“Es un descubrimiento muy importante a nivel mundial porque son especies muy escasas”

En nuestro país se descubrió al dinosaurio más grande del mundo, el “titanosaurio argentino”. Ahora, también encontraron restos fósiles del más antiguo del territorio nacional y una puntana integró el equipo de cinco científicos. Después de cuatro años de investigación, Laura Codorniú, docente de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) aseguró que el cráneo encontrado en Trelew, Chubut, es de un pterosaurio volador, que vivió hace más de 170 millones de años. La experta sostuvo que la reconstrucción en tres dimensiones permitió conocer la evolución de este espécimen. Fue bautizado como “Allkaruen Koi”, nombre tehuelche que significa "cerebro antiguo de la laguna".

En 2010, Codorniú recibió el premio de El Diario de la República por hallar en Chubut los restos de tres dinosaurios y descubrir el embrión de un reptil volador que vivió hace 100 años en Sierra de las Quijadas.

“Mis colegas de Chubut me invitaron a ser parte del equipo porque soy la única especialista de Argentina en reptiles voladores del periodo del mesozoico. A medida que fui avanzando y haciendo las observaciones de sus características, me di cuenta de que era un cráneo bastante importante porque tenía rasgos que lo ubicaban dentro de un intermedio evolutivo de los ptetosaurios”, explicó Codorniú.

La investigadora del Conicet mencionó que este espécimen, está dividido en dos grandes grupos, uno integrado por un reptil más chico de cola larga y el otro de mayor tamaño y de cola corta. Éste, estaría en el medio, es decir, presentó características de ambos.

“Es el más antiguo que se encontró en el país, del período jurásico medio y tenía el tinte de un descubrimiento muy importante a nivel mundial porque son muy escasos. Por eso, decidí invitar a una colega que estudia la neuroanatomía de varios vertebrados para que colabore con la investigación y viajamos a Alemania para hacer una tomografía computada del cráneo", detalló.

La doctora en Biología de la UNSL indicó que fue un trabajo muy complejo porque hicieron reproducciones digitales a nivel nanométrico (milésima de millonésima de metro) en una sucesión de fotos seguidas. Para entenderlo mejor, un milímetro es el equivalente a un millón de nanómetros. Después, con un software en Canadá, realizaron la reconstrucción tridimensional para poder observar más en detalle.

“En el hueso solamente sale el casco craneano pero por dentro estaba vacío. Con este estudio, le pudimos sacar un molde de la parte blanda. Pudimos descubrir, por ejemplo, cómo fueron los hemisferios cerebrales, los óvulos ópticos, el oído,  hasta inferir la postura de cabeza”, mencionó.

Codorniú aseguró que si no hubiese sido por la unión y colaboración de todos, la investigación no hubiese finalizado. También integraron el equipo de expertos Ariana Paulina Carabajal y Diego Pol, de Argentina; David Unwin, de Reino Unido y Oliver W. M. Rauhut, de Alemania.

“Cuando tuve en mis manos la reproducción 3D pude traérmelo a San Luis e investigarlo con los especímenes encontrados en Sierra de las Quijadas que están preservados en dos dimensiones. Se pueden observar pero es más difícil identificar caracteres. Al tener este cráneo, lo empecé a comparar y preparar bajo la lupa binocular y pude descubrir nuevos rasgos de los encontrados en la provincia”, mencionó.

La investigadora sostuvo que en San Luis hay una colección importante de pterosaurios. Incluso, se descubrió el primer embrión de esta especie a nivel mundial.

La pasión y la curiosidad llevaron a Codorniú a estudiar Ciencias Biológicas en la UNSL. Nacida en San Juan pero adoptada por San Luis, llegó en 1993. Confesó que su decisión por dedicarse a la Paleontología no fue planeada. “Me ofrecieron hacer mi tesis de doctorado sobre los peces fósiles encontrados en el Parque de Sierra de las Quijadas.  Como no contábamos con instalaciones ni museo, estuve un año trabajando en una habitación con mi lupa. Fue un trabajo artesanal”, recordó.