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Una puntana perdió contacto con su familia siria, pero no se rinde

Por redacción
| 26 de septiembre de 2016
Angustia. "Quiero saber si están bien y ofrecerles mi casa, en caso de que quieran emigrar", reveló. | Foto: Alejandro Lorda

“Cuando me escribían me contaban que estaban muy bien, contentos. Querían conocerme. Pero después no supe más nada de ellos. Nunca más me escribieron. Les mandé muchos correos electrónicos y jamás me respondieron. Sólo quisiera saber si están bien”, dice la mujer y su mirada se pierde en el piso, preocupada. Su nombre es Miriam Beatriz Saá, es puntana, pero sus raíces son sirias y son esos antepasados, sus primos, tíos y tíos abuelos -que sólo conoce por fotos- los que la angustian. Desde poco antes del comienzo de la guerra le fue imposible contactarse con ellos y para peor, sus familiares viven en Alepo y Homs, dos de las ciudades arrasadas por los bombardeos.

 


En busca de ayuda para ver si logra dar con sus parientes y para conocer algo más del conflicto que sacude a Siria y convirtió a miles de sus ciudadanos en refugiados en busca de paz y trabajo, Miriam escuchó la disertación que la socióloga Cecilia Salino ofreció en la biblioteca “Los Libros de Charlie”. Allí, tras la charla, la mujer dialogó con El Diario de la República y contó sobre su búsqueda e intenciones.

 


“Soy nieta de sirio libaneses. Mi abuelo era de allá, llegó a la Argentina hace muchos años. Aquí, al llegar, lo rebautizaron Marcelino Saá, pero su apellido verdadero, y el nuestro, es Issa Khalil. Al parecer desembarcó en 1906 y su primer destino fue Buenos Aires, pero desde allí se trasladó hasta Catamarca donde consiguió trabajo en una maderera. Precisamente vino a San Luis a comprar álamos y allí fue cuando conoció a mi abuela, Florentina Gatica, una puntana nacida en Lomas Blancas. Se enamoró de ella y se quedó aquí para siempre. Ésa es la historia que ellos me contaron”, explicó Miriam.

 


“En total tuvieron once hijos y Farid Eugenio, mi papá, es uno de los mayores. Yo alcancé a conocer a mi abuelo. Tenía siete u ocho años cuando murió, pero siempre me hablaba de Siria y de la familia que había dejado allá. Por suerte tengo buena memoria y lo recuerdo todo. Desde siempre sentí que tenía una deuda con él: la de ponerme en contacto con su gente, mis parientes de Siria", subrayó.

 


"Siempre quise saber de sus hermanos, que son mis tíos abuelos y conocer a mis primos, al menos por fotos. Por eso decidí escribirles a la única dirección que atesoraban mis tías”, relató la mujer.

 


La primera carta tuvo respuesta. Eso ocurrió a principios de 2006. Durante ese año y en 2007 hubo cartas e incluso sus familiares sirios enviaron un DVD con las respectivas fotografías y nombres del árbol genealógico de los Issa Khalil. 

 


"Fue una emoción bárbara recibir esas cartas. Yo les escribí en castellano y ellos respondieron en árabe, lo que me obligó a traducir las cartas con gente de la sociedad sirio libanesa. En sus relatos me contaron cuántos eran y lo bien que estaban en ese momento", remarcó la mujer.

 


"Una parte de mi familia vivía en Homs y otra en Alepo, dos ciudades que sufren todavía los bombardeos. A mí me contestó Ednan Issa Khalil, un primo hermano de mi padre y tío mío. Tenía en ese momento setenta y cinco años y es abogado. Él tiene once hermanos, todos hijos de Mouhammad Abrahim Issa Khalil, quien era hermano de mi abuelo. Mis otros diez tíos se llaman Fátima, Malik, Zhurb, Mhedi, Ruwam, Nasr, Zahir, Husam, Wzalba y Alí. Son una familia numerosa y me pedían que viajara porque querían conocerme. En la familia hay abogados, doctores en química. Varios habían estudiado en la universidad de Damas. Por lo que en esa época me contaban que todo estaba bien. Había respeto y buena convivencia entre musulmanes y cristianos", relató Miriam.

 


Sin embargo con el conflicto bélico, perdió el contacto para siempre. No halló a ninguno de sus tíos en Facebook u otras redes sociales y sus correos electrónicos tampoco tuvieron respuestas. "Mandé más cartas, pero ya no me las contestaron. Me angustia mucho no saber nada de ellos, quisiera saber si están bien o si les pasó algo. He visto videos y fotos de barrios arrasados en Alepo y Homs, sus ciudades y me da mucho temor", expresó. 

 


Durante la disertación de Cecilia Salino, Miriam reveló su problema y funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones le ofrecieron ayuda. También la contactarán con la embajada argentina en Siria. "Sólo quisiera saber si están bien y decirles que, si lo necesitan, los recibiré en mi casa aquí en San Luis. Mi hogar es humilde, pero ellos son mi familia. Me angustia esta incertidumbre", cerró.  

 


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