Amigos de la vida y también de las carreras. Hinchas de Ford, Chevrolet, Dodge y Torino que se cargan pero inmediatamente chocan las copas y se funden en un abrazo. De eso se trata este floclore.
Miles de fanáticos llegaron entre semana, algunos se instalaron el viernes, otros pudieron arribar ayer y debieron sufrir para encontrar un lugar donde instalarse. Hoy seguramente no entrará un alfiler cuando se dispute la Gran Final.
Y que decir de las cualidades culinarias del público presente: asados, costillares, lechones, pollos al disco y hasta unos mendocinos se animaron a un exquisito revuelto gramajo in situ para acompañar unas costillitas. Las banderas flamean en todo el perimetro del trazado puntano. Los hinchas se enloquecen cuando los pilotos devuelven el cariño pisando el acelerador y saludan con su mano por la pequeña ventanita que tiene cada máquina.
Son apasionados por el TC, hacen cientos de kilómetros para vivir una verdadera fiesta "tuerca".


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