Distinciones para respaldar más los talleres de robótica y ajedrez

Entre medallas, anécdotas y aplausos, el Gobierno demostró su fuerte interés por la robótica y el ajedrez. En un sencillo pero simbólico acto, en el día de la fundación de San Luis, Alberto Rodríguez Saá le otorgó la máxima distinción provincial, el premio “Pueblo Puntano de la Independencia”, a los chicos que salieron segundos en el "Súper Team" de la Robocup de Alemania, a los campeones argentinos de ajedrez y a la Universidad de La Punta (ULP), por ser la casa de estudios que enseña e impulsa estas actividades.

El encuentro arrancó con la entrega para los alumnos del taller de robótica, Ezequiel Córdoba, Lucas Orozco, Federico Cravero, Agustín Mazza, Juan Fernández, Guido Queiroz, Maximiliano Guerrido Otín y Lihuén Cabrera; para los maestros de las piezas blancas y negras, Diego Flores, Ayelén Martínez, Guadalupe Besso, Pablo Acosta, Claudia Amura; y al rector de la ULP, Fernando Salino. Y continuó con parte de la historia y las torres que respaldan estos logros.

El primer mandatario recordó cómo el entonces gobernador, Adolfo Rodríguez Saá, creó la ciudad de La Punta, junto a una universidad pensada para ofrecer grandes capacitaciones, para generar un puente con el mundo de la investigación y convertirse en el cerebro de la provincia.

“La era agraria duró más de 10 mil años, que es cuando hablamos de la época de la civilización, de los egipcios, los griegos, los persas; es la era donde se forman las ciudades y se organizan más o menos los estados. Después, a fines del Siglo XVIII aparece la era industrial, que duró casi 200 años. Y cuando cae el Muro de Berlín, aproximadamente, llegamos a la época donde el sistema de defensa de los Estados Unidos entrega una red de internet, y ahí aparece la era digital a una velocidad impresionante. Algunos decían que iba a durar 30 años, ¿y después?”, enfatizó el Gobernador a modo de introducción y siguió: “Ahora empezó la era de la robótica, y nadie se da cuenta, pero nosotros sí. Van aparecer en los diarios del mundo cada vez más noticias sobre esto, y en 2, 3, 5 años, vamos a estar totalmente parados sobre esto. Pero a mí me llena de orgullo saber que nosotros, en San Luis, estamos viviendo los desafíos de los tiempos. Por eso pido que los profesores traigan a los grandes maestros del mundo, y también enviemos a nuestros chicos a otros países. Sumemos cátedras del conocimiento, invadamos San Luis con el mundo de la robótica”.

Con el aplauso de todos los jóvenes principalmente, Rodríguez Saá pasó a hablar del ajedrez, su gran pasión. Contó cómo el juego estratégico lo marcó durante su adolescencia y madurez, al punto que hoy casi todas las noches hace algunas partidas por internet.

“Hace muchos años, en San Luis no teníamos posibilidad de estudiar o competir en un nivel superior, porque además no había libros; se jugaba por correspondencia. Pero la provincia siempre le tuvo ganas, por eso se practicaba en los clubes, en casas de familias, aunque igual éramos pocos. Y en Buenos Aires representé en un campeonato a la Facultad de Derecho... Es más, una vez jugué con Guadalupe en la televisión, y por suerte fue tablas”, explicó Rodríguez Saá para luego referirse a la organización de un certamen que marcó un quiebre para la provincia, allá por el 2005.

Consultado por el maestro internacional, Miguel Ángel Quinteros, sobre por qué no ofrecía a San Luis para ser sede del mundial, Alberto finalmente la postuló. Y pese a competir con Londres y Barcelona, el destino, la suerte o la habilidad del Gobierno, consiguieron que el torneo llegue a Potrero de los Funes. En tiempo récord construyeron la Caja de los Trebejos, y del 27 de setiembre al 13 de octubre jugadores de distintos países compitieron mientras millones de personas seguían las partidas por internet y veían la consagración del búlgaro Veselin Topalov.

“Creció tanto el ajedrez que pasamos de 800 chicos que lo jugaban a miles y miles en todos lados. Por eso esto también es un gran orgullo, porque ahora tenemos a San Luis en el podio del Campeonato Argentino. No se puede pedir más”, concluyó el Gobernador quien contó que a la hora de sentarse frente al tablero, le gusta llevar un juego abierto, aunque no reveló si prefiere blancas o negras.