarse y formar grupos que nos ayuden con esa tarea.

—¿Qué mensaje le dejaría a la comunidad de la Normal Mixta?

—De agradecimiento porque me ayudaron a formarme, a crecer, a ser quien soy ahora conteniéndome siempre. También a mis compañeros, amigos y a los que no lo son, también porque con ellos aprendí a respetar las diferencias. Por eso el mensaje es de profundo agradecimiento. Todos están con una enorme expectativa por el cambio de gestión, tras una lucha de dieciséis años.