Desde fines del año pasado, uno por uno, comenzaron a transformarse en una realidad los pedidos de detención que el fiscal Néstor Lucero había solicitado en setiembre contra seis sospechosos de la desaparición de Abel Roque Ortiz. El juez de instrucción Penal N° 2, Leandro Estrada, los hizo realidad. En una sola partida, procesó a la ex de Abel, la peluquera María Alejandra Espinosa, y a su amiga María Vázquez, por el homicidio del joven. Y, hace tres semanas, hizo lo mismo con el ex jefe de la Comisaría 9ª, Marcelo Cecilio Acevedo. Al que no sólo acusó de asesinato, sino también de asociación ilícita; una imputación que —ya anunció— se hará extensiva a las otras dos mujeres.
En la Unidad Regional II Metropolitana no son pocos los que también piensan que hay otras dos efectivos en la fuerza que tienen sus días contados, para vérselas con el juez al que no le tiembla la mano. Se trata de una oficial y una inspector.
Si bien, muchos rumorean que la lista de futuros detenidos no se agotará ahí, no dudan de que los nombres que siguen serán los de esas mujeres policías. Es más, creen que si hay alguien que en algún momento se quebrará y contará qué hicieron con Abel Ortiz y dónde está, serán ellas. Piensan eso porque el temor con el que cargan, luego de ver que hasta un comisario pudo caer, les ha ablandado la piel y temen más que nunca terminar haciéndole compañía al resto, en la Penitenciaría de San Luis.
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